A propósito de la Plaza exclusiva que se construye entre Jurica y Juriquilla

Hacienda y pueblo de Jurica

José Félix Zavala

El pueblo de Jurica está en el norte del Valle de Querétaro, a pocos kilómetros de la ciudad; existió una hacienda ahí desde el siglo XVI debido a la fertilidad de las tierras.

Jurica, antiguo asentamiento chichimeca, precolombino, conquistado por Conín, posteriormente hacienda y propiedad del cacicazgo de los Tapia.

Durante el siglo XVII poco a poco la austeridad cedió el paso a fincas en que había grandes casas de gruesos muros con techos de vigas, tiendas, santuarios, cobertizos, graneros y viviendas para los peones.

Las fincas rústicas que servían como obrajes, tenían una extensión también imponente.

El obraje de la Hacienda de Jurica, con sus 21 cuartos y una fachada sólidamente construida pareciera más bien una fortaleza inexpugnable.

Para fines del siglo XVIII algunas haciendas eran tan grandes como una población.

Las grandes haciendas del siglo XVIII en las cercanías de la ciudad de Querétaro eran Jurica, El Jofre, Buenavista, Atongo, Chichimequillas, La Griega, El Batán, Los Cues, Vigil, El Sauz, Galindo y La Llave

Muchos de los nombres de las más grandes haciendas del siglo XVIII vienen a ser los nombres de poblados de Querétaro.

De 1550 a 1580, por lo menos 22 personas adquirieron propiedades cerca de Querétaro. Este número aumentó rápidamente en las siguientes décadas.

Entre 1590 y 1630, 62 personas que eran dueñas de fincas rústicas aparecieron en los documentos locales; indudablemente era mayor el número total.

En los inicios del siglo XVII las fincas estaban casi deshabitadas. En unos cuantos edificios construidos apresuradamente, se almacenaba el grano y se guardaban los aperos agrícolas. En los corrales y pesebres se encerraba a los animales para la trasquila o la matanza.

Las casas más grandes, hechas de adobe, servían de habitaciones para unos cuantos peones indígenas y para sus vigilantes.

En 1743, Villaseñor y Sánchez contó 96 haciendas en la jurisdicción de Querétaro. Es posible que se haya referido a la Provincia de Querétaro, en lugar de la Jurisdicción de Querétaro o bien a una región en las inmediaciones de la ciudad. Esto haría más comprensible que el censo de 1791 registrara 63 haciendas en esa jurisdicción.

Esto también se ajusta más en términos generales a dos informes posteriores a 1800, uno del Corregidor Miguel Domínguez de 1802, en el que dijo que había en la Provincia 82 haciendas y otra de los registros fiscales de 1808 en lo que se hace una lista de 90 haciendas que tenían indios tributarios en la Provincia, y además 114 labores y 34 ranchos.

Después de la Independencia, en el nuevo estado de Querétaro había 124 haciendas y 392 ranchos.

Estas cifras nos dan a conocer el número aproximado de fincas en diversas épocas; pero debido a la incertidumbre de las jurisdicciones administrativas y del empleo del término hacienda, se deben interpretar en un sentido general y no como totales absolutos.

Estos probablemente se fueron formando en los últimos años del siglo XVIII y al principiar el siglo XIX respecto de los ubicados al norte de México. La mayor parte de las haciendas tenían interés en convertirse en poblados independientes.

La Corona alentó la creación de los poblados con la esperanza de aumentar así la eficiencia de la administración y continuar con la colonización. Parece que estas consideraciones son aplicables al caso Querétaro.

Hay tendencia contradictoria entre el incremento del aislamiento y la autonomía de las fincas, o sea el firme establecimiento de la tradición semi feudal de las grandes fincas del norte.

Querétaro demuestra todo lo contrario, ya que siguieron siendo importantes las perspectivas comerciales y las conexiones inter regionales de las haciendas.

Por otro lado, también se habla de que el Convento de San Francisco de la Ciudad de Querétaro tenía una capellanía en ese pueblo y hacienda que fundó Baltazar Rodríguez.

Es bien sabido que a pesar del amparo que les concediera el Virrey Luis de Velasco a los chichimecas radicados en Jurica, Conín, conocido por los españoles como Don Hernando de Tapia, se salió con la suya, pues para 1601, pocos años antes de su muerte, Jurica estaba en manos de su hija María de Tapia, quien además de asumir gran parte de la fortuna de los Tapia, realizó una donación para la fundación del Convento de Santa Clara, ya que su última heredera Luisa del Espíritu Santo nieta de Conín, fue la patrona de ese grandioso convento.

Se sabe que para 1564, gran parte de los diferentes grupos chichimecas, en pleno del conflicto bélico llamado “La Guerra Chichimeca”, que va de 1550 a 1600, los indios aliados a Conín estaban colonizando el bajío e integrándose al nuevo orden social en lugares como Querétaro, San Miguel El Grande y los Apaseos, entre muchas otras poblaciones.

Existe en el Archivo General de la Nación, en el Ramo de Mercedes, un mandamiento de amparo contra Conín, propuesto por los Chichimecas que poblaban en ese entonces Jurica, que proporciona información valiosa sobre el proceso de colonización de esta región.

Dice el texto del amparo “Yo, Don Luis de Velasco, Virrey… por cuanto soy informado que unos indios chichimecas están poblados y cada día vienen a poblar una tierra llamada de Jurica en la comarca de Querétaro y que estando como están ahí, poblando, Don Hernando de Tapia (Conín) cacique que dice ser del dicho pueblo, por su interés y por tomarles las tierras en que están poblados, procura con mañas y cautelas que para ello tiene de despoblarlos y mudarlos del dicho sitio, haciendo para ello algunas vejaciones y molestias, cuyo agravio reciben los aborígenes y porque no es justo que siendo como son los dichos indios personas libres y vasallos de su majestad, por el dicho Don Hernando ni por otras personas se les haga ningunas fuerzas ni otras vejaciones.

Por la presente en su Real Nombre amparo a los dichos indios chichimecas que están poblados y se poblaren en dicha tierra que así se llama de Jurica, y mando que el dicho Don Hernando ni otras por sí ni por interposición personal no los echen ni despueblen de la dicha tierra y libremente les dejen estar en ella como personas libres.

Si el dicho Don Hernando u otra persona tuviere algún derecho a la tierra, pida su justicia en el pueblo de Querétaro, al cual mando que de hecho no permita ni dé lugar, a que los dichos indios reciban agravio o que tengan causa de quejarse y haga guardar lo dicho en este mandamiento, amparando como lo he dicho a los dichos indios que estuvieren poblados y se poblaren en la dicha tierra en la posición que tuvieren”

Hecho en México, 31 de Enero de 1564

Don Luis de Velasco. Por mandato de su Señoría Antonio de Turcios.

La familia Tapia, tanto los hombres como las mujeres, desempeñaron un papel muy importante en la colonización del bajío oriental, aún con anterioridad a la fundación de Querétaro, y Conín sirvió de eslabón entre el Bajío y el Valle de México después de la fundación de la misma y sus familiares contribuyeron a la unión entre los colonizados y los no colonizados, entre las poblaciones y las pequeñas comunidades, entre los españoles y los indios; por lo que la familia Tapia para los colonizadores del norte fue esencial.

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