La Independencia en Querétaro Parte 6

México: Un Bicentenario y Un Centenario
Querétaro: Un Bicentenario y Un Centenario

En el siglo XVIII, a pocos años del inicio de la guerra de independencia, en Querétaro y su territorio existía una Iglesia Católica con una inmensa riqueza que provenía principalmente de las rentas de sus propiedades, tanto en el campo como en las ciudades, conformando la mitad del total de las propiedades existentes; otra entrada importante era el diezmo aunque había disminuido desde 1780, pero su principal base económica radicaba en capitales impuestos sobre propiedades de particulares, principalmente en la administración de capellanías y obras pías.

Cada una de ellas era una especie de banco, prestaba a los hacendados, a los industriales, a los pequeños comerciantes, a intereses módicos y a largo plazo, estos créditos eran vitales para los terratenientes, sobre todo en años de crisis, de tal suerte que el clero constituía un grupo social cuyos intereses económicos se dirigían al mercado interno de la colonia.

En Querétaro, al final de la guerra de independencia y hasta 1855 aproximadamente se tipificó una diversidad de sistemas de gobierno que oscilaban entre la monarquía moderada, la república confederada, la república federal y la república central; hubo durante este periodo veinticinco presidentes de la República, de los cuales sólo siete fueron civiles y en Querétaro veinte gobernadores, aunque siete de ellos ocuparon el cargo en varias ocasiones.

Fueron diferentes las actuaciones durante el inicio de la independencia de México y de Querétaro por el papel que jugaban el Estado, la iglesia, el ejército y la clase política y económica y los levantamientos armados que fueron siempre sistemáticos y recurrentes.

No olvidemos que durante este periodo hubo dieciséis golpes de Estado, la anexión de Texas hacia los Estados Unidos, la intervención francesa y la pérdida de gran parte del territorio nacional.

En Querétaro se pudieron observar tanto grupos de santanistas como de conservadores antisantanistas, se trataba de una sociedad dividida por la pluralidad de opciones políticas y es por eso la recurrencia al uso de la fuerza para dirimir los conflictos. Dentro del ejército institucionalizado y de la Iglesia Católica no se daban acciones monolíticas sino que había diferentes grupos que luchaban por el poder dentro de ellos.

Como nos dice Hans Jürgen “La consecuencia fue que en América las armas tuvieron la última palabra”. Recordemos que en 1821 no se consiguió la independencia de México como prolongación del proceso revolucionario puesto en marcha por Hidalgo y Morelos, sino por el influjo de una conspiración regresiva y de una campaña dirigida por Agustín de Iturbide, militar a quien el Virrey había puesto al frente de un contingente de tropas para combatir a los rebeldes, pero en lugar de cumplir las órdenes recibidas entró en acuerdo con los rebeldes -recuérdese el Plan de Iguala-, se apodera de México y se da a sí mismo la calidad de libertador, Iturbide les quita su participación en la victoria y aliándose con los conservadores se elige Emperador.

José Félix Zavala
Doce de Cuarenta

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