La Semana Santa en Querétaro. Qué Ver…
José Félix Zavala
Entre el olor a la manzanilla, centenares de puestos por las calles del centro, ofreciendo las enchiladas queretanas, “los guajolotes”, pan, alfeñique y “judas”, da comienzo La Semana Santa que se viene celebrando por siglos en esta ciudad, levítica desde la era prehispánica, aunque usted no lo crea.
Los diez y siete conventos monumentales y sus capillas guardan arte religioso de la escuela queretana de escultura propia de la celebración.
Nuestra Señora de los Dolores o La Obrajera, escultura de Pedro de Rojas, presidió por mucho tiempo el retablo mayor del Templo y Convento de los frailes agustinos a cuya devoción lo habían dedicado y en el retablo de cantera que da entrada a el templo alzando la vista los ojos se llenarán de gozo al admirar al Señor de La Portada, un Cristo en cantera sobre decorado.
Dos retablos ultrabarrocos a la entrada uno del templo del Real Convento de Santa Clara y el otro en petatillo de oro a la entrada del Real Beaterio de Santa Rosa de Viterbo vuelven al gozo a todo visitante o vecino de esta ciudad, por su belleza.
Los Cristos monumentales de San Francisco, La Congregación, El Carmen, Teresitas entre muchos otros logran ver el trabajo de las manos de los artistas queretanos.
Llegar al templo y convento de Santo Domingo, ya en el portal de peregrinos brillará la imagen del Señor de Las Maravillas, donde todo fiel cristiano pasa a musitar una oración y entrando a la capilla de la Tercera Orden, en el mismo lugar se verá al Señor, postrado en tierra bajo el peso de la Cruz.
Si se acerca al antiguo templo de La Compañía de Jesús, que fuera también la primera sede catedralicia y desde hace más de 250 años la Parroquia de Santiago, los ojos verán una lluvia de arte en esculturas de todo tipo, pero esta Semana Santa vale la pena detenerse en la entrada a admirar a otro Jesús Postrado por el peso de la Cruz en una talla casi inigualable y en el medio de la nave un “Calvario” donde La Dolorosa y el Apóstol Preferido harán marco a un Cristo crucificado de gran valor artístico.
Lo mismo ver en la capilla de la Asunción del templo de La Santa Cruz, al Cristo Negro flanqueado por La Dolorosa es otro espectáculo para los ojos y el alma.
Ver la escenificación de Las Tres Caídas entre El Juego de pelota, que forman los cerros de La Cañada, visitar Las Siete Casas, entre el olor a manzanilla y el ruido del tambor y la chirimía, mientras los soldados romanos custodian al Nazareno preso, vuelto belleza en las manos de los artistas queretanos, es otro espectáculo inolvidable; lo mismo que la quema de Judas y la compra de alfeñique vuelto ilusión.
El Domingo de Ramos es cuando la Iglesia se viste de Rojo sangre-martirio mientras se canta la Pasión de Cristo y las palmas se convierten en piezas de arte efímero para ser vistas en las manos de todos.
El Jueves Santo por la tarde tocarán por última vez las campanas de todos los templos y conventos de la ciudad, mientras se lavan los pies a los doce apóstoles y se lleva “La Reserva” al “Monumento” que entre flores, luces y telas, envueltas en incienso, bajo palio, camina el sacerdote y nuestros ojos miran el arte y nuestros oídos escuchan el canto de “Mandatum novum do vobis”.
Los Judas vueltos políticos tronarán por todos los barrios de la ciudad mientras se prepara la población para la noche de Pascua donde con el fuego nuevo y la luz del Cirio Pascual, se escuchará la voz del diácono que anuncia un nuevo día y la noticia de que la “Feliz culpa, mereció tal Redentor”.
De lunes a miércoles se pueden admirar: El Hermoso Cristo de Marfil en la Sacristía del templo de La Congregación, El maravilloso Ecce Homo en el templo de Capuchinas, el Señor Nazareno en Carmelitas o el de La Merced. El Cristo del Llanto, el Señor de la Columna, etc. Los ojos del buen mirador no tendrán descanso.
El Señor de Los Trabajos en el templo del Carmen o el Cristo de Santa Teresa en Teresitas, El Señor de La Huertecilla.
Las Plazas de Querétaro están esperándolo como la de Plaza de Armas el Jardín Zenea, El Guerrero, El de Los Platitos, el de Santa Clara, La de Santa Rosa de Viterbo, La de La Constitución, el Jardín de San Antonio y en todos sus centros de cultura eventos de música, pintura y teatro.