La Virgen de Guadalupe en Querétaro.
El inicio del culto guadalupano, comienza en este país, después de un siglo de las apariciones, principia con una ermita levantada en el Tepeyac después en las ciudades de San Luis Potosí, Querétaro y León. Son los Jesuitas sus mayores promotores.
El cuatro de diciembre de 1748 y reunidas todas las formalidades, en el Palacio Arzobispal de la ciudad de México, por todos los ayuntamientos de la Nueva España y ante la presencia del arzobispo Juan Antonio de Vizarrón y ordenado como día festivo, el 12 de diciembre de cada año, se juró el patronato a la Virgen de Guadalupe.
Este hecho a favor del patronazgo nacional de la Virgen de Guadalupe, fue confirmado por el Papa Benedicto XlV, por Bula del 25 de mayo de 1754.
La primera Ermita levantada en honor y devoción, a la Virgen de Guadalupe, se da en el mismo año de sus apariciones en 1531, junto al cerro del Tepeyac.
122 años después de este acontecimiento en San Luis Potosí, Francisco de Castro y Mampaso, tesorero de la Real Caja, en esa ciudad, llevó de México, un retrato a pincel, de la Guadalupana a esa población.
Esta imagen fue recibida por los potosinos, desde el Templo de la Merced, ahora inexistente y que estaba ubicado cerca de la bella Caja de Agua, que esta ciudad tiene y llevada procecionalmente a la parroquia, Convento y templo de San Francisco, exponiéndola a la veneración del pueblo, con toda dignidad, en marco dorado, cortinas y con baldaquino.
Francisco de Castro agradecido por los múltiples beneficios obtenidos de la Virgen de Guadalupe, se unió a Juan de Torres Villasana, Francisco de Torres, Antonio Uresti, Alonso Rodríguez de Miranda y a Alonso de Pastrana, para obtener licencia del obispo y construir una ermita donde se rindiera culto a la Virgen del Tepeyac, esto fue por el año de 1662, en que fuera trasladada solemnemente la imagen, con la autorización del obispo Fray Marcos Ramírez de Prado.
El sitio escogido para este fin, fue a las afueras de la ciudad, en un lugar llamado Tierra Blanca o Tierra Nueva y que ahora se le conoce con el nombre del Barrio de Guadalupe y se llega a él por una hermosa calzada.
Junto a la primitiva ermita, muy pronto se levantó un suntuoso santuario, donde año con año se reúnen los potosinos a rendir culto a la Virgen de Guadalupe y durante todo el año y más específicamente, en el mes de diciembre, las distintas organizaciones sociales de la ciudad, llegan en procesión, por esa calzada, con esa misma intención
En Querétaro
Tres años más tarde y a 125 años de aparecida la morenita del Tepeyac, el Bachiller Lucas Guerrero Gordea, queretano, en agradecimiento al milagro que la Virgen de Guadalupe, le había concedido al lograr una buena cosecha en un terreno agreste y el Padre le prometió dedicarle la cuarta parte de las ganancias, libres de diezmos, y fueron 15 pesos.
El retrato de la Virgen de Guadalupe realizado a pincel y adquirido por el Padre Lucas Guerrero Gordea, en la ciudad de México, fue recibido en el templo del antiguo Hospital de los Hermanos Hipólitos, en la Calle Real, llamado ahora de San José de Gracia. Los primeros en adherirse a esta devoción fueron los sacerdotes del clero secular, primero 16 clérigos y luego los indios, habitantes de la ciudad.
La primera ermita levantada en honor de la Virgen de Guadalupe en Querétaro fue construida, en un predio conocido como “El Cerrito de Don Diego” y donde posteriormente fuera erigido un magnífico santuario, en lo que ahora forman la esquina de las calles de 16 de septiembre y Pasteur Norte.
El permiso lo concedió la reina Mariana de Austria a instancias del arzobispo de México Fray Payo de Rivera Enriques, por cédula del 10 de octubre de 1671, colocándose la primera piedra en febrero de 1674 y bendecida el 3 de mayo de ese mismo año.
Al siguiente año se comenzó en ese mismo lugar la construcción del suntuoso santuario, siendo brillantemente terminado en 1680 y atendido por una organización creada especialmente para promover su culto llamada “ Muy Ilustre y Venerable Congregación de Clérigos Seculares”, además de dos cofradías una de españoles y otra de pobres, “Cofradía del Señor San José” y Hermandad de pobres de Nuestra Señora de Guadalupe”, respectivamente.
Existen además de las tradicionales peregrinaciones al santuario durante todo el año, por las diferentes organizaciones sociales, una multitudinaria peregrinación anual, a pie, al Tepeyac, con más de cien años ininterrumpidos.
En esta ciudad de Quéretaro, después de la ermita del Tepeyac y la de San Luis Potosí, es la tercera que se erige en el país a la Virgen de Guadalupe.
En la ciudad de León
En la loma de Los Dolores, se levanta el santuario a la Virgen de Guadalupe, atendido por los padres de la Compañía de Jesús y propiamente la fiesta a la guadalupana, se celebra el 12 de enero y es conocida como “El Día de los Inditos”, promovida desde el siglo XlX, por el Jesuita Pablo de Anda, aunque la devoción guadalupana según el decir de los leoneses “Es de tiempo inmemorial”.
La fiesta consiste principalmente en que en forma tumultuaria y durante todo el día, asiste la población, en donde todos los niños van vestidos de inditos, las mujeres con blusa de manta y faldas de percal, todos llevando alimentos en bateas y huacales como ofrenda a la Virgen y a las afueras del santuario, por miles lo mismo que por la Av. Miguel Alemán, los “puestos” de alimentos, artesanías, imágenes y fotógrafos, dándole un aspecto muy particular a esta celebración en la que todos los habitantes de esta ciudad participan.