Un Hermoso libro sobre Tolimán…Queretaro

La conversión de Aurora Castillo,

se da con el uso de la tradición oral

y la convivencia armoniosa, como armas

metodológicas fundamentales,

para la elaboración de su libro,

dando un giro en su concepción ideológica.

   

 San Miguel Tolimán

José Félix Zavala

 

El sistema de “cargueros”,

La historia de un pueblo

contada por ellos mismos. El actual culto a la rana,

al cerro del Zamorano,

la elaboración del chimal,

las capillas familiares en Tolimán,

les han permitido las prácticas de pervivencia. 

Aurora Castillo, por muchos años jefa del Centro de Investigaciones Antropológicas de la UAQ, actual jefa de la maestría en antropología y pionera de esta ciencia en nuestra Universidad, conversó por espacio de dos horas con los alumnos del taller “El Oficio de Historiar”, sobre  la forma en que a partir de la fiesta patronal de San Miguel Tolimán, descubrió la historia y los modos de vida cotidiana y de supervivencia, de la manera más clara y coloquial posible, en esta población indispensable, por su cultura en nuestra identidad queretana. 

Mientras que el pasado 15 de junio les tocó a los académicos hablar de su obra, como fueron Beatriz Oliver, Martha Muntzel y Alejandro Obregón, todo fue diferente, desde poco público asistente hasta unos comentarios estrictamente académicos, en contraposición con la cordialidad y claridad de pensamiento en un lenguaje coloquial de la autora. 

“Tolimán es una población con instituciones políticas y sociales, semejantes a las de mesoamérica, por ser los otomíes herederos de la cultura tolteca, pero al ser derrotados por los mexicas se inició una tradición de desprestigio sobre ellos que dura hasta nuestros días” nos dice Aurora Castillo. 

Son hechos claros y actuales, los ritos y costumbres pre hispánicas en las inmediaciones de la Sierra Gorda queretana, como pueden ser: 

Los pocos chichimecos que sobreviven en la Sierra Gorda queretana, han mantenido, durante estos últimos 500 años, el culto a La Tortuga, o Xaha, como símbolo de la relación Hombre-Agua, en el solsticio de verano, principalmente en Casas Viejas.  

Por otro lado, han respetado sus espacios sagrados, como el culto al Cerro del Zamorano, en el mes de abril, a donde toda la población acude,  como lugar donde moran los antepasados, en una comunicación entre el cielo, la tierra, los vivos y los muertos. 

El rito de los cuatro puntos cardinales o fiesta de la Santa Cruz, sigue permaneciendo como un rito agrícola, sabiendo que de los cuatro puntos del cosmos vienen los vientos y el agua y en medio de ellos esta el sol, dador de la vida. 

La fabricación del Chimal, ofrenda realizada con cucharilla, flor de zempanzuchitl y tortillas de colores,  se levanta, como un gran escudo, para la fiesta de San Miguel Arcángel, sustituto este arcángel de Huitzilopochtli, símbolo de la resistencia a la penetración cultural y cercana esta fiesta al levantamiento de la cosecha o fiesta mesoamericana de la recolección. 

La sobrevivencia de las capillas familiares o las capillas funerarias en los caminos, los mantiene en relación continua con su linaje y sus ascendientes.  

Es importante tener presente para nuestra historia regional los siguientes hechos: 

Los Pames y Los Jonaces tuvieron que replegarse hacia el norte de la sierra, como medida de defensa social, cultural y de sobrevivencia evitando el sometimiento al español, terminando éste en el sometimiento de los Pames y el exterminio de Los Jonaces y naciendo la cultura Otopame en Tolimán. 

Los Otomíes, no existentes en Querétaro como parte del territorio de la entidad actual que es, llegaron junto con los españoles y en el año de 1532, fundan el pueblo de Tolimán, desplazando a Los Jonaces e integrando a  algunos Pames, asentados con anterioridad en esta región. 

Las palabras de Aurora Castillo, vertidas en su libro y la aceptación por su parte de que la historia oral, rescatada por ella en Tolimán, le ofreció la oportunidad de reconstruir la historia de esta población, le da un vuelco a su posición ideológica, colocándola entre los antropólogos de avanzada en nuestra entidad. 

“Los Indios de Tolimán, de nuestros días, con todo y los cambios drásticos políticos y demográficos del siglo XVl, el reacomodo del siglo XVll, el crecimiento económico del siglo XVlll, el levantamiento armado en La Sierra Gorda, en el siglo XlX y el sistema de cargos actual, hablan de un pueblo culturalmente fuerte, que presenta autodefinición y estima, que les permitirá sobrevivir al siglo XXl”. 

Ver salir a la luz un libro gestado durante más de diez años, por dificultades de todo tipo, como es el llamado “Persistencia histórico cultural. San Miguel Tolimán”, escrito por Aurora Castillo, es gratificante, debido a los aportes que sobre los queretanos milenarios nos muestra y demanda el orgullo indígena y la atención de los estudiosos y de las autoridades sobre estos grupos de mexicanos aportadores insustituibles de la cultura universal. 

Nos habla, en su obra, Aurora Castillo, investigadora universitaria, de la U A Q, sobre la cultura Otopame, enclavada en la Sierra Gorda queretana, especialmente de los pobladores de Tolimán que han sufrido constantes cambios en su organización social como pueblo mesoamericano, desde que fueron congregados por los misioneros en y durante la invasión española, hasta nuestros días. 

“Durante medio siglo los españoles, criollos, mestizos e indios han presentado una oposición contradictoria constante, resultado de la historia colonial, que en los albores del siglo XXl no ha sido erradicada de la mentalidad de la sociedad mexicana” 

Los Otomíes de Tolimán y Amealco, son grupos indios de fuerte presencia en el estado y su aislamiento económico y social, tiene un trasfondo histórico, pero su vida religiosa,  su organización social y el reconocimiento público de sus lugares sagrados, les ha permitido la sobrevivencia, al decir de la autora. 

“La apropiación del espacio con la región y con los ámbitos sagrados en particular, les ha permitido conservarse étnicamente como grupo cultural y lingüísticamente diferenciado a través del tiempo y hasta la actualidad. 

“Los indios resistieron el desastre de la conquista, el despoblamiento por guerra o enfermedad y la expansión de la propiedad privada española y resurgen nuevamente hoy en día en la vida de México” nos señala Aurora Castillo. 

La cultura indígena se fundamenta en su propia herencia”. Los indios  otomíes de Querétaro, conscientes y deseosos de trascender como tales, se cohesionan a través de sus elementos de identidad, para la sobrevivencia de ellos como pueblo diferenciado y de su cultura particular y aportadora. 

“La visión del mundo otomí continúa siendo dual y étnica, inserto en un paradigma ecológico, dentro de una división del tiempo agrícola, basado en un esquema de vida predecible”.