Requiem por María
Nota: Texto totalmente histórico, queretano y vigente. Aunque usted no lo crea.
El Querétaro místico de los años cincuenta.
“…Todos los santos ángeles y arcángeles, todos los santos patriarcas y profetas, todos los santos apóstoles y evangelistas, todos los santos mártires, todos los santos pontífices y confesores, todos los santos doctores, todos los santos sacerdotes y levitas, todas las santas vírgenes y viudas, Rogad por Ella…”
María Olvera, “Mariquita”, así la llamaron toda la vida, murió hoy, había pasado sobradamente los cien años, parte de ellos los vivió en una de las casonas viejas del Portal Quemado, en
Para las Cenobitas, de los muchos conventos cercanos, nunca existió María Olvera, pasó desapercibida, quien como ellas, estuvo permanentemente a la espera del Esposo Divino; Los Levitas de este pueblo, que son muchos, no volvieron a la casa de Mariquita, desde aquellos días del año 1929 en que los escondía en su casa, para que no fueran asesinados. Ella lo contó siempre, pero nunca hubo un reproche.
Un canto gregoriano, en voz de monjes benedictinos de Solesme, susurra las letanías de Todos los Santos, mientras mi pensamiento vuela al recuerdo, retrocede y el poeta habla:
fue como una preñez de muchos hijos…”
Mariquita, virgen antigua, consagrada, que debieron enterrar de blanco, en sus nupcias definitivas, siempre casta, limpia. Cuanto me duele su ausencia y la falta de esa caja blanca a la hora de depositarla sobre el campo santo, no se pudo conseguir ninguna usada, era demasiado pobre para que alguien advirtiera su deseo, fue su sueño me lo contó innumerables veces, en ese arrullo con el que me cobijó cuando niño.
Mi casa cerca de la suya, cada vez que miraba su ventana, chocaban mis ojos con un letrero pegado tímidamente en el cristal “En esta casa se venera a
Su modelo en la lucha por conservarse siempre sin tacha, siempre virgen:
“… de tu ira, de las penas del infierno, de todo lo malo, de la potestad del demonio, por tu nacimiento, por tu cruz y pasión, por tu muerte y sepultura, por tu gloriosa resurrección, por tu admirable ascensión, por la gracia del Espíritu Santo Consolador, en el día del juicio. !Líbrala Señor ¡
debiste llevar azahares el ultimo día…”
¡ Tesorera del cielo, Llave del paraíso, Esperanza de los desesperados, patrona de las Galias, Reina de
que la muerte recoja tu cabeza blandamente…”
Mons. Florencio Rosas, Cura, Rector, Arcediano, Maestro, Benefactor, Asceta el hombre de su tiempo, El Padre Rositas, su maestro. Lo nombraba frecuentemente en sus conversaciones.
“juntar un dinerito” para “mandar” decir una misa de esas que ya no se usan, “doble, semi doble, simple, de feria, de vigilia, votiva,” esas misas que comienzan retebonito, era su delicia, la motivación, el aliento
En el Santo de los Santos …”
Que lejos estaban de su pensamiento, Lutero, Calvino, Zuinglio, Enrique Vlll, el famoso sermón contra las indulgencias. ¡ Tantas había ganado! Que nadie puede quitárselas ahora, en el momento de la muerte, son el pase a la eternidad.
En su agonía, lo sé, lo supe siempre, estaba Thomas de Kempis con su “Imitación de Cristo y menosprecio del mundo”, todo buen asceta como era Ella tenia por necesidad que recurrir a esa lectura.
Suyos también y muy cerca los “Ejercicios espirituales” de San Ignacio, escritos en Manresa ¡ no faltaba mas ! Publicados en 1534, aprobados, claro, por el Sumo Pontífice. Yo también durante mi juventud caí en ese garlito, muchas veces medité sobre las postrimerías, muerte, infierno y gloria.
“… extínganse en ti todas las malas obras, por la imposición de estas manos nuestras y por la invocación de todos los ángeles, arcángeles, mártires, confesores vírgenes y todo lo que es santo y que por esta santa unción y su gran misericordia, tenga el Señor Piedad de los pecados, que cometiste con los ojos, los oídos, el olfato, el gusto, el tacto…”
El sacerdote que la ungía estaba lejos de conocer la santidad, el triunfo secreto de quien había ganado la batalla, de quien había corrido la carrera, ella no necesitaba de esos intercesores terrenales, había cumplido.
Miró el mundo desde un rincón de su casa en las calles de Pasteur sur 60, y desde allí fue una gran misionera, como lo fueron Pedro y Pablo, Andrés y Bernabé, en Italia y Grecia, Indalecio en España, Dionisio en Francia, Patricio en Inglaterra, Bonifacio en Alemania, Cirilo en Rusia, Simón y Judas en Africa, Francisco Javier en
aun el del coro de los justos… “
pedías para dar, desvalida …”
Me acuerdo de aquel Manifestador, de su custodia y sus candeleros de siete brazos, parecía de a deveras, nunca lo he olvidado, me lo prometió un día, juntó “dinerito” y fue por él a
sea como el sacrifico vespertino…”
sin que nadie te ayude a pasar la esquina…”
Escucho su conversación, cuando decía que llena de juventud, paseó por
Escucho sus palabras aún, cuando me contaba que su madrina de Primera Comunión, fue pariente cercana del Marques de
“ …Santa María Magdalena, Santa Agatha, Santa Lucia, Santa Inés, Santa Cecilia, Santa Catarina, Santa Anastacia, todas las santas vírgenes acudan en su auxilio …”
En su agonía fue casi tautológico que le llevaran el Viático.
“… este vino Señor y este pan, son manjares del alma para quien los recibe dignamente, es como fuego que cae del corazón, la llama de la caridad, con las cuales se aplacan los fuegos y ardores de la carne y se enfrentan sus malos efectos …”
Es por eso que el lienzo que guarda la sacristía del oratorio de Santa Rosa de Viterbo, donde aparecen las beatas Rosas trabajando en los jardines del Real Colegio, argumentando siempre del mismo asunto, los amoríos de su Señor, del Divino esposo.
El Jesús del juego escultórico, Los doce apóstoles”, exhibido en la misma sacristía del oratorio, que tan presente lo tengo, -las madrugadas, cuando acolitaba la misa de cinco, – de su seno sale una puertita, que alberga un sagrario, donde siempre pensé que seria la morada definitiva de Mariquita, para que su casero ya no la corriera con insultos al cobrarle la renta.
Frente a mí, esta su retrato, de mediana edad, su rosario de plata, la vida del Padre Rositas en libro, ¡ mi herencia! , hermosa herencia anunciada.
Estas letras son un recuerdo vago de su vida, también de esas tardes en que me escapaba a verla de lejos, sonreírle y regresar, bien sabia ella que mi fin era interesado, el interés de una gelatina, de las muchas que tenia en su expendio de leche, cuando pudo trabajar, las hacia muy sabrosas, a sabor limón, limón cortado del árbol de mi casa y salidas de sus manos, las vendía a cinco centavos, el postre, un cuento de “vidas de santos” que se sabia tan bien, pero eran mejor cada día como los contaba, dichosa cuenta cuentos.
“ … recibimos prestada la vida, para que cuando nos la pidan, la volvamos de buena gana y si se nos ha llegado el tiempo de pagar esta deuda, alegraos pues salís de los trabajos y miserias de la vida humana. Os conocerán los ángeles, saldrán a recibíros los bienaventurados,
Las capillas de indios de ésta su ciudad, puesto que su padre era apellidado Olvera, de los Olvera, como muchos de este pueblo, tan lleno también de conventos monumentales, casi 20 existen aquí.
Comenzando del Sangremal donde está el de los Crucíferos, después los Colegios Jesuitas de San Ignacio y San Francisco Javier, el de los Mercenarios, el de los Clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe, El de los Dieguinos, o el Convento Grande de San Francisco, el de los Carmelitas o el de los Agustinos, no falta el Dominico, el Hospital de los Juaninos, el de los Felipenses y muy retirado el de Recolección, donde esta
Esas capillitas como la del Espíritu Santo, antiguo lugar del Juego de Pelota, en el barrio de los jauleros o como las de Santa Catarina y San Gregorio, en
Estoy seguro que algún día recordarán a María Olvera con su virtud llevada al heroísmo y sin soberbia, pero no en Catedral, con sus Canónigos de misa conventual de ocho de la mañana, ni en los cinco grandes conventos de monjas, como el de las Teresas, tan cerca de su casa, o el de Capuchinas, ahijadas del Marques o el de las Clarisas parientes del indio Cacique Conín, ni el de las Beatas Rosas, ni el de las Carmelitas descalzas.
Las hermanas Alonso fundadoras de las Beatas Rosas, La india casica Marìa Luisa, fundadora de las Clarisas, o María Josefa fundadora de las monjas Teresas o la india otomí, Salvadora de los Santos famosa monja entre las Carmelitas Descalzas de este pueblo o Marcela de Estrada fundadora de las monjas Capuchinas, esas si serán recordadas por siempre, María Olvera no, porque no era monja ni de coro, ni lega, porque fue sacada contra su voluntad de su casa y llevada al asilo de ancianos y ninguneada, pobre y venida a menos.
La música coral de Solesme, sigue entonando en gregoriano, las letanías de Todos los Santos, continua y en mi cabeza se agolpa el rezo: “ de las puertas del infierno… lìbrala Señor…