¡Queretarooo! ¡Vamonooos!

¡Querétarooo!                                 ¡Váaamonooos….!  “Yo soy rielera y tengo a mi Juan…Y cuando me dicen Que ya se va el trenAdiós mi rieleraYa se va tu Juan” 

El tren llega a Querétaro en 1882 y se estaciona junto a la vieja Alameda pasada la una de la tarde, esa Alameda incompleta, mutilada, encerrada, sueño inconcluso del último  Corregidor, planes no realizados, como el sueño de esta ciudad de tener una Catedral ex profeso.

  

20 años más tarde, el 8 de noviembre de 1901 a las 13:35 horas llegará a La estación el tren venido de México y a las 14:45 el venido de San Luis Potosí. ¡Querétarooo!. Estación a 1813.2 metros de altura sobre el nivel del mar, pero desde luego, contando la altura de los rieles, a 268 kilómetros de la ciudad de México y a 1023.6 de la ciudad de Laredo.

  “Y en la estación… sonó la locomotoraYa llegó Francisco Villa” 

Construida La Estación en La Otra Banda, en un edificio al estilo “americano”, donde los cherifes, aparecen junto a la Llorona, espantando a los habitantes del Cerrito, de San Sebastián y anexas. Silbidos del ferrocarril, que junto con los campanarios y las fábricas interrumpen la meditación de los numerosos conventos, templos y capillas que existen en esta ciudad y aumentan la algarabía de los asiduos clientes de la “La Atómica” y “El Cachete”.

  

Frente a “Chava Invita” se encuentra este viejo edificio, no se bien a bien si se parece a los de oeste americano o a los edificios ingleses de fines del siglo XlX, lo cierto es que en mi Querétaro se le conoce como “La Estación”.

  En tu provincia de reloj en velaLas campanadas caen como centavos 

Vigas, duelas, herrería de punto, vueltos obra de arte, lugar de espera y de llegada,   que se acompaña con maquinistas, garroteros, boleteros, máquinas de carbón, de diesel y  numerosos trabajadores.

  “Y si Adelita se fuera con otro……la seguiría si por tierraEn un tren militar” 

Llegadas de trenes de pasajeros, de carga, de carrancistas, de villistas, de obregonistas, de catrines que miran su reloj de mano. Imagen ordinaria de este lugar. El tren llamado El Queretano, otro La Burrita, el más moderno El Águila Azteca. Serán nombres de trenes reconocidos entre los queretanos, hasta por su horario de pasada, relojes vueltos trenes.

  

Nos dejarán una máquina como monumento a un rato de progreso, de invasiones y saqueos a nuestra ciudad, de llegada de catrines con sombrero de bombín, de sueño en un Querétaro en desgracia.

  El tren va por la víaComo aguinaldo de juguetería 

La Estación significará para Querétaro el principio del progreso, desde que en 1982 llegara el primer tren a un costado de lo que ahora conocemos por La Alameda, aunque allí los árboles paguen la condena de estar cercados.

  

La Estación significa caminar junto al Jardín de Los Platitos, donde los hoteles abundaron para dar hospedaje a los viajeros de la modernidad.

  En el barullo de las estacionesCon tu mirada mestiza, ponesLa inmensidad sobre los corazones 

La Estación significa el paseo dominguero para que los niños vean pasar, llegar y partir, al tren. Quedarán los olores y los ruidos marcando  los oídos de las generaciones venideras.

  

La Estación significa vendedores de aretes y piedras semipreciosas sacadas de las minas del semidesierto queretano, junto a los tacos, los huevos cocidos y las gaseosas, repartidas entre la gente de Segunda Clase, los del Pullman irán al comedor del tren.

  La Estación es el lugar cercano de las pulquerías y refugio del “escuadrón de la muerte”. 

La Estación significa un silbato que entra en todas las conciencias de esta ciudad, acostumbrada a principios del siglo XlX y mitad primera del siglo XX, al silencio.

  Tu barro suena a plataLas madrugadasA santo olor de panadería 

La Estación son los alcanfores, parque arbolado, donde a su lado y en vagones abandonados vivirán las familias de los trabajadores del riel y abundarán entre la pobreza las macetas multicolores.

  

La Estación es la llegada de quién esto escribe y en el estribo Miguel de la Madrid, Presidente en esos momentos de México y Mariano Palacios Alcocer, quién junto con la prensa e invitados esperara en la estación de San Juan del Río a su invitado para recorrer la vía electrificada en el sueño de un “súper tren” que nunca llegó.

  

La Estación, fue y es, como  todo  ha sido Querétaro “la garganta de tierra adentro”, desgracia y  gloria para este pueblo. Donde las vías daban paso al ferrocarril hacia Tampico o el Golfo de México, hacia Nuevo Laredo, hacia  el Paso del Norte, mejor conocido como Ciudad Juárez, hacia Mexicali, pasando por Guadalajara, el Pacífico, el Mar de Cortés y por fin el Norte.

 

  • México — Querétaro — San Luis Potosí — Tampico
  • México — Querétaro — Guadalajara — Manzanillo — Mexicali
  • México — Querétaro — Ciudad Juárez
  • México — Querétaro — Nuevo Laredo

 El servicio de carga,  transporta contenedores y cajas de trailer, se encuentra una terminal anexa del mismo estilo con  Aduana Interior  y  la estación central  de pasajeros es del siglo pasado, al estilo de los Ingleses o del viejo Oeste Norteamericano, en cantera rosa de la región y madera, contrastada con una elegante herrería de punto. Por algún tiempo corrió el tren rápido.