Gabriel Zaid en Querétaro; Julio Figueroa

Zaid en Querétaro 2004-2008

 

Julio Figueroa

 

    

Ya dije que el primer texto que escribí sobre el Caso BMW fue en diciembre de 2004. Por un lado se apoya en el espejo crítico que construye Gabriel Zaid, a propósito de la triste noche de Tlatelolco del 68, y por el otro en el primer relato que tuve de lo que pudo haber sucedido la madrugada del sábado 27 de noviembre de 2004. Ambos textos son un doble espejo queretano: ¿nos veremos en él o romperemos el espejo o desviaremos la mirada? Va el original sin añadir ni quitar nada, compuesto en un ciber público de la ciudad de México: País de los Pedos. Pedos por todos lados. Pedos de todos tipos.  

 

     Ingeniero, ensayista crítico y poeta, Gabriel Zaid cumple 75 años el próximo 24 de enero y es un de nuestros grandes autores vivos mexicanos. Yo lo celebro leyéndolo y releyéndolo. “Cuervos” es uno de sus más celebrados poemas. “Alba de proa” es otro de mis favoritos. Varios más: “Práctica mortal”, “Canción de seguimiento”, “Maidenform”, “Teofanías”, “Koan”, “Ipanema”, “Reloj de sol”… “Desperté”… Una docena. Memorables todos. Gabriel Zaid, poeta y ensayista y lector. No se deja fotografiar porque no quiere ser un personaje, sólo quiere ser conocido por sus letras. Gabriel Zaid en Diálogo Queretano, sin miedo a la crítica pública democrática. (Qro. Qro., 3-XII-2008).  

 

     CUERVOS

 

     “Se oye una lengua muerta: paraké.

     Un portazo en la noche: para qué.

     Tienes razón: para qué.

     Hay diferencias de temperatura

     y sopla un leve para qué.

 

     Un silencio podrido

     atrae los paraqués.

 

     Parapeto asesino: para qué.

     Cerrojo del silencio: para qué.

     Graznidos carniceros: pa-ra-qué, pa-ra-qué.

 

     Un revolver vacía todos sus paraqués.

     Humea una taza negra de café.”

 

     ELOGIO DE LO MISMO 

     “¡Qué extraño es lo mismo!     Descubrir lo mismo.     Llegar a lo mismo. 

     ¡Cielos de lo mismo!     Perderse en lo mismo.     Encontrarse en lo mismo. 

     ¡Oh, mismo inagotable!     Danos siempre lo mismo.” 

     ALBA DE PROA 

     “Navegar,                      navegar.     Ir es encontrar.     Todo ha nacido a ver.     Todo está por llegar.     Todo está por romper      a cantar.”                  

 ZAID en QUERÉTARO

  

Doble espejo queretano

  

     NOTA

 

    

Va aquí un doble espejo queretano, tal vez mexicano, humano y doliente. ¿Seremos capaces de vernos en él? ¿Quién se atreve a decir que no somos parte del cuadro que vemos? ¿Quién se atreve a romper el espejo bonito y hacer un cuadro real? El primer texto, editado, es de Gabriel Zaid. En el segundo su autor decidió omitir su nombre. Este escriba responde por la fuente y por lo que aquí se publica. “Si lo sabe Dios, que lo sepa todo el mundo”. Entiendo que hay una vida rota, y otra, desgraciada, en desgracia y en apuros. ¿Qué hacer como sociedad? Que esto sea de provecho público, no de rumores en lo oscurito. Los hechos públicos tienen que ser realmente públicos, es la enseñanza de Zaid.  

Julio Figueroa

 

País de los Pedos,diciembre 2004  

    

MIEDO Y HOMICIDIO  

     Dice Gabriel Zaid : 

     –Quisiéramos olvidar lo que pasó esa noche. ¿Cómo vivir contemplando ese espejo que nos echa en cara tanta muerte? Hay otros homicidas, aparte de quien disparó. Y no sólo aquel cuya participación nunca será investigada. También nosotros, que damos por supuesto que en nuestra conciencia no hay nada que investigar.     

     –En México somos incapaces de decirnos, amistosa, respetuosa o al menos inteligentemente, ciertas verdades. No tenemos práctica, no tenemos facilidad. Hacer, recibir o presenciar una crítica, la menor crítica, nos hace sentirnos mal. Nos hace entrar en crisis, y no en la crisis de un replanteamiento (que le daría sentido a la crítica) sino en la crisis de una explosión emocional. Parecería que el mundo se derrumba, que el cielo estalla en “melancolías y cóleras” de insultos, truenos y tempestades; y que corre, no agua, sino sangre, inundándolo todo. Al final, queda, no todo más despejado, como sería de esperarse en un buen proceso crítico, sino todo manchado, rencoroso, infame. 

     –Por eso es tan difícil criticar, amistosa, respetuosa o inteligentemente: el contexto social hace que uno se sienta un asesino por el mero hecho de criticar.  

     –¡Cuánto más decoroso es callar o eliminar al otro de verdad! ¡Qué refinada cortesía puede haber en el homicidio! ¡Si el mundo comprendiera que nuestros homicidios son realmente una especie de pudor!  

     –Alguna relación debe haber entre las refinadas prácticas de cortesía y las estadísticas de muerte por homicidio en México. Entre el escrúpulo de no tocar “ni con el pétalo de una rosa” a una mujer y el negarle capacidad de discusión. Entre la exquisita evasión de la verdad entre amigos y la violenta negación del otro que llega a suprimirlo. Entre el terror a la crítica y la falta de terror al homicidio.  

     –Somos capaces de ahogar en sangre una discusión, para volver a ser corteses y restablecer la normalidad: la omisión de la verdad ante quienes pudieran sentirse mal. ¿Cómo vamos a herirnos ni con la más remota crítica? ¡Matar, antes que ofender! Y, recíprocamente, la defensa propia incluye la de un espacio sagrado inviolable, íntimo y “oficial”, que no puede ser amenazado sin suscitar reflejos asesinos. Estamos dispuestos a matarnos antes que a franquearnos…  

     –¡Qué bueno que Elena no crea en el chisme, el silencio o los balazos, sino en la publicación! ¡Qué bueno que haya tenido el valor de enfrentarse al espejo de esa noche horrenda… recomponiendo la explosión en la memoria colectiva, recomponiendo el espejo roto en mil pedazos por nuestra furia y nuestro desconsuelo!  

     –No sanaremos de esa muerte mientras no bajemos al infierno de esa noche hundida en la zona de nuestras vergüenzas. Mientras creamos que todo fue una pesadilla que afortunadamente ya pasó. Mientras creamos que la represión y el homicidio son una mancha horrenda nada más de los otros, sin ver en nuestra falsa cortesía, en nuestra falta de valor civil, en nuestro terror de tocar, ni con la más remota crítica, a nadie, desde nuestros íntimos hasta los personajes públicos. Mientras la crítica no pueda ser más que chisme, insulto, balazos o autocrítica desde arriba.  

Fuente:“Pudores homicidas”, Gabriel Zaid (editado),en Cómo leer en bicicleta, Joaquín Mortiz, México, 1975, pp. 92-94.   

    

CRIMEN, MIEDO E IMPUNIDAD  

     (En tiempos del cambio)

 

      De autor queretano que guarda su nombre

 

     Tengo razones familiares para pedir discreción sobre esta información. Algún día se las platicaré. Por ahora sólo ruego mantenerme ajeno al siguiente relato.

     Uno o dos días después de iniciada la Feria de Querétaro (26 noviembre), cerca de las dos de la mañana, un auto Tsuru Nissan con cuatro jóvenes a bordo se le cierra en una calle a una camioneta BMW negra. Al parecer se da una persecución que termina cuando el conductor del lujoso vehículo (que no cuesta menos de 60 mil dólares) se baja furioso y con violencia desmedida saca de su automóvil al joven conductor y con una pistola 9mm (de uso exclusivo del ejército) le pega en la cabeza. El “copiloto” se baja y le grita al hombre que no golpee a su amigo que yace en el suelo. Los testigos dicen que en la BMW una mujer grita desesperada para que el hombre (al parecer su esposo) cese de golpear al joven que sigue en el piso. El “copiloto” al ver que su amigo sigue siendo golpeado se abalanza contra el hombre. El hombre parece drogado o ebrio (o las dos cosas), toma la pistola y dispara contra el joven que trataba de impedir que su amigo siguiera siendo golpeado. La bala o balas atraviesan al joven y pierde la vida.

     Durante el velatorio  la familia de la víctima  y los testigos reciben amenazas. Al día siguiente todos los medios (impresos y electrónicos) dan cuenta de la noticia y claman justicia. Actores sociales y políticos condenan el artero homicidio. El gobernador asegura que se hará justicia. “Hasta sus últimas consecuencias”.

     Un día después del día siguiente comienza el silencio. Lo poco que se sabe es por rumores. Por transmisión oral que se origina en los familiares agraviados y se va desvirtuando. Todo mundo comenta pero en voz baja. Nadie puede dar más información.

     El joven asesinado  (17 años) era estudiante del Colegio Liceo (propiedad de una de las hermanas Ruiz Rubio, hija de Don Roberto Ruiz Obregón). El nombre del muchacho asesinado es Marco Antonio Hernández Galván. El nombre del presunto homicida (todo el mundo lo sabe, todo Querétaro lo murmura) es Federico Ruiz Lomelí (nieto de Don Roberto).  {{¿Cómo se llama el sujeto golpeado y cuál es su estado de salud? ¿Puede declarar? ¿Ya declaró? ¿Qué declaró?}}. 

     Lo último que sé es que la familia de la víctima  no quiere hablar, los testigos no se localizan, los expedientes judiciales originales han sido cambiados, los testimonios han variado su primera declaración. El presunto homicida se encuentra en el extranjero. Pero todos comentan. En las reuniones, en los cafés, en los hogares. La gente se cubre la boca. Queremos gritar y no podemos. El miedo tiene atrapada a la sociedad entera. Yo mismo quiero gritar y es como una pesadilla. En mi caso no es miedo, hay otros motivos importantes, serios y respetables.

     Alguien que supere la influencia y poder de esta familia tiene que investigar y retomar el asunto, aunque la timorata sociedad queretana no lo merezca, ni lo agradezca. Carmen Aristegui, López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, algún reportero de la Jornada, del Universal, Proceso, en fin, que reabra el asunto y sacuda a la amedrentada sociedad queretana. El tema es grave. La impunidad es uno de los peores males de la sociedad actual. Y peor que eso es el miedo. 

Qro. Qro.

Diciembre 2004

  Qro. Qro., diciembre 2008.

juliofime@hotmail.com

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