Se encuentra al «Señor de Chiapa», con una antiguedad de 2,700 años, en una pirámide de Chiapa de Corzo

Se trata de un alto dignatario maya de Chiapa de Corzo y data de 2 mil 700 años: arqueólogo

Hallan “la tumba más antigua de Mesoamérica dentro de una pirámide”

Surge la hipótesis de que la cultura olmeca no fue un grupo humano, sino una estructura religiosa, afirma Emiliano Gallaga

La difusión e investigación en la zona todavía es escasa, señala

Collar de jade que forma parte de los ornamentos hallados en tumba de Chiapa de CorzoFoto Héctor Montaño/ INAH

Ana Mónica Rodríguez

La Jornada

La zona prehispánica de Chiapa de Corzo fue hallada la tumba de un alto dignatario maya que data de aproximadamente 2 mil 700 años, la cual es considerada “la más antigua de Mesoamérica emplazada dentro de una pirámide”.

El entierro del personaje llamado Señor de Chiapa fue descubierto por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) –durante la segunda temporada de campo en este sitio– junto con las osamentas de dos hombres, los cuales fueron sacrificados y colocados en torno al alto dignatario, aseveró Emiliano Gallaga, director de la zona arqueológica, quien dirige, con el estadunidense Bruce Bachan, esas investigaciones financiadas por National Geographic.

“Los sacrificados son un joven y un niño; el primero al parecer fue colocado o arrojado de último momento, porque fue hallado en una posición inusitada.”

Esa temporada de camporecientemente concluida, prosiguió el arqueólogo, también arrojó el descubrimiento de una tumba donde con los restos de una mujer –probablemente pareja del Señor de Chiapa–. Ambos personajes tenían entre 40 y 45 años, estaban ataviados de manera lujosa y en su ofrenda sobresalen miles de piezas de jade y espejos de pirita, inusuales para la época.

Ostentoso atavío

“El Señor de Chiapa –explicó Emiliano Gallaga– estaba enterrado a seis metros de profundidad dentro de la pirámide con dos sacrificados en su honor y entre los materiales asociados figuran 3 mil cuentas de jade, además de collar, faldellín con perlas de río, pulseras en los tobillos y rodillas.”

Además del “rico atavío”, el personaje ostenta una máscara ritual elaborada con una concha spondylus tallada con rasgos olmecas, los cuales se manifiestan en los ojos y la boca rasgados, hechos en obsidiana verde.

“La máscara podría ser el antecedente de una práctica ritual que se conserva hasta la época maya, como sucedió con la misma que fue puesta a Pakal.”

Esta serie de descubrimientos, explicó Gallaga, permiten inferir que desde “época temprana se tuvo una sociedad muy compleja, estratificada y con una presencia humana constante en el área, la cual perdura hasta la fecha”.

Incluso “existen claros indicios de presencia olmeca en la zona, lo cual habla de una temporalidad bastante temprana que en su momento se equiparó al desarrollo en La Venta, en Tabasco”.

Otro aspecto que revela Gallaga son las más de 120 hachas descubiertas en los dos complejos funerarios. “En la del señor de Chiapa destaca que fueron colocadas de forma horizontal y dirigidas hacia los cuatro puntos cardinales”.
Las investigaciones que se realizan en las estructuras 11 y 12 de Chiapa de Corzo proseguirán con el análisis de carbono 14, DNA y estroncio para corroborar datación, edades y establecer cronologías.

Estos estudios de laboratorio se efectuarán en el extranjero y los investigadores no estiman una fecha precisa para obtener los resultados.

Otro rasgo importante, dijo Gallaga, es que la unión de las estructuras 11 y 12 conforman un observatorio de gran tamaño.

“En el montículo 11 se colocaba el sumo sacerdote y en el 12 se observaban los distintos movimientos del Sol, los cuales marcaban los solsticios y se indicaba de esa manera las épocas de siembra.

“Quien tiene el conocimiento, tiene el poder”, agregó el arqueólogo del INAH.

Incluso, “este patrón arquitectónico en el observatorio y la plataforma es similar al de La Venta”.

Apoyo de National Geographic

Una de las características de Chiapa de Corzo es que no posee la espectacularidad de otras zonas arqueológicas del país, está rodeada de casas, carreteras y una empresa trasnacional instaló una fábrica muy cerca del área prehispánica.

Otro aspecto relevante es que a propósito de los hallazgos y las excavaciones se formuló la hipótesis de que la “cultura olmeca, considerada madre de las civilizaciones, no fue un grupo humano sino una estructura religiosa”.

Esto significa, añadió Emiliano Gallaga, que “varios grupos de diferente naturaleza compartieron un mismo patrón religioso y fuera de eso no ocurrió lo mismo con la lengua ni la cultura, pero sí las estructuras arquitectónicas”.

Esta sería la explicación de por qué “se han hallado vestigios olmecas en diversas regiones del país”.

La segunda temporada de exploraciones en el sitio prehispánico de Chiapa de Corzo fue financiada por National Geographic (aportó 50 mil dólares) y se tuvo apoyo del gobierno estadunidense y del INAH.

De la zona prehispánica de Chiapa de Corzo, manifestó el especialista, ha habido escasa difusión e investigación, por lo que a partir de esta segunda temporada empezamos a mostrar el sitio fuera del ámbito académico y desde una perspectiva arqueológica comienza a posicionarse en el ámbito turístico”.

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