«La Huasteca está de luto ya murió su huapanguero» lamentamos la muerte de Don Fortunato. Texto de Agustín Escobar Ledesma

La huasteca está de luto
se murió su huapanguero.
Ya no se oye aquel falsete
que es el alma del trovero.

El día de hoy, martes 8 de marzo de 2011, falleció en un accidente automovilístico, Fortunato Ramírez Camacho, uno de los mejores músicos huastecos de la Sierra Gorda queretana, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2005, en el rubro de Artes y Tradiciones Populares.
Descanse en paz don Nato.

IN MEMORIAM
FORTUNATO RAMÍREZ CAMACHO (1935-2011)*
Agustín Escobar Ledesma

Fortunato Ramírez Camacho, hijo natural del son huasteco nació en el año de 1935 en El Puerto Colorado, Pinal de Amoles, municipio serrano de Querétaro. Siendo todavía niño, su familia emigró a El Lindero, pequeña comunidad perteneciente a Jalpan, corazón de la Sierra Gorda de Querétaro. Fortunato apenas tuvo fuerzas, guiado por su padre, empezó a cultivar la tierra, la música y la poesía puesto que su padre tocaba el violín, creciendo entre notas musicales y esbeltas cañas de maíz. Mientras su papá uncía la yunta para barbechar, Fortunato confeccionaba sus propios instrumentos musicales con palos de mocoque.
En la adolescencia acompañó a su progenitor con la quinta huapanguera durante algunos años pero después fue iniciado por el músico Simón Castillo en el violín para formar, tiempo después, su propio trío de huapango.

Los dragones de Fortunato

El origen del nombre de su trío, “Fortunato y sus cometas”, Fortunato lo comenta con mucha jocosidad como es su estilo. Inicialmente Francisco Cabrera (q.e.p.d.) y Francisco Trejo Mejía, exsecretario del ayuntamiento de Jalpan, amigos de Fortunato, bautizaron, a petición del interesado, al trío con el que recién había formado. Su amigos sugirieron que denominaran al grupo como “Fortunato y sus dragones” porque tanto el jaranero como el de la quinta eran muy jetones, decían que de tan jetones que estaban parecían dragones, por eso le pusieron ese nombre. Por supuesto que los dragones se molestaron, no les gustó, en vista de lo cual, buscaron un segundo nombre para el trío y, como los dos músicos también eran gorditos y siempre andaban alrededor de Fortunato, decidieron ponerle “Fortunato y sus cometas”, fueron sus músicos originales, mucha gente ha pasado y se ha formado con Fortunato, el nombre del grupo tiene por lo menos 35 años, aunque Fortunato cumplió en abril de 2004, cincuenta años de violinista.

La escuela de Fortunato

Fortunato es un elemento fundamental en este proceso cultural de la Sierra Gorda queretana y en esa relación histórica que tiene con la huasteca. Su influencia en la región es amplia, la gente lo conoce en Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, lo que es la zona huasteca. Ha sido el impulsor del trío Los Jilgueros; Proceso Sánchez, Perfecto López y Abraham Hernández Tadeo quienes, han sido, de una o de otra manera, sus discípulos. Perfecto López comenta que cuando era niño, cuando cursaba la educación primaria en Valle Verde, narra que más de una vez su maestro lo sacó del salón de clases porque lo encontraba dibujando músicos, músicos panzones con instrumentos huastecos y, en el recreo, junto con sus compañeritos de clase armaban sus propios instrumentos y se ponían a tocar; prendían velitas como si fuera una velación y se ponían dizque a tocar. También escuchaba un disco viejo de Fortunato que sus papás tenían en casa. Otro caso similar fue el de Proceso Sánchez, oriundo de La Joyas, Bucareli, comunidad perteneciente al municipio de Pinal de Amoles, cuya referencia inmediata fue la música de Fortunato Ramírez Camacho.

Canto a lo divino

La música huasteca es alegre, dicharachera, festiva, tal y como son los serranos. La personalidad de Fortunato Ramírez Camacho cuadra a la perfección dentro de esta clasificación. Es tanta la alegría por la vida que, incluso, esta no desaparece ante la presencia de la muerte. También hay música para los santos, las vírgenes y para los difuntos. El músico cuenta que cuando apenas comenzaba en el oficio, le tocó a un difunto pero se puso tan nervioso que pensó que si no le gustaba, seguramente el muerto se iba a salir del cajón para reclamar por las malas notas. Ahora, después de cincuenta años en el oficio ya no se pone nervioso ante los muertos, ante los angelitos y menos ante los que andan vivitos y coleando.
La música para las divinidades, los difuntos y los angelitos es distinta que la de las fiestas, Fortunato tiene una guitarra que le canta a los angelitos y, cuando se ofrece tocar a la virgen o al Santo Niño, va en busca de otros músicos para que lo acompañen y contrata otro violinista porque son necesarios dos para estas ocasiones:

A los difuntos se les cantan los pasajes de la Pasión de Cristo, se les cantan poesías como las que compone don Guillermo Velázquez. Yo tengo una poesía para difuntos que dice “Cuando mi Jesús murió, la piedras se dividieron, el Orbe se conmovió”, a los angelitos, se les canta de los angelitos. En los ranchos se les cantan a los difuntos Los Alabados, pero ya en las ciudades eso no se usa, se ha perdido ya ni alabanzas se cantan. Yo me acuerdo que en aquellos tiempos toda la gente le cantaba al difunto puras alabanzas y ora ya son puros rezos. En el acompañamiento al panteón, a los angelitos se les tocan minuetes, yo toco todo eso. Los minuetes son para los angelitos, los santos y la virgen.

Canto a lo profano

Fortunato es el autor del huapango “La soledad” y que lo compuso en el año de 1958:

Lo hice pensando en mi mujer que le gusta mucho ir a la iglesia, ese huapango nació andando yo en mis huertas, con mi yunta, se me vino a la mente hacer algo y la letra del primer verso dice:
Si a misa fueres un día no quiero que te confieses

porque no me gustaría que ya lo hagas tantas veces
al cabo que tú eres mía, no es pecado que me beses.

Lo hice pensando en mi esposa que andaba en la iglesia y yo allá con la yunta, el verso sigue:
Triste, triste mi corazón estará por una joven que yo amo que se llama Soledad”.

Muchos ya grabaron ese huapango y dicen que es de ellos, pero no es cierto, yo lo compuse pero no lo registré en derechos de autor, al igual que “La Chiquita”, otro son huasteco que por a’i anda.

*Fortunato Ramírez Camacho, falleció en un lamentable accidente el 8 de Marzo de 2011, descanse en paz. El presente texto forma parte de la propuesta que la Unidad Regional de Culturas Populares-Querétaro, enviara para su candidatura al Premio Nacional de Ciencias y Artes 2005, en el campo de Artes y Tradiciones Populares, galardón al que se hizo acreedor.