En mi 60 aniversario, un gran agradecimiento al J·Tatic

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Samuel Ruiz García, Obispo

José Félix Zavala 

“Necesidad de ser plenamente Ig

lesia particular” 

El hombre que daría vuelco al episcopado mexicano y latinoamericano, Samuel Ruiz García, nació en la ciudad de Irapuato, Gto. El 3 de noviembre de 1924 en la trastienda de una abarrotera de barrio “en LA Bola” del agua, en la calle de Guanajuato 340. 

Hijo de Don Maclovio Ruiz, bracero, sinarquista, caballero de Colón, cristero y de Doña Lupita García, migrante también. 

Destinado por sus padres al sacerdocio, entró al seminario en la ciudad de león a los 13 años de edad, después de haber asistido a la primaria con las Hermanas del sagrado Corazón en Irapuato.  

Al terminar sus estudios en 1947 fue enviado a Roma a especializarse en Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana y en Sagrada Escritura en el Instituto Bíblico,  también en la ciudad eterna. 

A su regreso fue maestro del seminario de León,  dos años más tarde su rector y a los 35 años preconizado por el Papa Juan XXlll, obispo de Las Chiapas.  

“Nuestra Iglesia particular esta llena de tristezas, angustias, penas y dolores y queda ampliamente ilustrado por las violencias de la conquista española, la explotación y postración de la colonia, que duró trescientos años, y por la sumisión, marginación y continuación de un sistema sociopolítico, cultural y religioso que no se les propuso a los indígenas durante los doscientos años que siguieron” 

“Desde el comenzar de los años 60s. Percibíamos que teníamos el deber de convertirnos en una de las que El Concilio llama Iglesias locales o Iglesias particulares. Estas, como lo enseñan los Padres Sinodales, tienen una disciplina propia, unos ritos litúrgicos y un patrimonio teológico y espiritual propios”. 

“En San Cristóbal de las Casas no existe aún una Iglesia autóctona, como lo desea el Concilio y como lo deseamos también nosotros” 

“Nuestra Iglesia quiso ser desde Fray Bartolomé de las Casas, como también lo han querido ser los últimos pontífices, solidarios con nuestra causa, que es la causa del pueblo humilde, la de la gente pobre” 

“Conocemos los esfuerzos históricos, sociales, culturales, catequéticos y de diálogo de los primeros dominicos para lograr que las iglesias particulares se esmeren en adaptarse, realizando el esfuerzo de un trasvasamento del mensaje evangélico al lenguaje antropológico y a los símbolos de la cultura en que se inserta” 

“Una de las características fundamentales de las iglesias autóctonas es que tienen clero y jerarquía propias”. 

“Se va viendo que Iglesia autóctona y clero autóctono son dos entidades que no pueden crecer independientemente una de la otra y que requieren la creación de sus propios caminos en comunión, evidentemente, con la Iglesia universal”. 

Samuel Ruiz García. Obispo.1999  

Samuel Ruiz García tomó posesión como Obispo de Las Chiapas, el 25 de enero de 1960, siendo recibido con gran pompa desde el Istmo de Tehuantepec hasta la ciudad de San Cristóbal, en la catedral. 

Durante el trayecto hubo festejos todo el camino, arcos de triunfo, vallas humanas, letreros de bienvenida, lluvia de flores, las casas adornadas, marimbas, guardias suizos, cortejos de jóvenes, etc. 

Llegó revestido de una cauda de cinco metros de largo, tunicela, roquete y bonete. 

Lo acompañaron El Arzobispo de Yucatán Fernando Ruiz Solórzano, los obispos de Tehuantepec J. Jesús Clemente Alba Palacios, de Tapachula Adolfo Hernández Hurtado, el emérito de Chiapas Lucio Torreblanca y el de ciudad Obregón José Torres Castañeda. 

Existe una crónica de la toma de posesión en el boletín “Junta Diocesana de Chiapas”, donde se nos dice que se leyó las Bula del papa Juan XXlll donde lo nombra Obispo de Las Chiapas, se da cuenta de la asistencia de la schola cantorum del seminario que interpretó la misa “Brevis”, la entrega del báculo y el anillo, la imposición de la Mitra y su entronización. 

En el adiós de 1999, su adiós a la ya diócesis de San Cristóbal. En las plazas de los poblados se van juntando los indígenas para darle la despedida, miles y miles bajaron de la oscuridad de la selva, las mujeres discretas están alrededor del kiosco. 

Los letreros ahora dicen: “Gracias tatic por estos 40 años al lado del pueblo indígena”, Don Samuel va vestido ahora de pantalón de gabardina, una chamarra, una boina, se escuchan las campanas y los cohetes y el obispo se sube a una camioneta descubierta como a su llegada, que rueda con lentitud. 

Tras él un río de gentes, Yajalón, Tumbalá, Oxchuc, Tila, Ocosingo, Comitán, San Cristóbal. Desde banquetas y ventanas, puertas y azoteas. La multitud maneja manojos de crisantemos, rosas, tulipanes y van vestidos de huaraches o descalzos. 

Es el Caminante del Mayab, El Sol, el que se va, mitrado de colores de Zinacantan, Chamula, Tzeltal, en sus pies juncia y se levantan crucifijos e imágenes para ser bendecidas. 

Trabajar por la paz, eso haré…dice

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