Querétaro
2500 años de civilización e historia continuada
Dos civilizaciones han vivido y combatido no solo en nuestro territorio queretano, sino también en el alma de cada uno de sus habitantes, una es oriunda de estas tierras y otra venida de fueras, pero que han enraizado profundamente y que se confunde con el ser mismo de nuestro pueblo.
Se han dado saltos en el interior de cada una de estas civilizaciones, tanto en la cosmogonía mesoamericana y el catolicismo, entre otras muchas luchas y letargos prolongados en la historia de nuestra ciudad.
Son dos civilizaciones distintas, con frecuencia divididas por sus diferencias culturales y de intereses, conviven y luchan por permanecer, en Querétaro.
La frontera de la civilización mesoamericana con la gran chichimeca, fluctuaba durante la época prehispánica y siguió fluctuando durante el siglo XVl. A la región del Bajío y especialmente a Querétaro, le tocó estar en esta situación de inestabilidad cultural y jugar el papel de intermediaria entre mesoamérica, la gran chichimeca y los invasores europeos.
Es importante tener en cuenta que en el valle de Querétaro, se encuentra una pirámide, con tres épocas de reconstrucción, este edificio tiene un basamento piramidal de 125 metros por lado y 30 de altura y los estudios revelan hasta el momento, la suntuosidad que debió haber tenido este santuario, lleno de colorido y esculturas.
Hasta donde la arqueología ha llegado, está demostrado, que este centro religioso y político, era dinamo de un gran asentamiento humano y un santuario religioso, desde el siglo V hasta principios del siglo XVll, donde sus zonas más pobladas fueron: La Negreta, Santa Barbara y las márgenes del río, que llamamos El Pueblito y El Querétaro.
Una de las “almenas” o el “Chimal”, encontrada y restaurada, encontrada en el centro ceremonial o pirámide más importante del bajío y del valle de Querétaro como es El Cerrito, tiene una inscripción al centro de esta almena, tiene un decorado de flores e inscripciones, que rodea el símbolo del chalchihuitl, pudiendo ser la clave del nombre original Querétaro a partir del año 500 antes de la era cristiana.
Según decir del arqueólogo Daniel Valencia, responsable de las excavaciones, esta dedicado este santuario mesoamericano, a una deidad femenina, probablemente a la Madre Vieja y cuyas fiestas se conservan hasta nuestros días y en forma inmemorial, celebrándose en el mes de febrero, en la llamada Pascua del Pan Blanco.
Señalando el arqueólogo Valencia que se pudiera estar hablando de la existencia de un “templo mayor”, tomando en consideración los altares destruidos en el Cerro Gordo, frente a la pirámide de El Cerrito, característica de este tipo de santuarios.
Cómo toda frontera, el centro ceremonial de El Cerrito, ha dado a luz durante las excavaciones, “motivos” teotihuacanos, toltecas e itzaes, dejando así una agradable incógnita de nuestra identidad y civilización, pero sobre todo de nuestra existencia más allá de los 470 años que celebramos.
Otro motivo de referencia que debemos tener presente, es el de La Cañada, donde su topografía nos cincela un grandioso “Juego de Pelota” de gran extensión, formado por dos cerros alineados al norte y al sur, con otro formando el altar al centro poniente, como lo tienen los demás pueblos de mesoamérica.
Más allá de los estados Mexica y Tarasco, en las llamadas fronteras septentrionales, vivían los Pames y los Jonaces, pueblos habitantes de la región de Querétaro, instalados después de la decadencia del Cerrito y el Tepozán, en Huimilpan.
Después de la conquista de los Valles Centrales de México, por los invasores españoles, algunos otomíes, decidieron emigrar hacia el territorio de los Chichimecas, más allá de las fronteras de la civilización, donde aún no llegaba el control de los europeos.
El mapa de 1620 “de los alrededores de Querétaro”, nos habla de un asentamiento humano en el lugar que conocemos como “Agua Fría”, en la cabecera del “Gran Juego de Pelota”, este grupo humano parece haber sido de otomíes venidos a este lugar de chichimecas, a causa de la invasión española de los valles centrales.
Querétaro pertenece a la llamada Mesoamérica Marginal, como le han llamado los antropólogos y arqueólogos, a los lugares al norte de los valles centrales, donde existen vestigios de carácter mesoamericano, ya sea centros ceremoniales, ciudades, juegos de pelota o de otro tipo como Ranas, Toluquilla y Quirimbal, en el semidesierto y donde han existido permanentemente asentamientos humanos de civilización mesoamericana y que forman parte de la historia regional.
Es también importante tener en cuenta que desde el siglo tercero de la era cristiana existen asentamientos humanos y agricultura desde Querétaro hasta Durango y San Luis Potosí, vinculados con la llamada cultura mesoamericana y con los pueblos chichimecas como son los Pames y los Jonaces.
En Querétaro en la zona llamada del Pueblito se han encontrado y se siguen encontrando esculturas antropomorfas, cariátides, atlantes, relieves y cerámica de claro origen tolteca, indicándonos asentamientos humanos importantes y un centro de poder regional, con etapas de decadencia y esplendor, pero nunca deshabitado, lo que agranda la historia de Querétaro, que no parte de la llegada de los europeos.
La frontera del estado Mexica y la frontera chichimeca para 1520, se ubicaba en la provincia tributaria de la Triple Alianza, en Jilotepec, por lo que se puede inferir que los pueblos Pames, Jonaz y en general los chichimecas, de cultura semi nómada, habitaban la región, a la llegada de los otomíes después de la derrota de México Tenochtitlan.
Posteriormente, los otomíes al mando de Conín desplazaron a los pueblos chichimecas habitantes en ese entonces del territorio de la actual ciudad de Querétaro, La Cañada y El Pueblito.
Los invasores europeos fueron llegando posteriormente, al actual territorio queretano y más especialmente al pueblo de Querétaro, al reiniciarse la explotación minera en San Luis Potosí, Zacatecas y Guanajuato.
Querétaro para ese entonces, 1550, aproximadamente, ya estaba organizado por los otomíes como pueblo, al mando de Conín, que es la actual ciudad de Querétaro y sus alrededores.
Cuando los estancieros y los frailes españoles invadieron a Querétaro y el Bajío, integraron a los otomíes, que habían huido de la zona de influencia de los invasores europeos con anterioridad y estos se sometieron pacíficamente.
Los otomíes perdieron en ese momento su autonomía, tuvieron que pagar tributo a los encomenderos y someterse al proceso de evangelización, perdieron también buena parte de su patrimonio cultural y adoptaron el calendario ritual europeo.
La llegada primero de los otomíes y posteriormente de los españoles a territorios chichimecas, trae consigo el estallamiento de la Guerra chichimeca y la reforma de los asentamientos humanos en donde ahora es la ciudad de Huimilpan, Querétaro y San Juan Del Río, principalmente.
Los otomíes, al igual que los tarascos, los nahuas y otros pueblos mesoamericanos, se unieron a los españoles y tuvieron una influencia decisiva en la colonización del norte de México.
La colonización del bajío pasó a ser de interés para La Corona española a mitad del siglo XVl y expidió provisiones reales para la fundación de poblaciones y presidios, con la esperanza de sofocar el conflicto armado, suscitado entre los grupos de habitantes inmemoriales de la Gran Chichimeca y los españoles.
Fuerzas combinadas de españoles e indios aliados del Valle de México a partir de 1531 desalojaron fácilmente a los grupos humanos establecidos inmemorialmente, en estos contornos.
“Sus fiestas ordinarias eran de veinte en veinte días, que eran como ahora los domingos. Tenían una pascua principal que celebraban cuando querían celebrar los frutos, llamada Tascanme, en otomí o del Pan Blanco, fiesta muy antiquísima entre ellos y de gran solemnidad”. Estaba la festividad dedicada a la Madre Vieja.