El Cantar de los cantares

El Cantar de los cantares 

Comentario al artículo en el Observador de Juan Carlos Moreno Romo  

Como yegua uncida al carro del faraón 

Así eres a mis ojos amada mía. 

Tus mejillas se ven lindas con esos aros 

Y tu cuello entre collares. 

Te haremos aros de oro 

Con cuentas de plata. 

Cap.1 vers. 9-10-11    

¿Dicen que es cosa caduca y muerta, y la odian y desprecian?  

¿Por qué entonces se ocupan tanto, y tan insistentemente, y hasta con rabia de ella?   

¿De veras un grupo de «jóvenes» puede lanzar toda una campaña publicitaria como esa?  

¿De quiénes serán hijos esos «jóvenes», que por lo menos deben de tener muchos y muy «buenos» contactos?  

¿Qué «padrinos» tendrán que son «noticia»? 

Juan Carlos Moreno Romo 

Te contesto: 

El libro bíblico “El Cantar de los cantares” fue muy usado y “puesto de moda” por los eremitas, que sublimaron su entrega a Dios y a partir de allí, este libro se fue difundiendo entre los cristianos, sobre todo a partir del siglo octavo de nuestra era. 

A las palabras del texto no hay que tenerles miedo, siempre llegarán a su destino, el amor entre el hombre y Dios, para eso fueron escritas y su cumplimiento debe llegar, por lo menos esa es mi fe. 

¡Qué me bese con los besos de su boca!

Tus amores son un vino exquisito

Suave es el olor de tus perfumes

Y Tu nombre un bálsamo derramado 

Según mi fe católica, Las Sagradas Escrituras o La Biblia son libros inspirados por el Espíritu de Dios, el Paráclito, su interpretación esta en manos de los obispos que se encargan del magisterio dentro de la Iglesia. 

Pero aún así quisiera recordarle a mi amigo Juan Carlos Moreno Romo, que si “El Señor no vigila la ciudad, en vano cuidan los vigilantes”, que el perdón es cosa implícita en el cristiano y sobretodo que “el corazón del hombre solo Dios lo conoce”, “No juzguen y no serán juzgados”. 

Muchos han leído la obra poética de Juan de La Cruz y los amoríos de la reformadora del Carmelo, Teresa de Avila y su fe se ha incrementado, “no teman, no sean de poca fe”. 

Durante algunos años me tocó, a las cinco de la mañana diariamente, en un pueblo casi vacío, escuchar las obras de Teresa de Avila y del Cantar de los cantares, para comenzar la meditación con que iniciábamos el día. 

Si hubieras vivido la experiencia te hubieras dado cuenta que el entonces muy joven, 16 años, con todas las hormonas a flor de piel podía sublimar su amor y dirigirlo al amado, Dios. 

Levántate, compañera mía,

Hermosa mía.

Y ven por acá paloma mía  

¿Cuándo se realizará ese sueño?

 No lo se, pero si estoy cierto de que Dios esta en busca de una auténtica experiencia de amor y hay que estar prestos a ella.  

José Félix Zavala     

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