Taxco, un templo
En el siglo XVlll, José De
: “Es la más notable de todas (las iglesias) y representa la culminación del barroco en el nuevo mundo”.
De
El cerro de
Hablar del templo de Santa Prisca en Taxco, es dirigirse a la cantera y al oro, trabajado en manos de indios, ideado por Cayetano de Sigüenza e Isidoro Vicente Balbàs, para dar por resultado el exceso, el barroco que las manos indígenas llevaron a su máxima expresión, dejando al mundo sin poder superarlo.
Elisa Vargas Lugo dice: “La nave del templo, situada de oriente a poniente, esta compuesta de cuatro tramos, divididos con pilastras con contrapilastras, sobre las que descansan los arcos torales. Estos apoyos presentan tableros resaltados en los fustes a manera de vigorosos almohadillados que cubren también el intrado de los arcos. Los capiteles son de tipo corintio. Un fuerte y moldurado cornisamiento, que es una de las aportaciones más novedosas, que recuerda el interior del Sagrario de la ciudad andaluza.
El dogma de
Arquitectos, retablistas, talladores, tracistas, pintores y decoradores, traducen la plástica barroca, encaminada a actuar de manera simultánea en la totalidad de los sentidos. Es el triunfo de la conquista española, que se erige, es la mano de los vencidos la que se manifiesta. Allí cantan sus estípites, el oro, los lienzos, la luz.
José De
Dice Peñafiel: “La capilla llamada de los indios tiene su historia, el lugar que ocupa
En 1921 Francisco Diez Barroso señala: “Muy interesante es la iglesia parroquial de Taxco, que pertenece a este grupo (neo plateresco con base borrominesca)… esta iglesia constituye probablemente el ejemplar más interesante entre las iglesias de este genero que fueron construidas en
Para 1927 el famoso pintor Dr. Atl la califico de ultrabarroca, mientras en 1931 Manuel Tussaint habla de un templo bello, homogéneo, airoso, ligero, con cierta influencia chinesca en los remates de las torres, cuya talla es tan fina que parece de madera de sándalo o marfil.
Para 1951 Joseph A. Baird se aboca a analizar las formas y concepciones de los retablos.
“Los retablos del ábside y cruceros son desde el punto de vista de su composición diferente a los de la nave… lo notable acerca de los retablos de Santa Prisca y San Sebastián de Taxco, es la precoz presentación de direcciones…”.
Ese mismo año Pàl Kelemen encuentra semejanza del templo de Santa Prisca y San Sebastián con las iglesias mineras de Brasil (¿). Mientras en 1958 Justino Fernández opina:
“Se destaca como una joya… por su compilación y riqueza, es ultrabarroca sin utilizar estípites churriguerescos… es una obra maestra…”.
Santiago Sosa Gallardo señala. “De gran prestancia barroca y profusamente ornamentada, la iglesia de Santa Prisca…” mientras que Leopoldo Castedo afirma que es una obra mestiza con conceptos indígenas, una obra diferenciada, con lo que no están de acuerdo muchos autores, pero les recuerdo que indios y mestizos fueron sus constructores. 16 estudios se hicieron desde
“El barroco novo hispano, dice Octavio Paz, dejó obras notables y que se cuentan entre las mejores de esa tendencia en todo el mundo. Me refiero a la poesía, la arquitectura y al exquisito arte del retablo, que alía el volumen, el color y la luz a la sombra”.
Las palabras de Luís Ortiz Macedo dicen: “El claroscuro que matiza el interior del templo varía de acuerdo a las diferentes horas del día, dependiendo de los diversos acentos con que la luz actúa sobre los espacios, transformando constantemente la pujanza de las vibraciones y ritmos formales que construyen su ornamentación integral. A cada cambio de luz y sus modulaciones, la afección por lo sublime y lo supraterreno se va dando de manera diversa, en cuyo recinto se acentúa la penetración de la luz por los amplios ventanales”.
Taxco, antiguo Tetalcingo allá por 1529, luego Mineral de Taxco en 1570, Taxco habitado por Tlahuicas, que a la llegada del español fueron llevados a las minas. Formaron sus barrios como el de Tlachcotecapan, en honor a su antiguo pueblo del juego de pelota, cercano a tan solo
Manuel Tussaint dice por otro lado: “El atrio se halla limitado por dos monumentos, uno esbelto a San Miguel Arcángel y el otro es una cruz esquinada en un ángulo de 45 grados. La fachada nos muestra un bello ordenamiento barroco. Dos cuerpos y un remate, la encuadran columnas geminadas, lisas las bajas, salomónicas las superiores… medallón ovalado… el bautismo de Cristo. El remate con una columna coronada por una concha y dos escudos a los lados. El reloj con
Son los criollos adinerados quienes patrocinan las grandes construcciones en
“Róelos follajes abultados, conchas, guirnaldas y querubines, en audaces actitudes aparecen por todos lados”. Es Balbàs quien habla.
La belleza de la cantera almohadillada contiene los altares de inicio de la nave, a la izquierda San Juan Nepomuceno, San Lorenzo levita, San Pedro Arbués, San Félix, San Vicente de Paul, San Francisco de Borja, San Francisco Javier, San Pedro Canisio, es el conjunto la exaltación del sacerdocio. Preside el retablo el santo de la buena fama, hay en él cuatro ángeles, doce querubines, dos medallones al óleo, en este altar la concha aparece toda llena de gracia.
A la derecha los siete arcángeles, los enviados del Señor: San Miguel, San Rafael y San Gabriel dan inicio al retablo en lo mas alto, le siguen cuatro mas, en medio doce querubines y cuatro ángeles. La patrona de España y de Zaragoza
Viene la puerta lateral y la entrada a la capilla de indios o naturales. Donde dos óleos gigantes presiden la entrada, son los martirios tanto del joven guerrero San Sebastián y el de la doncella hermosa santa Lucia, patronos del templo, recuerdo del sacrificio humano mesoamericano, gran analogía con la cosmovisión indígena, como si fuera solamente coincidencia o incidencia de trescientos años de convivencia entre mesoamericanos y europeos.
La capilla de las ánimas o de los naturales, que se encuentra a la mitad de la nave y a su entrada se topa con el retablo principal, típicamente churrigueresco, con un solo cuerpo coronado con un remate, todo en rojo y oro.
Sus estípites se elevan sobre peanas, por los lados chorrean granadas y follaje, donde Cabrera pinta la concepción mesoamericana de la vida y la muerte en un medallón donde
A los lados otros dos retablos el uno al “Padre Jesús” el otro a María la madre de los dioses, el primero de dos cuerpos y remate. Al óleo un hermoso Cristo agonizante, dos pinturas mostrando la flagelación y la coronación de espinas, al centro Jesús con la cruz acuestas, María y el Bautista en talla a los lados y a la izquierda en el remate