Destrucción de Nuestros Conventos por las
Tropas Francesas según informes de sus
moradores a la Mitra en 1864
El Gobernador de la Mitra Pbro. José Ma. Barbosa, pide en julio de 1864, a los religiosos, tanto varones, como mujeres, de la diócesis de Querétaro, un informe sobre el estado en que se encuentran, tanto ellos, como los edificios donde habitan o habitaron.
Síntesis de esa información:
Introducción.
Estado de la Diócesis de Querétaro en 1864, a cuatro meses de su erección.
La suerte que corrieron los frailes y las monjas
El destino de los edificios que habitaron
La destrucción de conventos, templos, hospitales, colegios, hospicios, etc.
La historia no solo la encontraremos en los archivos, sino también en las ideologías y costumbres, en este caso en Querétaro, modificaron la vida cotidiana de sus habitantes los diversos acontecimientos causados por estas categorías, a veces no estudiadas con la debida objetividad.
En la ciudad de Querétaro se da la llamada Conquista espiritual, con la llegada de los frailes franciscanos para 1540 y con la de las monjas Clarisas para 1607, mientras que
El Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, crearon el territorio que ahora llamamos México, parte mayoritaria de la cultura madre, denominada Mesoamérica. Para ese entonces, los propietarios de la mayor parte del territorio mexicano y sus bienes muebles e inmuebles y los servicios, eran de la Iglesia Católica. Por ello la llamada ley Lerdo de 1856, desamortizó los bienes del clero, las fincas rústicas y urbanas pertenecientes a la Iglesia y Benito Juárez publicó las llamadas Leyes de Reforma, nacionalizando los bienes de la Iglesia, donde los templos y conventos, sufrieron las consecuencias, debido al saqueo, destrucción, mutilación y nuevos destinos que sufrieron estos edificios, lo mismo que el arte que en ellos se encerraba.
En Querétaro el Gobernador José Ma. Arteaga en 1860, sirva como ejemplo, cañoneó el conjunto conventual o Ciudadela de San Francisco, arruinando la barda atrial y gran parte de las capillas ubicadas en el cementerio, el resto se derribó en 1863 y se quemaron pinturas, esculturas y muebles.
Desiderio Samaniego, Manuel Gutiérrez, y José Antonio Septièn, gobernantes de la ciudad y del Departamento durante la intervención francesa, que estaba al mando del General Douay, fueron a quienes acuartelaron, estas autoridades, en los ex conventos de la ciudad y son los miembros del ejército francés responsables de gran parte de la destrucción del tesoro artístico de Querétaro.
Las cartas enviadas al Gobernador de La Mitra en 1864, es un enumerado del estado lamentable, de los edificios religiosos, su desmembración, mutilación, robo y saqueo y la profanación que de ellos hicieron los franceses durante su estancia en la Ciudad.
Ya los Frailes Dieguinos habían desaparecido por extinción, abandonando su convento, templo y capillas, los padres Jesuitas habían sido expulsados de su templo y colegios, así como del territorio mexicano, por órdenes del Rey, que en ese momento formaba parte, a decir de España, de sus bienes.
Informes:
Las Monjas Capuchinas a través de su abadesa María Coleta Jesús informan que son veintisiete, que de su templo destruyeron las ventanas y que el órgano ha quedado enteramente arruinado.
Mientras que la Rectora del Colegio y Beaterio las Carmelitas, Sor María de Cristo informa que son dieciocho y doce las colegialas, que no hay para su subsistencia más mínima y que el culto de sostiene con las pequeñas limosnas de los fieles.
Sor María Josefa de Santa Teresa, priora del Convento que conocemos por Teresitas, por su parte señala que son dieciséis, y el Fraile Manuel Garnica, provincial franciscano, sobre este mismo convento informa que el edificio conventual ha sido mutilado, abriéndose tres puertas por los lados de las calles de Locutorios y Capuchinas y que el Gobernador José Linares dispuso que se abriera una calle en medio del claustro principal, destruyendo los arcos, capillas y celdas.
Que el 18 de Marzo de 1863 fueron exclaustradas por una temporada y que el General Castagny del ejército francés, exigió desocupar todo el convento para situar en él a las fuerzas francesas, por lo que ellas fueron trasladadas al Convento de Capuchinas.
Sobre las Madres Rosas no se encuentra el informe, pero se sabe que fueron exclaustradas en 1863 y fueron divididas unas al Beaterio de San Juan del Río, otras a Tolimanejo, otras a Salvatierra y algunas en casas particulares.
El Padre Antonio María de Luna, Superior del Oratorio de San Felipe Neri, informa que son cinco y que la Iglesia está abierta, el Convento destruido, ellos se encuentran sin los recursos necesarios para el culto y sus individuos en la miseria.
Por su lado los Mercedarios, a través de Fray Simón Acosta, presidente del hospicio, dice que ellos son cuatro, que el 27 de Febrero de 1864 abrió la Capilla que les sirve como Iglesia, que se está trabajando en el Templo Grande y que lo poco que podía poseer el hospicio ya no está en su poder.
Del Convento de los Dominicos informa Fray Miguel Loarca que la Iglesia permanece cerrada y se encuentra en la más triste y deplorable situación, debido a sus muros destrozados, socavados, con letreros repugnantes y obscenos realizados por la milicia francesa, que ya no existen los altares, se destrozaron los órganos, el osario removido y profanado, la sacristía y las bodegas están destruidas debido a la incursión de esta horda de bárbaros.
Que el Convento está en la misma situación que el Templo, fétido y como un inmenso basurero, con señales muy tristes de búsqueda de tesoros, sin puertas ni ventanas y todo realizado por las fuerzas francesas que se han alojado en él.
En otro informe el Fraile José Rico, guardián del Convento de San Francisco, informa que son veinte en la comunidad más el Provincial y ha dado licencia a algunos para que se unan con sus familias o para que socorran sus necesidades. Respecto de los Templos y Convento, el de San Benito y el de Cordiguero fueron destruidos, lo mismo que la Santa Casa de Loreto, el de la Tercera Orden y Parte de la Iglesia Grande. El Convento está ocupado por las tropas francesas, que lo han maltratado y el General Castagny del ejército invasor no le ha permitido sacar absolutamente nada y se han quemado muchas pinturas de Aguilera, Ibarra, Rodríguez Juárez, Cabrera, entre otros muchos excelentes pintores.
El guardián del Colegio Apostólico de la Santa Cruz informa a la Mitra que la Iglesia está abierta, el Cementerio destruido y del Panteón de pobres solamente queda la capilla.
El Convento al que llamamos Colegio, parte de él es Hospital Militar de los Franceses, quienes han quitado los alteres de las Capillas del Noviciado y de la Enfermería. La huerta ha sido destruida.
También informa la historia de este lugar, a la manera en que la han hecho los franciscanos, señalando que el 25 de Julio de 1531 la Santa Cruz y el Señor Santiago Apóstol se aparecieron en el cielo sobre la loma, donde está la Iglesia y el Colegio de la Santa Cruz, de tal suerte que para 1860 tenía ya una existencia de 329 años, primero 152 años como Convento Franciscano perteneciente a la Provincia de México y después a la de Michoacán y 177 años como Convento de Propaganda Fide.
Los frailes agustinos por medio del Fraile Blas Inciso, informa que son cuatro los religiosos que se encuentran en la ciudad y que el Convento está sumamente deteriorado desde que lo ocupan los franceses, que el Templo quedó sin colaterales, sin órgano, sin ventanas y que mantienen el culto con las escasas limosnas de los fieles.