En México existen 6 millones de localidades con mnos de 250 habitantes y su aislaminto ponen en riezgo nuestro patrimonio y tradiciones

Un pequeño sector mantiene viva la generación artesanal de productos como tequila y quesos

En riesgo, patrimonio y tradiciones nacionales ante aislamiento de poblados, alertan expertos
Con las denominaciones de origen, ahora deben competir con trasnacionales: Colmich y Ciesas

Campos de agave en Tequila, Jalisco. Imagen de 1999Foto Heiko Meyer
Laura Poy Solano

Periódico La Jornada
Domingo 10 de julio de 2011, p. 36
En México se corre el riesgo de perder el patrimonio cultural y las tradiciones productivas de cientos de pequeñas comunidades rurales ante el creciente despoblamiento –en todo el territorio nacional– de localidades con menos de 100 habitantes, advirtieron investigadores de El Colegio de Michoacán (Colmich) y del Centro de Investigaciones y de Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas).

Señalaron que las condiciones de aislamiento y marginación que enfrentan las poblaciones ubicadas en zonas de difícil acceso en sierras, cañadas o montañas, debido a que carecen de vías “modernas” de comunicación, han generado que muchos pobladores decidan migrar por la falta de servicios, pero “hay un pequeño sector que resiste y mantiene vivos sistemas productivos artesanales que involucran tradiciones y saberes ancentrales que son un patrimonio cultural intangible que estamos en riesgo de ver desaparecer”.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, en México existen 159 mil 820 localidades con menos de 250 habitantes, en las que viven 5 millones 743 mil personas. Chiapas, Veracruz y Oaxaca concentran la mayor dispersión poblacional, con un total de 41 mil 998 comunidades con pocos pobladores. En contraste, en el Censo de Población y Vivienda 2000 se reportó un total de 148 mil 579 localidades con menos de 100 habitantes.

Esteban Barragán López, investigador del Colmich, afirmó que el despoblamiento creciente de las zonas serranas del país es un fenómeno que no es exclusivo de nuestra nación, pero que se hace “cada vez más evidente, pues el modelo urbano-industrial que impera en México como eje de desarrollo presiona a los habitantes de estas comunidades a migrar, tanto por la falta de servicios como de oportunidades de empleo mejor remunerado”.

Sin embargo, enfatizó que existen poblados que “se resisten a desaparecer porque tienen una forma de vida, de elaboración de productos artesanales que son resultado de un conocimiento acumulado durante siglos, los cuales, en un primer momento, se hacen para autoconsumo, pero el excedente puede ser comercializado”.

Denominación de origen, oportunidad y riesgo

En entrevista con La Jornada, explicó que en el caso de la sierra Jalmich, ubicada entre los estados de Jalisco y Michoacán, se estima que hay poco más de 5 mil habitantes en pequeñas localidades, que representan apenas una tercera parte de la población que había en la zona a mediados del siglo pasado.
Sus habitantes –indicó– mantienen viva la tradición para producir el queso Cotija de forma artesanal, lo que en 2005 los llevó a obtener la marca colectiva Cotija Región de Origen. No obstante –dijo–, debido a “vacíos” en la legislación se carece de medidas para la protección de productos artesanales de alta calidad que son “difíciles de llevar al mercado, pues se pretende imponer los mismos requerimientos de elaboración que aquellos usados por los modelos industriales, y que no son factibles de aplicar en pequeñas rancherías”.

Frente a las oportunidades que puede ofrecer el obtener una “denominación de origen” que proteja la forma tradicional en la elaboración de diversos productos, José de Jesús Hernández, investigador del Ciesas-Occidente, afirmó que “no todos son casos de éxito. En Jalisco, la producción industrial de tequila ha puesto en riesgo la elaboración artesanal de esta bebida, pues la atención se ha centrado en el producto y no en quienes lo elaboran”.

Destacó que la sobrexplotación de las regiones Arandas-Atotonilco y Amatitán-Tequila, en Jalisco, donde se ubica la zona de producción tequilera protegida por la “denominación de origen”, enfrenta un proceso de erosión y contaminación de suelos, lo que ha disminuido su rendimiento en la siembra agavera, mientras otras localidades del sur y el norte de la entidad con una “larga tradición en la elaboración de tequilas artesanales no pueden competir con un mercado dominado por las trasnacionales”.

Por ello, consideró que la “denominación de origen”, que se establece bajo criterios geográficos, “no debe restringir ni limitar a los pequeños productores artesanales, cuando obtienen tequila de la mejor calidad y sin dañar el entorno ambiental”.

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