El reloj de La Catedral de Oaxaca

Efrén Díaz Cervantes

Regalo del Rey Felipe V de España, quien por segunda vez reinó de 1724 a 1746.

Si es verdad lo asentado por el Sr. Don Andrés Portillo, que señala el año de 1752, como la fecha de colocación, en ese caso fue regalo del Rey Fernando VI de España, quien reinó de 1746 a 1759.

En uno o en otro caso, nuestro viejo reloj tiene más o menos 228 años, de prestarnos sus innegables servicios y es digno de admirar que aún esté funcionando, pues solo los ejes principales son de acero, siendo las demás piezas de que se compone, de hierro forjado a mano, habiendo sido construido en Londres, Inglaterra.

La cuerda funciona a base de contrapesos que bajan desde una altura de 20 metros más o menos, estando colocada la maquinaria en una pequeña pieza construida ex profeso en el espesor del muro.

LEYENDA DE UNA CAMPANA

Las horas y los cuartos se dan por medio de dos campanas de regulares dimensiones, que suenan al golpe de unos mazos movidos por un ingenioso mecanismo.

A propósito de las campanas existe una curiosa leyenda acerca de una de ellas y es la siguiente:

Cuentan que hace muchos años existía colocada en la torre de la iglesia de una Ciudad de España, una de las campanas de nuestro reloj de Catedral… y sucedió que una noche, sin que hubiera motivo para ello y sin que nadie la tocase, nuestra campana tocó arrebato, agitada por manos invisibles… Alarmados y más que todo atemorizados los vecinos se dieran hacer averiguaciones, sacando en conclusión que el Diablo la había tocado, por lo que el caso fue a parar al Tribunal del Santo Oficio, quien la sentenció a que le arrancasen el badajo para que nunca más volviera a sonar con él, convocando a los oficios diversos y que además fuera desterrada de España… y así fue como vino a parar a la Ciudad de Oaxaca donde cumpliendo su sentencia únicamente se le utiliza para dar las horas o los cuartos; tocada con un mazo, como hasta hoy la oímos”.

Esto dice la leyenda, pero la realidad es que a nosotros los oaxaqueños nos suena muy gratamente al oído y nos presta grandes servicios, el Reloj de Catedral, que ha marcado horas felices y horas de tragedia para la Ciudad de Oaxaca y que en un futuro cercano marcará la hora del resurgimiento y del bienestar que ya empieza a vislumbrarse como un amanecer glorioso.

Revista Oaxaca en Mexico,

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