A los sacerdotes que atienden a pacientes con COVID 19

“Cuiden por ustedes mismos y por el reban?o”
Hch 20, 28 – 38

“En esta barca, estamos todos… no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos”. (Papa Francisco)

Al inicio de la pandemia emitimos este subsidio para apoyar a nuestros sacerdotes, en Me?xico, a gestionar mejor la pandemia. Despue?s de pasado un an?o, nos hemos dado cuenta que “no somos los mismos”, hemos aprendido la importancia de cuidarnos y cuidar a los dema?s; pero es necesario que sigamos recordando y actuando las buenas pra?cticas que han resultado provechosas, personal y comunitariamente. La Dimensio?n Episcopal del Clero, ha lanzado una nueva Jornada Nacional, con tres campan?as que se enfocan en la salud sacerdotal, y la corresponsabilidad pastoral, concientizando a los feligreses a no bajar la guardia y seguir implementando los protocolos sanitarios ma?s ba?sicos para evitar una nueva ola de contagio, adema?s de una campan?a de caridad y solidaridad con los ma?s afectados por la pandemia.

Se acerca la celebracio?n de la Semana Santa y la apertura paulatina de diversas actividades que nos llevan a una inevitable movilizacio?n humana y cristiana, es por eso que ofrecemos nuevamente este subsidio, con algunas leves modificaciones, esperando que sea de ayuda para vivir con fe, esperanza y caridad los misterios que nos han dado la salvacio?n, con responsabilidad ante la situacio?n actual; y asi?, apoyemos a evitar una nueva ola de contagios.

I. EL SACERDOTE ANTE EL GRAN DESAFI?O COVID-19

El hombre de hoy y la Iglesia actual, se ha encontrado ante uno de los ma?s grandes desafi?os de su historia, que ha causado desorden, incertidumbre, dolor, angustia y muerte. Ante esta realidad, hemos reconocido una vez ma?s nuestra fragilidad. Ante este escenario global hemos contemplado con esperanza cristiana y un profundo sentido de fe, asumiendo con corazo?n de padres y hermanos esta oportunidad con una profunda confianza, mas no con ingenuidad, sino con ojos de fe y corazo?n de pastores, cercanos a las necesidades del Pueblo cristiano, para involucrarnos en ellas y potenciar todas aquellas iniciativas que favorezcan la presencia del Reino de Dios (PGP, 26).

Por lo tanto, para cada uno de nosotros, como disci?pulos amados de Jesu?s, que somos testigos de esperanza, ma?s alla? de buscar razones, culpables o de simplemente emitir nuestros juicios personales ante la situacio?n actual, e?sta ha sido una oportunidad para elevar nuestros ojos al cielo e invocar con fe viva la misericordia de Dios.

Que la presencia del sacerdote en medio de la comunidad siga siendo un gran puente de unio?n entre Dios y sus hijos. No caigamos en conductas que no den testimonio de confianza. Sigamos atendiendo y acatando las disposiciones de nuestras autoridades civiles y eclesia?sticas. Aunque el escenario de nuestro pai?s ha ido cambiando de sema?foro, aun no es un tiempo para relajarnos y desestimar las instrucciones eclesiales y sanitarias, no nos permitamos bajar la guardia ante este latente riesgo de contagio. Estemos atentos a saber cuidarnos y cuidar como buenos pastores de toda la comunidad cristiana que Dios nos ha encomendado.

ALGUNOS ELEMENTOS DE REFLEXIO?N EN EL ACOMPAN?AMIENTO DEL PUEBLO.

1. Orden / Responsabilidad

Sin duda, uno de los principales retos en este tiempo tan particular, es mantenernos bien informados y realmente comunicados, la mala informacio?n nos ha llevado en muchos momentos al desorden, al caos y violencia social, como ya nos hemos dado cuenta, eso ocasiona desde indiferencia ante el COVID-19, hasta una psicosis colectiva. Por eso, nosotros debemos ser los responsables en saber escuchar las voces autorizadas sobre el tema, y no dejarnos llevar o incluso difundir noticias o rumores, que desestabilicen el orden emocional, social y de fe.

Un signo claro de comunio?n, obediencia y responsabilidad es acatar las instrucciones precisas dadas para la Dio?cesis, en esta contingencia, por el Obispo diocesano.

2. Oracio?n / Comunio?n

En medio de tanto dolor por el que se ha venido atravesando, no dejemos de abrazar y contemplar la Cruz de Cristo. En este ambiente de gracia que nuevamente nos ofrece la cuaresma, ofrezcamos un tiempo de meditacio?n, silencio y purificacio?n por el mundo entero que experimenta un profunda inestabilidad e incertidumbre. Pida?mosle constantemente alMaestro que nos ensen?e a orar en este caminar para que nuestro espi?ritu se mantenga fuerte y transmita esperanza. De modo particular, tengamos presentes a todos aquellos que se encuentran enfermos o han perdido la vida a causa del COVID-19. Tampoco podemos olvidar a todas las personas ma?s vulnerables fi?sicamente y de escasos recursos. De manera especial por los me?dicos, enfermeras, enfermeros y hombres de buena voluntad que han estado atendiendo esta emergencia en cada uno de los hospitales y en los diversos lugares del mundo. Como pastores de fe, celebremos la santa Misa con estas intenciones particulares.

3. Ofrenda / Solidaridad

Ante los centenares contagios, la Iglesia esta? llamada a ofrecer constantemente sus oraciones, pero tambie?n, a construir y compartir la aute?ntica caridad cristiana. Que la presencia de la comunidad sea para la sociedad un gran oasis de misericordia (cf. PGP 149), donde se renueve la fe del espi?ritu y fortalezca el corazo?n. Procuremos que se mantenga vivo y abierto el ambiente de comunio?n y fraternidad. El sacerdote, ofrezca su tiempo, sus capacidades y carismas para ayudar al pueblo de Dios a mantenerse en pie y, hacer frente a este momento con responsabilidad.

4. Humildad / Reconocer

En la situacio?n que estamos enfrentando como disci?pulos, estamos llamados a reconocer que solos no podemos nada, pero que Dios lo puede todo, por lo que hemos de tomarnos de su mano y dejarnos llevar por donde E?l quiera, sin resistencias, sin cuestionamientos, sin reclamos, sin enojo. “En esta barca estamos todos … debemos de reconocer que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos.” (Papa Francisco, Bendicio?n extraordinaria URBI ET ORBIT, 27 de marzo de 2020).

La humildad viene unida a la obediencia, se da en forma natural el anhelo de querer cumplir la voluntad de Aquel a quien reconocemos como nuestro Sen?or. Pongamos todo cuanto somos y tenemos, todas nuestras capacidades a Su disposicio?n, porque E?l sabe mejor que nosotros lo que nos conviene y, en todo interviene para bien.

5. Oportunidad pastoral / Servicio

La Iglesia tiene un gran desafi?o, que el pueblo de Dios no se sienta solo ni abandonado. El sacerdote con espi?ritu de discernimiento y creatividad pastoral, busque los medios que le permitan mantenerse cercano a las familias, como EL BUEN SAMARITANO, en el camino que atraviesa el Pueblo de Dios que pudieran estar sufriendo en carne propia el flagelo de la enfermedad, o incluso la muerte de un ser querido. Abandonarles en estos momentos, seri?a faltar a la misericordia, a la caridad y perder una gran oportunidad de encarnar el evangelio de Jesu?s.

6. Prudencia / Actitud

Recibe y transmite los mensajes y la informacio?n acerca del proceso evolutivo, y particularmente los tiempos y formas para alcanzar la vacunacio?n y otras circunstancias relativas al COVID-19 con prudencia y de forma constructiva, como el BUEN PASTOR quegui?a a sus ovejas, ellas le escuchan y conocen su voz. Especialmente en las eucaristi?as u otros momentos de oracio?n transmitidos por redes sociales evita las murmuraciones, los rumores infundados y los comentarios propios acerca del tema para no favorecer tensiones innecesarias ni situaciones comunitarias de dificultad. Hablar constantemente sobre este asunto puede hacer que crezca el temor y que te distancies de estados de mayor tranquilidad y sosiego.

Recordemos las palabras del Papa Francisco: “En esta situacio?n de pandemia, en la que nos toca vivir ma?s o menos aislados, estamos invitados a redescubrir y profundizar el valor de la comunio?n que une a todos los miembros de la Iglesia. Unidos a Cristo nunca estamos solos, sino que formamos un solo Cuerpo, del cual E?l es la Cabeza. Es una unio?n que se alimenta de la oracio?n, y tambie?n de la comunio?n espiritual en la Eucaristi?a, una pra?ctica muy recomendada cuando no es posible recibir el Sacramento. Digo esto para todos, especialmente para las personas que viven solas” (A?ngelus, 15 marzo 2020).

Que este largo periodo que seguimos viviendo en nuestro pai?s ante este gran desafi?o llamado COVID-19, signifique para nosotros, pastores, el momento de fortalecer nuestra fe y confianza en nuestro Padre providente. Reconociendo que sus efectos han llegado y dan?ado tambie?n la vida de los presbi?teros. (PGP. 71) Que junto al pueblo con el que peregrinamos sepamos enfrentar y salir con serenidad y responsabilidad de esta emergencia sanitaria.

No dejemos de invocar la intercesio?n de nuestra Madre la Virgen de Guadalupe que habita entre nosotros, para que derrame su bendicio?n maternal sobre nuestra nacio?n y la Iglesia universal (Mons. O. Roberto Domi?nguez Couttolenc, M.G. Obispo de Ecatepec y Responsable de la Dimensio?n Episcopal del Clero).

II. CUIDADO Y PREVENCIO?N

1. Fi?sico1

Dadas las circunstancias que ya todos conocemos y al posible incremento de este suceso, debemos seguir preparados ante la demanda que se nos hace de estar presentes acompan?ando a los pacientes de COVID-19, es decir, proporcionarles los Sacramentos de Uncio?n de los Enfermos, Confesio?n y Via?tico. ¿Que? hacer ante esta circunstancia de la cual no podemos huir, pues esta? en nuestra realidad, pero que no podemos enfrentar como habitualmente sabemos y podemos hacer?

Para la atencio?n a los fieles contagiados por el virus Sars-Cov-2, si?gase promoviendo el servicio de los capellanes capacitados para tales casos, como lo explica el “Protocolo de atencio?n espiritual para los fieles durante la contingencia sanitaria por el Covid-19” (https://cem.org.mx/prensa/2931-Protocolo-de-Atenci%C3%B3n-Espiritual-a-los-Fieles- durante-la-Contingencia-Sanitaria-por-el-COVID-19.html).

Pueden ir a ver un paciente con estas caracteri?sticas si, y so?lo si cuenta con los medios de proteccio?n correspondiente, a saber:

1. Usar bata.
2. Guantes de la?tex.
3. Tapabocas N95 (Mascarilla dura).
4. Cubre Zapatos.
5. Gorro.
6. Que no tenga enfermedades preexistentes (Diabetes, Hipertensio?n, Obesidad mo?rbida, o alguna otra que lo haga estar de?bil en sus defensas).

Si no tiene esta proteccio?n, no se acerque al paciente, pues se va a contagiar, y sera? propagador del Virus a ma?s personas.

Por otro lado, el 19 de marzo de 2020, la Penitenciari?a Aposto?lica publico? un decreto firmado por el Penitenciario Mayor, Cardenal Mauro Piacenza, y autorizado por el Papa Francisco que concede la indulgencia plenaria a los fieles enfermos de Coronavirus, a los agentes sanitarios, los familiares y todos aquellos que cuidan de los enfermos, asi? como a los fieles que ofrezcan los actos de devocio?n ahi? mencionados y a los fieles en punto de muerte con las condiciones que menciona el decreto.

Indulgencia a paciente en casa:

Si alguna persona esta? en cuarentena por contagio, no digamos inmediatamente “NO”, expliquemos a los fieles las indicaciones dadas por la autoridad en materia de Salud, y propongamos lo siguiente: “Voy a estar afuera de su casa (en la calle), ustedes familiares, pueden estar en la puerta principal de la casa. Si esta? cercana la puerta principal de la banqueta o calle, estar a una distancia de 1.5 metros o ma?s. Hagan una oracio?n con la familia e impa?rtanle la Indulgencia Plenaria al Paciente. Si es posible que el paciente este? en Video llamada para que participe y vea que recibe la indulgencia, excelente, si no puede, que la familia se lo manifieste.

Indulgencia a paciente en Hospitales:

El Nosocomio debe proveer lo que el Secretario de Salud manifesto? para la atencio?n a esos pacientes, si no hay el material necesario, desde afuera de la habitacio?n o cubi?culo impa?rtanle la indulgencia plenaria.

Impartan la indulgencia plenaria desde sus parroquias a los enfermos de COVID-19, a sus familiares y al personal me?dico que los atiende.

2. Espiritual2: Oren para no caer en tentacio?n… Mc. 14, 38

Una so?lida espiritualidad y madurez humana sacerdotal, nos permitira? hacer frente a

los desafi?os sacerdotales que trae consigo el COVID -19.

Esta dina?mica emergente ha implicado un cambio importante de rutinas, trabajo, horarios, tareas, actividad y enfoque de la misio?n. Nos hemos adaptado a una realidad que se nos impone de forma relativamente imprevista y no siempre fa?cil de gestionar; pero que tambie?n hemos vivido desde el Espi?ritu y la confianza, como oportunidad de crecimiento y creatividad.

“Vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco…” Mc. 6, 30-34.

Acostumbrados a un modo de funcionar donde el dinamismo, la rapidez y la urgencia toman el protagonismo, afectando tambie?n a nuestra vida sacerdotal, este momento concreto que estamos viviendo nos esta? ayudando a que nos introduzcamos en otra dimensio?n diferente. Se impone ahora una parada forzada que nos acerca a una mayor interiorizacio?n de la vida y de lo que sucede en ella.

Es una oportunidad para descansar, en un esparcimiento provechoso, reordenando ideas, afectos, ejercita?ndote fi?sicamente, etc.

Este tiempo en el que nos encontramos, puede ser de gran ayuda para mirar lo que esta? pasando con profundos ojos de fe, e intentar procesar la realidad que se nos presenta como tiempo favorable de salvacio?n.

Estamos en Cuaresma y, a este tiempo litu?rgico que nos propone la Iglesia, se une otro de cuarentena. Aqui? tambie?n la oracio?n, el ayuno y la penitencia son posibles y necesarios; y, como en cada e?poca, siguen presta?ndose a la creatividad pastoral para llevar adelante la Nueva Evangelizacio?n.

Se nos ofrece una oportunidad para potenciar la lectura espiritual, la reflexio?n personal y la vida de oracio?n. Tiempo para orar personal y comunitariamente de un modo quiza?s au?n ma?s intenso y creativo. Y, en este sentido, para encomendar con especial atencio?n la vida de quienes esta?n sufriendo de forma ma?s dolorosa la enfermedad; para pedir por sus familias, que quiza?s no puedan acompan?arlos del modo que les gustari?a; y para orar por tantos profesionales –del mundo sanitario y de otros a?mbitos– que dejan lo mejor de si? mismos en el trabajo por el bien comu?n. Especialmente por los presbi?teros contagiados, y fallecidos por esta pandemia.

El Papa Francisco en su meditacio?n con motivo de la bendicio?n extraordinaria URBI ET ORBI del 27 de marzo de 2020, afirmo? que el Sen?or nos llama a tomar este tiempo de prueba como un tiempo de leccio?n: “No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Sen?or, y hacia los dema?s”.

Hemos de seguir aprovechando las plataformas digitales, ofrecidas desde distintos a?mbitos e instituciones eclesiales, para vivir este momento a trave?s de las redes sociales, siempre que no lleven al aislamiento.

Sera? muy sano cuidar especialmente la conversacio?n espiritual con los sacerdotes mayores y ancianos de los presbiterios y de las casas sacerdotales y, evitar todo tipo de ocio espiritual y acade?mico que desfavorezca nuestra vida y ministerio. Aprovechemos el tiempopara leer la Sagrada Escritura, comentarios de los Santos Padres, Historia de la Iglesia y sobre todo el Magisterio de los u?ltimos tres Papas: San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa actual Francisco.

3. Psicolo?gico3

A lo largo de la pandemia es normal que pases por distintos momentos y estados emocionales: estre?s, ansiedad, soledad, frustracio?n, aburrimiento, enfado, sentimientos de miedo y desesperanza, etc. Estos efectos pueden durar o aparecer incluso posteriormente al confinamiento.

Cuidar tus acciones, pensamientos y sentimientos resultara? de gran importancia para responder adecuadamente a los peri?odos en los que el a?nimo pueda fallar y, la sensacio?n de incertidumbre o desasosiego crezca, si es que se llega a dar el caso.

Haz deporte segu?n las circunstancias y los medios que este?n a tu alcance, para que tengas salud de cuerpo y mente.

No es un tiempo desocupado, de huir, de dispersarse, de desentendimiento humano, espiritual y pastoral, sino de unificar el corazo?n y los sentimientos para cuidarnos y servir mejor al Pueblo de Dios.

III. CUIDADO PASTORAL

El Sen?or nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contencio?n y sentido en estas horas donde todo parece naufragar (Papa Francisco, Bendicio?n extraordinaria URBI ET ORBIT, 27 de marzo de 2020).

La pandemia resulta un tiempo y espacio fundamental para el fortalecimiento de nuestra vocacio?n sacerdotal. La Iglesia se encuentra en un momento ido?neo para volver a su origen, asi? como al fin por el cual existe, es decir el servicio. El presbi?tero es capaz de nutrir la esperanza de contener las angustias y de reducir los miedos. Su cardinal vocacio?n es la del cuidado y la proteccio?n. En los lugares donde haya ausencia de liderazgo sacerdotal, habra? una nutrida presencia de negligencia4.

Comprender de la forma ma?s ajustada posible la realidad que esta?s viviendo y adaptarte a ella resultara? de gran utilidad. Es importante que reconozcas la situacio?n – personal, comunitaria, social, eclesial– en la que te encuentras y lo hagas con seriedad y de forma sincera; pero sin generar dina?micas de alarma infundadas.

Sigamos fomentando el compartir ma?s tiempo y espacios con compan?eros de comunidad. Esta situacio?n constituye una oportunidad para retroalimentar la fraternidad, especialmente con los ma?s distantes: pobres, familia y amigos.

Esta situacio?n constituye una oportunidad para vivir desde la fraternidad esta contingencia sanitaria y tambie?n para continuar con la formacio?n permanente que tanto enriquece la vida sacerdotal.

Reorganizar una nueva planificacio?n ante esta nueva situacio?n de tu comunidad o de la gente con la que vives.

Establecer un cierto ritmo ordenado, tanto a nivel de la vida comu?n como de tu propia vida personal, favorece el bienestar pastoral.

Es tiempo para la creatividad: piensa posibles actividades de tipo celebrativo, de oracio?n y solidaridad, que favorezcan un espacio positivo.

Es momento de emprender una pastoral digital, on line, sin que esto te limite la cercani?a con tu comunidad.

Trata de mantener horarios comunitarios que favorezcan el intercambio y la conversacio?n guardando siempre las recomendaciones sanitarias. Una organizacio?n clara y accesible a todos los miembros de la comunidad, que favorezca la participacio?n de los ma?s jo?venes para el cuidado de los mayores, sera? beneficiosa para todos.

Presta especial atencio?n a tus encargos y tareas dentro de la comunidad, dio?cesis o instituto en el que te encuentras.

En este momento la diligencia es una forma concreta de cuidado del otro, y resulta clave para el buen desempen?o de nuestra encomienda pastoral.

+Rogelio CABRERA LO?PEZ

Arzobispo de Monterrey
Presidente de la CEM

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