A la figura de Santiago el Mayor, se le reconoce porque lleva un bastón, una alforja, sombrero y una concha; más de alguna vez se acompaña con un libro y una espada. Santiago el Mayor, era hijo de Zebedeo y hermano de Juan Evangelista y Jesús le había apodado “El Hijo del Trueno”. Estuvo presente en la transfiguración en el Monte Tabor y también en la Oración del Huerto en Getsemaní. En cuanto a Santiago Matamoros, es parte de la “leyenda dorada”, donde se le reconoce como evangelizador de España y se le tiene como el primero de los Apóstoles de Jesucristo en sufrir el martirio, que fue por decapitación, ordenado por Herodes Agripa, alrededor del año 42 d.C. La leyenda dorada nos narra, que los seguidores de Santiago, cargaron su cuerpo en una barca y lo llevaron hasta Galicia, donde fue sepultado en un bosque, esa leyenda fue creciendo hasta el Siglo IX, cuando señala la mencionada leyenda que fue encontrada su tumba y en ese mismo sitio da lugar al nacimiento de La Ciudad de Compostela y a la gran devoción que por él tienen en la península Ibérica. La iconografía del llamado Santiago Matamoros, se debió según la tradición a su aparición a caballo y con una espada en la Batalla de Clavijo, en el año 844 d.C. donde se hace referencia al santo, como defensor de la cristiandad en España y la espada lo señala como el destructor de los moros. En la Ciudad de Querétaro llegan también los dos Santiagos; Santiago El Mayor, peregrino y evangelizador como patrono de la Ciudad y del Obispado de Querétaro, y Santiago Matamoros, el que aparece en un corcel y con la espada, en la famosa y legendaria batalla del Cerro del Sangremal, para desgracia de los habitantes originarios de América y en favor de los españoles. La festividad de la Iglesia Católica para este Santo es el 25 de Julio, fecha que se tiene también en Querétaro, como día de la Fundación de la ciudad, a la que le añadieron el nombre del santo, quedando: Santiago de Querétaro. En menos de un lustro, Hernán Cortés, al frente de 500 españoles, consiguió para España, a costa de proezas y crueldades, los dos enormes imperios, el Azteca y el Tarasco, además de una docena de Señoríos menores. Nuño Beltrán de Guzmán, hombre ávido de oro y asesino entusiasta, con 300 españoles y 8000 indios aliados, fue también parte del inicio de la historia del nuevo Querétaro. Le llegó a Querétaro la conquista material, mediante los métodos de despojo, esclavitud, servidumbre, la formación de grandes haciendas, la explotación de la ganadería, la minería, los obrajes y el comercio. Hernán Cortés despedazó las figuras de los Dioses originarios de América, solicitó a España el envío inmediato de sacerdotes y sostuvo que la causa principal de la conquista era la de predicar la fe de Cristo En suma la acometida de los europeos sobre América, tampoco le fue ajena a Querétaro en sus cuatro actitudes: bélica, política, económica y espiritual, y en treinta años se apoderó de un gran territorio diverso y heterogéneo, junto con su gran cultura. En tres bulas el Papa Alejandro VI reparte entre España y Portugal, las tierras americanas y de esta donación papal el jurista Juan López de Palacios Rubios, redactó la “Notificación y Requerimientos que se ha de hacer a los moradores de las islas y de la tierra firma del Mar Océano que aún no están sujetos a nuestro Señor”. Este documento sirvió para justificar la servidumbre y asesinato de los naturales de América, por lo que esta conquista fue abrumadoramente cruel y de la cual Querétaro no fue ajeno en ningún momento. Afortunadamente para la historia de Querétaro, el libro de Lourdes Somohano Martínez “La Versión Histórica de la Conquista y la Organización Política del Pueblo de Indios de Querétaro”, además del trabajo de José Ignacio Urquiola Parmisán, sobre la fundación de la Ciudad de Querétaro, abrieron las líneas de investigación, que aportan datos y acontecimientos que corroboran lo firmado en este texto.