Pintoras famosas que todo amante del arte debe conocer

Pintoras famosas que todo amante del arte debe conocer

  • Seguramente puedes nombrar a diez hombres que marcaron la historia de las artes visuales—como Leonardo da Vinci, Vincent Van Gogh, Pablo Picasso, etc.—pero ¿qué hay de las mujeres? Al igual que en muchos otros campos, las mujeres históricamente fueron disuadidas de desarrollar una carrera en las artes; aún así, varias mujeres increíbles perseveraron. Estas pintoras famosas tienen muchas cosas en común además de su profesión y género: todas fueron pioneras a su manera, rompiendo barreras tanto en su vida personal como pública.
Probablemente, a estas mujeres no les hubiera agradado formar parte de una lista de pintoras y “artistas mujeres”, ya que hubiesen preferido que su obra fuera valorada independientemente de su género. Desafortunadamente, la lucha por la igualdad en todos los campos continúa, por lo que es muy importante tener presente sus historias. Hoy más que nunca, estas mujeres extraordinarias están ganando la distinción que merecen, y sus contribuciones a la historia del arte por fin empiezan a ser reconocidas. Varias organizaciones como Advancing Women Artists trabajan para asegurarse de que el talento femenino no se quede fuera de los libros de historia.

Explorar las vidas de las grandes pintoras del pasado nos ofrece una cronología de la historia del arte, ya que las mujeres han sido protagonistas en todos los movimientos artísticos, desde el Renacimiento italiano hasta el modernismo estadounidense. Desde la pintora de la corte del rey Felipe II hasta la icónica Frida Kahlo en el siglo XX, echemos un vistazo a la fortaleza, el carácter y el talento de estas mujeres excepcionales.

SOFONISBA ANGUISSOLA (1532 – 1625)

“Tres niños con perro” de Sofonisba Anguissola. c. 1570-1590. (Foto: Dominio público vía Wikimedia)

La pintora Sofonisba Anguissola fue una figura clave del Renacimiento italiano. Nacida en una familia noble relativamente pobre, su padre se aseguró de que ella y sus hermanas tuvieran una educación integral que incorporara las bellas artes. Esto incluyó ser aprendiz de varios pintores locales, lo que sentó un precedente para las futuras artistas, que hasta ese momento sólo eran aprendices si un miembro de la familia tenía un taller. El talento de Anguissola llamó la atención de Miguel Ángel, quien fue una especie de tutor informal a través del intercambio de dibujos.

Anguissola nunca pudo estudiar anatomía o dibujar modelos porque era considerado vulgar para una mujer, pero aún así logró tener una carrera exitosa. Gran parte de su éxito se debió a su rol como pintora de la corte del rey Felipe II de España. A lo largo de 14 años, la artista desarrolló sus habilidades como retratista oficial de la corte, además de producir retratos más íntimos de la nobleza. Sus pinturas son conocidas por capturar el espíritu y la personalidad de sus retratados, y hoy pueden encontrarse en colecciones de todo el mundo.

ARTEMISIA GENTILESCHI (1593 – 1653)

“Autorretrato como alegoría de la pintura” por Artemisia Gentileschi. 1638–39. (Foto: Dominio público vía Wikipedia)

Hija de un pintor exitoso, Artemisia Gentileschi tuvo acceso al mundo del arte desde muy joven. En un principio se dedicó a mezclar pinturas en el taller de su padre, y él apoyó su carrera al darse cuenta de que poseía un talento excepcional. Como pintora destacada del Barroco italiano, Artemisia Gentileschi no dejó que su género fuera un obstáculo. Pintó cuadros bíblicos y mitológicos a gran escala, igual que sus homólogos masculinos, y fue la primera mujer aceptada en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Florencia.

Su legado a veces queda obscurecido por su historia personal, ya que sus sangrientas representaciones de Judith y Holofernes suelen ser interpretadas como una respuesta a su violación a manos de otro artista. Sin embargo, su talento es innegable y sigue siendo reconocida por sus representaciones realistas de la figura femenina, la profundidad de sus colores, y su uso magistral de luz y sombras.

JUDITH LEYSTER (1609 – 1660)

“La alegre pareja” por Judith Leyster. 1630. (Foto: Dominio público vía Wikipedia)

Nacida en Haarlem, Judith Leyster fue una figura clave del Siglo de Oro neerlandés. Al igual que otros pintores de su época, Leyster se especializó en pinturas de género, naturaleza muerta y retratos. Se sabe poco acerca de su formación artística, pero fue una de las primeras mujeres en ser admitida en el gremio de pintores de Haarlem. Más tarde dirigió un exitoso taller con varios aprendices varones y fue conocida por la naturaleza relajada e informal de sus retratos.

Aunque tuvo mucho éxito durante su vida, su reputación se vio afectada debido a circunstancias desafortunadas. Tras su muerte, toda su obra fue adjudicada al pintor Frans Hals o a su marido. En muchos casos, su firma fue cubierta por coleccionistas que buscaban ganar dinero debido al alto valor de mercado del trabajo de Frans Hals. Estos errores se descubrieron hasta finales del siglo XIX y los académicos comenzaron a apreciar de nuevo la habilidad de Leyster como artista.

ÉLISABETH VIGÉE LE BRUN (1755 – 1842)

“Autorretrato con sombrero de paja” por Élisabeth Vigée Le Brun. 1782. (Foto: Dominio público vía Wikipedia)

La retratista francesa Élisabeth Vigée Le Brun produjo casi 1,00 retratos y pinturas de paisajes a lo largo de su carrera. Hija de un pintor, fue entrenada por su padre desde temprana edad, y pintaba retratos profesionalmente desde la adolescencia. El gran salto de su carrera ocurrió cuando fue nombrada retratista de María Antonieta,  y más tarde se le concedió el ingreso a numerosas academias de arte.

Sus pinturas contienen elementos tanto del teatral estilo rococó y el más medido periodo neoclásico. Gozó de éxito continuo durante su carrera, aún en su exilio después de la Revolución francesa, puesto que la aristocracia europea adoraba su trabajo. Le Brun tenía una habilidad para hacer que sus modelos se relajaran, resultando en retratos vivaces que carecían de rigidez. La desenvoltura de sus retratos era considerada revolucionaria en una época donde la alta sociedad era representada de manera formal.

ROSA BONHEUR (1822 – 1899)

“La feria de caballos” por Rosa Bonheur. 1852–55. (Foto: Dominio público vía Wikipedia)

Al igual que otras mujeres de esta lista, el padre de Rosa Bonheur era artista. La pintora realista francesa es considerada una de las artistas más famosas del siglo XIX, y es conocida por sus pinturas de gran formato de animales. Expuso su obra regularmente en el aclamado Salón de París y tuvo éxito en el extranjero, tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. Bonheur dedicó mucho tiempo a bosquejar animales vivos en movimiento, lo que explica su notable habilidad para retratarlos sobre el lienzo.

Bonheur también es celebrada por romper con los estereotipos de género. A mediados de la década de 1850 comenzó a vestirse con ropa de hombre, e incluso recibió autorización de la policía para hacerlo. Aunque fue criticada por usar pantalones y blusas sueltas, continuó vistiéndose así a lo largo de su vida, citando que era mucho más práctico trabajar con animales de esta manera. Bonheur nunca ocultó el hecho de que era lesbiana, viviendo con su pareja Nathalie Micas durante más de 40 años y luego, después de la muerte de Micas, forjando una relación con la pintora estadounidense Anna Elizabeth Klumpke. Al vivir su vida abiertamente en una época en la que el gobierno no aceptaba el lesbianismo, Bonheur quedó establecida como una figura innovadora tanto en su carrera como en su vida personal.

BERTHE MORISOT (1841 – 1895)

“Mujer en el baño” por Berthe Morisot. 1875. (Foto: Dominio público vía Wikipedia)

Considerada una de las grandes mujeres impresionistas, Berthe Morisot tenía el arte en las venas. Nacida en una familia aristocrática francesa, Morisot era sobrina nieta del célebre pintor rococó Jean-Honoré Fragonard. Inicialmente, expuso su trabajo en el respetado Salón de París antes de unirse a la primera exposición impresionista con Monet, Cézanne, Renoir y Degas. Morisot tuvo una relación particularmente cercana con Édouard Manet, quien pintó varios retratos de ella, y finalmente se casó con su hermano, Eugène Manet.

La mayor parte de su obra consiste en escenas domésticas a pequeña escala creadas con pasteles, acuarelas y carboncillo. Su estilo ligero y aireado era a menudo criticado por ser demasiado “femenino”, y Morisot luchaba por ser tomada en serio como pintora. “No creo que haya habido nunca un hombre que haya tratado a una mujer como su igual y eso es todo lo que yo pido, porque sé que valgo tanto como ellos”, escribió la pintora en su diario.

MARY CASSATT (1844 – 1926)

“El baño del niño” por Mary Cassatt. 1893. (Foto: Dominio público vía Wikipedia)

La pintora estadounidense Mary Cassatt pasó toda su vida adulta en Francia, donde se convirtió en un miembro integral del grupo de los impresionistas. Cassatt nació en una familia acomodada que en un principio no estuvo de acuerdo con su deseo de convertirse en artista. Eventualmente dejó la escuela de arte al frustrarse con el trato distinto que recibían las estudiantes—no podían practicar con modelos vivos y tenían que dibujar basándose en figuras de yeso.

Al mudarse a París a la edad de 22 años, Cassat trabajó como aprendiz y dedicó su tiempo libre a copiar pinturas en el Louvre. La carrera de Cassatt ya estaba despegando cuando se unió a los impresionistas y forjó una amistad de por vida con Degas. Al mismo tiempo, habló abiertamente de su descontento con el sistema formal de arte, que en su opinión requería que las mujeres artistas coquetearan o se hicieran amigas de los clientes masculinos para poder seguir adelante. Cassat forjó su propio camino profesional con los impresionistas, utilizando pasteles para producir piezas suaves y ligeras que solían mostrar a mujeres como cuidadoras. A lo largo de su vida, Cassatt continuó luchando por la igualdad para las mujeres, incluso participando en una exposición en apoyo al sufragio femenino.

 

 

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