DEJAR LA MATRIA…

 LA IMIGRACIÓN, dejar la matria.. 

En una era en que el dinero es único dios, el escritor reivindica el valor de la poesía

Juan Bañuelos y el respeto a los pueblos originarios. El poeta y el intento de asesinato de la imaginación. Juan vestido a cuadros, con lentes y un micrófono en la solapa, sentado en un sillón rojo con dos de sus poemarios sobre la mesa. Bañuelos en favor del diálogo y de la organización de una globalización alternativa de la cultura.

El poeta chiapaneco se presentó en el Centro de Lectura Condesa para hablar de él y su trabajo: »Cuando uno ya traspasa cierta edad hay que hablar de uno, porque después los investigadores, los tratadistas, nos comienzan a inventar la vida.»

Nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en 1932, Juan Bañuelos anticipa un buen panorama para la poesía y la necesidad de impedir un crimen: el asesinato de la imaginación.

»La poesía -dice- comienza a tomar auge, no de una manera grande, pero sí lentamente. Las personas comienzan a refugiarse en la poesía y esto se debe a lo que estamos viviendo: el desempleo, la falta de seguridad para ir a ver una obra de teatro y volver a la casa, cosas que alteran la vida social.

»Por ello, la gente ha vuelto a leer, a refugiarse en la lectura, a encontrarse con su problemática, ya sea amorosa, la de la pobreza o la alegría.»

Y eso no es gratis, porque la poesía es nada más y nada menos, prosigue Bañuelos, »el aparato respiratorio de la imaginación. Ahora lo que menos se cultiva es la imaginación, porque estamos viviendo momentos, sobre todo las personas que se dedican a la política, de un lenguaje que no tiene imaginación.

»Sin imaginación el hombre es un inválido de la realidad. La literatura, en especial la poesía, es ese aparato respiratorio donde nos encontramos a nosotros mismos. Estamos en una época en la cual se quiere asesinar el poder de la imaginación. El único dios en nuestros días es el dinero. Hoy las grandes potencias quieren que la ciencia y la tecnología estén enriquecidas por la humanidad, cosa que no puede ser; tiene que ser al revés, nuestras necesidades son muchas y de variada índole.»

Por ello es impostergable la defensa de la cultura y, sobre todo, de la tradición literaria para recuperar, en cierto modo, la capacidad de lucidez de lo que somos: seres humanos nacidos para inventar y para transformar, subraya el autor del poema El ciego, nacido tras conocer a uno de los sobrevivientes de la matanza de Acteal, sitio al que llegó un día después de los asesinatos.

«Vivimos un momento de confrontación en el que los gobiernos de México, bursátiles, son persecutorios, sobre todo en mi estado natal, Chiapas, al no cumplir con los acuerdos de San Andrés para respetar los derechos humanos de más de un millón de personas que viven allá, indígenas», plantea. Explica que la visión del mundo indígena también es humanista, porque nace de una ética, de un tono, carácter y calidad de vida de un pueblo, de su moral, así como de su estilo y de sus estados de ánimo auténticos, de su concepto de la naturaleza, del yo.

»Por eso es necesaria una disciplina pedagógica para presentar un universo amplio y variado de la literatura de los pueblos históricos, con sus múltiples facetas y su producción literaria abundante; recorrer caminos transitados con textos literarios para involucrarnos en el devenir de la historia, sobre todo en estos momentos tan peligrosos para el futuro de la humanidad por la globalización».

 Para eso sirve la poesía: »para la permanencia de la memoria colectiva, para el enriquecimiento por el gusto del arte que implica todas las inquietudes del hombre. Hemos visto que actualmente se abren las comunicaciones y vemos y comenzamos a recibir todos los conocimientos de los pueblos orientales, sobre todo de China. Entonces es la imaginación la que está caminando.»

El levantamiento indígena de 1994, destaca Bañuelos, fue por su cultura, no por la toma del poder, y advierte que sólo habrá un cambio verdadero »si devolvemos plenamente el habla a nuestros pueblos, a nuestro pueblo, si se respetan sus idiomas originales de muchos siglos, para que al fin fertilicen su cultura sin mayores desasosiegos o equívocos, como ocurre en el campo político, donde confunden democracia con elecciones».

»Las comunidades indígenas de América, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, no aceptan la cultura popular como una mercancía sino como una cultura de la resistencia, que ahora está pasando a la defensiva con originales voces de la selva y con un impresionante viento que nace de los caracoles en las montañas y en las colinas.»

Nos reunimos para contender contra el monopolio de las palabras y de las formas que cierta parte de la sociedad manipula a través de los medios impresos y electrónicos de comunicación, y que muchos gobiernos los convierten en medios de incomunicación.

»No más monólogos, queremos diálogos, el monopolio del poder implica el monopolio del silencio y del cinismo, por todo lo enumerado es muy importante que tengamos estas reuniones en las que podamos opinar, conversar, vayamos de la globalización neoliberal del proceso económico hegemónico, o sea, del imperialismo planetario total a una globalización alternativa contrahegemónica organizada por la base de la sociedad, porque hoy también descubrimos que no hay conocimientos puros, que existen constelaciones del conocimiento, y con esto la posibilidad del cambio es más real que nunca.»

Su propuesta: contra la globalización hegemónica de usura, debemos organizar con las bases sociales de los pueblos del planeta una globalización alternativa de cultura, ya que estas bases sociales padecen hoy dramáticamente el retorno de males como la esclavitud y el trabajo servil que estamos viendo ahora en muchos países, como la de 5 mil indígenas explotados en la frontera entre México y Guatemala.

»Se vuelve alarmante la falta de agua en el mundo, la destrucción del ambiente, las pandemias, la violación de los derechos humanos, el desempleo y los odios interétnicos provocados por los mismos gobiernos de esta globalización.

»En estos odios interétnicos Chiapas forma parte de esta guerra de baja intensidad, debemos reinventar la emancipación social, la democracia participativa en que se escuchen las voces del mundo.»

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

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