Xilitla un retrato surrealista…

Xilitla, canto surrealista de Edward James

Este espectacular canto al surrealismo, con sus estructuras de cemento en colores que brotan de la vegetación misma.

Foto Diario de Querétaro.

Diario de Querétaro

Las Pozas, uno de los secretos mejor guardados del mundo del arte, se encuentra en las montañas selváticas de Xilitla, San Luis Potosí; este espectacular canto al surrealismo, con sus estructuras de cemento en colores que brotan de la vegetación misma, fue creado por una de las personas menos conocidas pero más fascinantes de nuestro tiempo, el poeta, mecenas y arquitecto de sueño, el excéntrico aristócrata inglés: Edward James.

Así comienza el prólogo del libro de Margaret Hooks «Edward James y Las Pozas, un sueño surrealista en la selva mexicana», editado en 2005 por la Secretaría de Cultura de Gobierno del estado, y así comienza también nuestro relato sobre esta maravilla turística, que fascina a propios y extraños.

Edward James realizó Las Pozas entre los 45 y los 77 años, edad a la que murió. No construyó un paraíso de reproducción juvenil ni un espacio de sensualidad ni de comodidad para el cuerpo, estaba más preocupado por ser; y en Las Pozas pudo ser y hacer, invirtió lo mejor de sí mismo en sus esfuerzos por convertirse en lo que escribió: El jardinero que vio a Dios.

Se trata de una obra de arte que dialoga con la naturaleza, al tiempo que se convierte en ruina, que se transforma con el clima, en el tiempo, que se destruye y sin embargo, no se renueva como la naturaleza, al menos que sea restaurada, amada, recuperado su espíritu de jardín inglés.

RELATO BREVE DE «EL INGLES»

De acuerdo a datos proporcionados a El Sol de San Luis por las Secretarías de Cultura y de Turismo de Gobierno del estado, Edward Frank Willis James, cuarto hijo, único varón, heredero de una rica y reconocida familia aristócrata inglesa, nació en agosto de 1907 en Greywalls, Escocia, donde tenían una casa veraniega. Desde muy joven desarrolló en su imaginación un mundo lleno de fantasía en el que se avizoraba una inclinación por el surrealismo.

Poeta incomprendido, con gran interés en el arte, viajó por Europa y Estados Unidos, estableciéndose en diferentes ciudades como Nueva York, Londres y Los Angeles, donde conoció y se convirtió en mecenas de artistas como Salvador Dalí, René Magritte, Leonor Fini y Leonora Carrington, quienes ejercerían una gran influencia en el posterior desarrollo de sus construcciones oníricas. Fue también amigo de Man Ray, Luis Buñuel, Isamu Noguchi, Gunther Gerzso y Remedios Varo.

Tenía manías, como la de lavarse las manos constantemente, y aterrado por los gérmenes, viajar con un cargamento de pañuelos desechables y papel higiénico para lo que se ofreciera, incluso envolverse por completo en ellos si hacía frío, de hecho, así lo conoció la gente de Xilitla, pues de esta manera arribó por primera vez a este pintoresco lugar.

Su búsqueda constante del refugio ideal para vivir lo trajo a México en 1945, en Cuernavaca conoció a quien se convertiría en su guía por el país y gran colaborador en su aventura surrealista: Plutarco Gastelum Esquer, un joven telegrafista de 29 años, 10 años menor que él, moreno, de 1.87 metros de estatura, con expresión sensible y un cuerpo musculoso, cultivado gracias a la práctica del box.

Se lo llevó a trabajar con él a mediados de noviembre de 1945, primero, como su guía en México en búsqueda de una especie de orquídea salvaje; encontraron y compraron «La Conchita», a nombre de Plutarco por ser Edward James extranjero, más de 75 hectáreas en la mera zona cafetalera, a la orilla de Xilitla (que en náhuatl significa lugar de caracoles). Vivía su existencia al margen de los centros urbanos, en casas rodeadas de una sierra siempre verde, donde nunca faltara agua.

Allí, con el apoyo de Plutarco y de varias decenas de trabajadores de los pueblos cercanos, en especial el carpintero José Aguilar, originario de Pinal de Amoles, Querétaro, quien dedicó años de su vida a hacer en madera los modelos de las esculturas de James. Con ellos construyó una extraña y misteriosa ciudad fantástica, inspirada en buena medida en Las Torres de Watts, el santuario que legó un inmigrante al sur de California.

Se trata de una ciudad de formas abstractas, de arquitecturas inútiles, de torres, pasadizos, puentes, planchas de concreto, contrafuertes y muchas, múltiples escaleras para llegar al cielo, que no llevan a ninguna parte, más que al vértigo, a la nada, para detener el tiempo justo para bajar.

Es un lugar que se hizo para que lo habitaran las criaturas de la naturaleza y las criaturas de la imaginación. Formas de arte inspiradas en el campo neogótico y surrealista, que compiten con la naturaleza y a la vez están hechas para amalgamarse y confundirse con la selva.

Irene Herner, periodista cultural, crítica de arte y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1970, escribió que «recorrer el sitio es caminar como en ‘Alicia en el País de las Maravillas’, evocando la selva maya, entre el bosque tropical de plantas variadas y bellas, escuchando el sonido persistente de caídas de agua y de los cantos de millares de pájaros. Allí están, por todos lados, esas esculturas fantásticas que parecen hongos, extraterrestres disfrazados con sombreros chinos o hadas del bosque, cuya silueta femenina y gran tocado de flores se revelan al visitante, y a la vez desaparecen confundidas entre los árboles, o plantas salidas de los sueños. Y muchas, muchísimas columnas de todo tipo, elaboraciones sinfín a partir del modelo de los capiteles corintios, convertidos en palmeras, nidos, canastas, plumas de aves y cuerpo de bambú».

En la semiselva de Xilitla estas formas orgánicas hechas de cemento, metal y madera, aparecen como dibujos abstractos que abren y cierran espacios de visión; un triángulo tiene al fondo una figura elíptica, que a su vez conduce a la distancia por otra forma que lleva por el infinito, más allá de los puntos de fuga de la perspectiva. Un extravagante diálogo entre arte y naturaleza.

Se le dio el nombre de Las Pozas por las nueve represas que se forman en las cascadas que caen a más de 20 metros en el río Huichihuayán, y son parte de la propiedad. Las llamaba su «jardín del Edén», ya que originalmente fue concebido como un refugio para el cultivo de diferentes especies de flores y una reserva para animales en peligro de extinción, por lo que viajó por el continente americano trayendo consigo animales exóticos de todo tipo.

Es una zona de cascadas y exuberante vegetación donde el artista inglés, Sir Edward James, realizó una serie de construcciones, esculturas, caminos, pozas y jardines con características surrealistas y de sorprendente creatividad que se integran al paisaje natural de la selva de forma singular y única, creando un paisaje cultural.

En 1962, después de una helada sin precedentes que destruyó gran parte de su plantación de orquídeas, comenzó la construcción del extraordinario jardín escultórico que se conoce hasta el día de hoy. El diseño de Las Pozas se inspiró tanto por sus orquídeas como en la vegetación de la huasteca potosina, combinando elementos arquitectónicos tomados del movimiento surrealista estaba inmerso.

Ahí dio rienda suelta a su creatividad, diseñando esculturas basadas en formas arquitectónicas, vegetales o humanas, producto de sus viajes e imaginación que serían construidas en concreto y pintadas por cientos de artesanos y trabajadores de la localidad.

EL CASTILLO DEL INGLES

El número total de estructuras que se construyeron a lo largo de los años es todavía incierto, dada la naturaleza azarosa de su diseño arquitectónico. Se calcula que a lo largo de todo el bosque de Las Pozas se realizaron más de 200 construcciones individuales de diversas dimensiones. El número de edificios a los que se les dio nombre se calcula en 40, que destacan por sus llamativos colores, diseños o dimensiones, porque pueden ser vistas a gran distancia, como el «Palacio de bambú», «Homenaje a Max Ernst», la «Tina de baño con forma de ojo», «El cine», «Casa de los tres pisos que pudieron ser cinco», «El templo de los patos», «La arcada de los murciélagos», «Casa con techo en forma de ballena», «Siete pecados capitales», «El anillo de la reina», «Casa de los peristilos», «Casa de las plantas», «Casa de los Loros», «Plaza don Eduardo», «Puente Fleur de Lis», «La terraza del tigre», «La columna del estegosaurio», «Puertas de San Pedro y San Pablo», «Homenaje a Henry Moore» o «Ventana al cielo».

Un estudio que realizó el ingeniero que estaba entre los líderes del movimiento para salvar las Torres Watts, Bud Goldstone, en 1998 con motivos de conservación, descubrió 228 construcciones individuales.

EL SUEÑO DE UN HOMBRE

El propio Edward James dijo que construyó este santuario para que fuera habitado por sus ideas y fantasías, un mundo único, lleno de libertad, que será habitado sólo por aquellos capaces de construir sus propios sueños. «Mi casa tiene alas, y a veces, en la profundidad de la noche, canta». Indudablemente, Las Pozas, El Castillo del Inglés o como quiera llamarse es una obra de arte en Xilitla, un poema al respeto al derecho ajeno en pos de la paz.

Y es que les falta un milímetro para convertirse en una curiosidad, ya que las estructuras que construyó no son las de la ingeniería que requieren los espectáculos de masas, con su fama recibe a unos 60,000 visitantes al año. Es romántico, se ama a la naturaleza tal cual es, sin desear que su flora y fauna dejen de ser silvestres.

Sir Edward James realizó en la selva huasteca una versión tropical de su modelo idealizado del jardín inglés. A partir de su llegada a Xilitla, y a pesar de desaparecer por largas temporadas en las que se dedicaba a recorrer el mundo, trabajó en la construcción de su jardín idílico durante toda su vida.

En diciembre de 1984, murió en San Remo, Italia, poco tiempo después de haberse sometido a inútiles terapias de recuperación tras un infarto. Al morir, dejó su gran obra en Xilitla inconclusa, y la familia Gastelum heredó Las Pozas, junto con el enorme esfuerzo económico que significaría su mantenimiento. Actualmente está abierto al turismo, pero los animales que alguna vez la habitaron, tienen años de haber sido liberados.

Las magníficas esculturas pueden ser visitadas y en sus albercas, bajo las cascadas, donde James acostumbraba bañarse desnudo, y alguna vez soñó con ser sepultado ahí, hoy el público puede nadar libremente.

RECONSTRUYENDO EL SUEÑO

El jardín mágico creado hace seis décadas por Edward James muestra ya el inevitable rastro del tiempo, así como el sometimiento natural a una selva tropical, que terminará por arrasar con este legado artístico único en México.

Según consta en el escrito de Irene Herner «Xilitla. Rescate y manzana de la discordia», publicado en la página de internet www.xilitla.org, «la instalación artística surrealista realizada en la sierra potosina por Edward James y Plutarco Gastelum, entre 1948 y 1984, está siendo carcomida no por la intensa naturaleza del enclave, sino por la explotación turística que no repara en el valor artístico que reúne».

En el artículo menciona que la responsabilidad de cuidar del legado de Edward James en México resulta un desafío; Plutarco Gastelum, conocido como «Kako», el heredero de sus padres y de Edward James, propuso constituir una fundación para proteger la parte construida de Las Pozas, para garantizar su protección como obra de arte, que cubre entre tres y cuatro hectáreas de las 37 que incluye la propiedad comprada en 1948 a nombre de su padre y de una sociedad mercantil que contaba con Inés Amor entre sus socios.

En 2007 se creó el Fondo Xilitla A. C., integrado por la Fundación Pedro y Elena Hernández, Cementos Mexicanos, el Gobierno del Estado de San Luis Potosí y un Consejo Consultivo conformado por arquitectos, curadores, artistas, investigadores y expertos en temas ambientales, preocupados por la preservación de este legado artístico.

Entre los miembros del consejo destacan Damian Fraser, Irene Herner, Xavier Guzmán, Margaret Hooks, Manuel Mestre, Mateo Holmes, Rafael Micha y Gerardo Estrada.

La intención es preservar y mantener el jardín surrealista de Las Pozas, declarado en 2006 por Gobierno del Estado –con base en la Ley de Protección al Patrimonio Cultural del Estado– como Patrimonio Cultural de San Luis Potosí, al que se considera uno de los tesoros artísticos más valiosos de la corriente surrealista, y que dado su entorno, en medio de la selva potosina, se encuentra en grave peligro de desaparecer.

Con dicha declaratoria, se asegura su debida conservación y protección jurídica, ya que el sitio combina el trabajo creativo del hombre en conjunción respetuosa con la naturaleza.

Para ello, se requiere reunir los recursos suficientes para conservar tanto las esculturas como el jardín que las rodea, que hoy es víctima del paso del tiempo y de la depredación causada por las visitas no controladas de turistas, que muchas veces no dan a Las Pozas el trato de monumento artístico que merece.

El objetivo del Fondo Xilitla es recabar, a través de donativos de empresas o particulares, los recursos necesarios para la recuperación, mantenimiento y preservación de las esculturas. Para ello, se tiene una meta de dos millones de dólares, que también se utilizaran a largo plazo en tareas ambientalistas y de concienciación de los pobladores y visitantes de Las Pozas.

En la firma de las escrituras que certifican la adquisición, estuvieron presentes la señora Bárbara Hernández, directora de la Fundación Pedro y Elena Hernández; Roberto Hernández, fundador de dicha institución; Roberto Vázquez Díaz, secretario de Cultura de Gobierno del Estado; Damian Fraser, director del Fondo Xilitla, y Plutarco Gastelum, representante de la familia que tuvo gran cercanía con Sir Edward James.

En enero de 2008, Fondo Xilitla A. C., fundación que presentará proyectos y realizará obras de conservación y restauración, tomó el control administrativo de Las Pozas, teniendo como director local in situ a Juan Manuel Fraustro Franco, quien por más de 10 años fue el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia en San Luis Potosí.

La dirección administrativa está a cargo de Ernesto Gómez, contador de profesión y experto en organizaciones sin fines de lucro. Como consejeros están prominentes figuras del mundo del arte, la arquitectura, la filantropía y la ecología, tanto de México como de los Estados Unidos.

La Fundación Pedro y Elena Hernández A. C. se encuentra representada en este Consejo por Roberto (su presidente) y Bárbara Hernández. Gobierno del Estado de San Luis Potosí por el secretario Vázquez Díaz y la secretaria Véliz Alemán, y por Ysabel Galán del Museo Francisco Cossío. Cemex está representado por José Juan Flores. Roberto Cossío se encuentra a cargo de la Secretaría Legal, y los representantes de la Fundación Edward James están también dentro del Consejo del Fondo Xilitla A. C., trabajando arduamente para lograr una colaboración más cercana entre ambas.

Actualmente, Fondo Xilitla A. C. trabaja en un plan maestro para establecer como máxima prioridad la conservación de las estructuras más vulnerables y para asegurar que sus turistas y visitantes disfruten de una experiencia cultural de calidad.

En entrevista, Juan Manuel Fraustro Franco comentó que la restauración será a largo plazo, ya que el tiempo lo marca cada construcción que realizó Sir Edward James, por lo que habrá monumentos que se lleven más tiempo de restauración que otros, por ser esta especializada; explicó que en el Consejo Asesor Técnico convergen más de 12 profesiones, entre las que se encuentran restauradores, arquitectos paisajistas, ingenieros e historiadores.

Indicó que hasta el momento se lleva un avance considerable en cuanto al mantenimiento general, además de que están construyéndose servicios sanitarios, se restauran los senderos interiores para brindar mayor seguridad a los visitantes, y se hacen los estudios correspondientes para hacer las restauraciones generales.

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