El inicio de la conquista espiritual de México

La Diócesis de Tlaxcala 

CONQUISTADORES Y EVANGELIZADORES   

El Viernes Santo, 22 de abril de 1519, al mando del capitán  Hernán Cortés, desembarcaron los españoles en el puerto de Veracruz y plantaron la Santa Cruz, de allá se dirigieron a México-Tenochtitlán.  

Los primeros aliados de los españoles fueron los indios de Zempoala, quienes aconsejaron a los españoles que tomaran el camino por Tlaxcala; entre tanto, Cortés envió embajadores para conseguir el paso por el territorio tlaxcalteca, el senado de Tlaxcala se negó a concederlo pero después de varias batallas con los españoles y sus aliados de Zempoala, Tlaxcala determinó hacer la alianza con ellos, esta se llevó a cabo en Tizatlán el 23 de septiembre de 1519, alianza que guardó el pueblo tlaxcalteca durante la Colonia hasta la consumación de la Independencia Mexicana en1821.  

Los Primeros evangelizadores.  

Con Hernán Cortés venían dos sacerdotes: fray Bartolomé de Olmedo, religioso mercedario y el clérigo  Juan Díaz, capellán de la Armada de Cortés; Juan Díaz ofició la primera misa, después que plantó la Santa Cruz, la armada española, trató de convertir a los naturales a la fe de Cristo, destruyendo en Zempoala los primeros “ídolos” que encontró a su paso. 

Cortés permaneció unos días en Tlaxcala para restablecerse, por segunda vez y ayudado por los tlaxcaltecas, logró conquistar la gran ciudad de Tenochtitlán, el 13 de agosto de 1521.  

La conquista, capitaneada por Hernán Cortés en nombre del emperador Carlos V, tuvo como principal objetivo la evangelización de los nuevos pueblos, que sometía a la corona de España.  

Así vemos en Zempoala…«Caía la tarde y en el aire quieto sonó la campana del Ave María». Los españoles se arrodillaron y Teuhtile y sus compañeros contemplaron desconcertados a aquellos temibles guerreros blancos humillándose ante la Cruz, todavía resonaban en los oídos de todos, las últimas palabras del Ave María, cuando Teuhtile preguntó a los españoles; a qué fin se humillaban ante aquel palo, Cortés lo oyó y el fraile de la Merced estaba presente, aquél le dijo, bien es ahora Padre, que hay buena materia para ello, que les demos a entender con nuestras lenguas las cosas tocante a nuestra santa fe.  

Aunque desde la llegada de los españoles se trató de convertir al Cristianismo estos pueblos de Tabasco y Zempoala; sin embargo fue en Tlaxcala en 1520 cuando Juan Díaz bautizó a los cuatro Senadores: Xicohténcatl recibió el nombre de Vicente; Maxixcatzin el de Lorenzo; Tlahuexolotzin se llamó Gonzalo y Zitlalpopócatl Bartolomé, fueron padrinos Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Andrés de Tapia, Gonzalo Sandoval y Cristóbal de Olid, este acto está representado en tres pinturas al óleo, que recuerdan el bautismo de los cuatro Senadores, una está en el colateral del altar mayor del templo de Ntra. Señora de la Asunción, Exconvento de San Francisco, hoy Catedral; otra en la parroquia de San José de la ciudad de Tlaxcala, en el altar mayor, y la tercera en el templo de San Esteban Tizatlán, sobre la puerta de la sacristía.  

Los primeros misioneros.  

El 13 de agosto de 1523 llegaron a la Nueva España los tres primeros misioneros Franciscanos:  

– Fray Juan de Tecto, natural de Gante, antiguo profesor de Teología en la Universidad de París por espacio de los 14 años, fue confesor de Carlos V y murió en 1525, acompañando a Cortés en su conquista a las Hibueras. 

– Fray Juan de Aora, natural de Flandes, mayor de edad (Johann Van den Auvera) permaneció en Texcoco y ahí murió. 

– Fray Pedro de Gante, hermano lego, originario de la ciudad de Yguen, fue el primero que enseñó a los naturales a leer, escribir, cantar y tocar instrumentos musicales, poco tiempo vivió en Tlaxcala, pues toda su vida la pasó en México (casi cincuenta años). 

En la ciudad de México edificó la capilla de San José para los naturales, tuvo escuela de pintura, carpintería, sastrería y herrería. Después de la muerte de fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, Carlos V le propuso el arzobispado de México, murió en 1572.   

Llegada de los doce franciscanos.  

El 25 de enero de 1524, salieron del puerto de Sanlúcar Barrameda, España, 12 franciscanos, enviados por el ministro general de la Orden de San Francisco, fray Francisco de los Ángeles, bajo la obediencia de fray Martín de Valencia, los otros once son: Fray Francisco de Soto, Fray Martín de la Coruña, Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, Fray García de Cisneros, Fray Juan de Rivas, Fray Francisco Jiménez, Fray Juan Juárez, Fray Luis de Fuensalida, Fray Toribio de Benavente “Motolinía”, estos diez eran sacerdotes,Fray Juan de Palos y Fray Andrés de Córdoba ( legos). 

En su viaje hacia México se detuvieron en Tlaxcala unos días, aquí fue donde Toribio de Benavente, al escuchar  por primera vez  la palabra “motolinía”, que en la lengua náhuatl significa «pobre», porque los naturales así quisieron llamar a los religiosos por verlos descalzos y con hábitos pobres y raídos, quiso llamarse Fray Toribio Motolinía, prosiguieron su marcha hacia Tenochtitlán a donde llegaron el 17 ó 18 de junio. 

Acerca de la recepción de los 12 Misioneros Franciscanos existen tres versiones:  

En la primera de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl que recoge la versión azteca, en la segunda  Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial del suceso y en la tercera  fray Gerónimo de Mendieta. 

Pasados 15 días de su llegada, los misioneros franciscanos celebraron su primer capítulo el día 2 de julio, festividad de la Visitación de Ntra. Señora. Los 12 misioneros, más los 3 anteriores, se distribuyeron en cuatro grupos para fundar los cuatro primeros monasterios franciscanos: México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo. 

En Tlaxcala el año de 1524 se fundó la primera escuela en El Continente Americano, actual Iglesia de Tizatlán, Tlax., sede del Señorío de Tizatlán y lugar de origen de los Beatos Antonio y Juan.  

A Tlaxcala le fueron asignados cuatro franciscanos: García de Cisneros, Martín de la Coruña, Andrés de Córdoba y, del cuarto, no sabemos su nombre, el éxito espiritual de la primera evangelización en Tlaxcala, como en los demás lugares de México, sin duda alguna se debe, en lo humano, a la dedicación,  y  de vida de estos primeros conquistadores espirituales. 

 «Verdaderas columnas de la Iglesia Mexicana» Juan Díaz, primer párroco y evangelizador de Tlaxcala, con Fray Bartolomé de Olmedo, mercedario.  

Después, de los primeros tres misioneros franciscanos arriba mencionados, ejercieron posteriormente su apostolado en Tlaxcala: Fray Martín de Valencia, Fray Toribio de Benavente o Motolinía, Fray Luis de Fuensalida; Fray Martín Sarmiento de Hojacastro, a quien Motolinía mandó en virtud de santa obediencia, que aceptara el obispado de Tlaxcala, después de la muerte de su primer obispo Fray Julián Garcés, O.P.; Fray Alonso de Escalona, Fray Bartolomé de Olmos, Fray Gerónimo de Mendieta, podemos afirmar con toda verdad que, durante el siglo XVI, estos son los primeros conquistadores espirituales de Tlaxcala  

El Obispado de Tlaxcala.  

El Papa León X, por bula del 24 de enero de 1518, fundó la abadía de Culúa para toda la Nueva España, quedó al frente de ella un clérigo llamado Benito Martín; como no se realizó, se le dio el curato de México.  

El mismo Pontífice, por medio de la bula «Sacri Apostolatus Ministerio» del 24 de enero de 1519, creó un obispado con el título de la B. Virgen María de los Remedios en Yucatán, este tampoco se ejecutó. 

El papa Clemente VII el 13 de octubre de 1525, por medio de la bula «Devotionis tuae Probata Sinceritas» creó el Obispado de Tlaxcala, este mismo Pontífice dio a Tlaxcala el título de ciudad; quedó suprimida la abadía de Culúa y el obispado de los Remedios de Yucatán. 

Fray Julián Garcés, O.P., fue el primer obispo de Tlaxcala. El cual había sido electo en 1519; gran humanista 

En 1526 fray Julián Garcés ejecutó las bulas en España y consagrado se presentó en Tlaxcala en 1527.  

La bula de Clemente VII declara, que por haberse pasado los cristianos a otra provincia interior llamada Temixtitlán y por convenir a la decencia de su cargo, a esta ciudad Temixtitlán «aut de aliis limítibus consignandis». Añade la bula, puesto que Carlos V desea que esta población, donde está el templo, sea llamada ciudad Carolina y que se erija en catedral, después de consultado el asunto y accediendo a los ruegos de Carlos V, para alabanza y gloria de Dios Todopoderoso, de su Madre la Gloriosísima Virgen María, con alegría de toda la corte celestial, con autoridad Apostólica y por el tenor de las presentes letras erigimos aquella iglesia en catedral».  

El obispo, por tanto, había de intitularse «Carolense», le instituye en todas las funciones de su oficio y le otorga las inmunidades, privilegios y gracias, que gozan las catedrales y obispos de España.  

Los límites de la diócesis serán los que señale Carlos V, rey de Castilla. Por el derecho de Patronato, el Papa concede al Rey la presentación de los sucesores en el obispado.  

Es necesario subrayar los términos de la bula, que dice: Temextitlán «aut de aliis limítibus consignandis» o de otros límites que se señalasen a voluntad (se entiende del Rey) atendido a esta frase, Carlos V expidió una cédula en Granada el 19 de septiembre de 1526. Al pie (calce) de la bula… de suplicación y expreso conocimiento del obispo fray Julián Garcés, señalamos por límites desde Yucatán, San Juan de Ulúa, Veracruz, la Villa de Medellín, desde el río Grijalva hasta Maltrata. 

Fray Julián Garcés nunca se consideró obispo de Temextitlán, sino de Tlaxcala.  

Hasta 1531 se firmó «Episcopus Carolensis» y durante algunos años fue el único obispo consagrado en Nueva España; Fray Juan de Zumárraga hasta que volvió a España fue consagrado, Carlos V, por cédula real dada en Burgos el 24 de enero de 1528 al obispo de Tlaxcala otorgó el cargo de protector de Indios. 

Tlaxcala se convierte en un centro importante de evangelización, no sólo para la antigua República, sino también para gran parte de la Nueva España y más aún se extiende hasta Guatemala, Honduras y Nicaragua, y por el norte, hasta lo que hoy son los Estados de San Luis Potosí, Durango, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León y parte de los Estados Unidos de Norte América.   

Orden de predicadores.  

Los religiosos dominicos llegaron a México el 23 de junio de 1526, ocho religiosos venían de Castilla, España y cuatro de la Isla de Santo Domingo, eran doce en total; cuatro de ellos al pisar estas tierras murieron, tres regresaron a España, de los cuales dos murieron en la travesía, vinieron bajo la obediencia del P. Ortiz; éste regresó a España en busca de nuevos religiosos. 

En 1528 llegaron cuarenta dominicos, de los primeros doce, sólo quedaron Fray Domingo de Betanzos, Fray Gonzalo Lucero y Fray Vicente de las Casas, probablemente Fray Bernardino de Minaya llegó en la segunda expedición.

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