El Concilio Tridentino del Siglo XVl
Convocado por Pablo III el 22 de mayo de 1545 con la bula Initio nostri huius pontificati, el Concilio comenzaba en Trento el 13 de diciembre de 1545 con la participación de personal casi exclusivamente eclesiástico (4 cardenales, 4 arzobispos, 21 obispos, los generales de las órdenes agustinas, carmelitas, de los Siervos de María, así como de las dos órdenes franciscanas, 42 teólogos y 8 juristas).
El Concilio, según las peticiones luteranas, se celebraba lejos de Roma, pero su composición delataba una formación italiana y «papal». De ahí los innumerables enfrentamientos entre católicos y luteranos, gobernados alternadamente por Carlos V y los pontífices romanos, con la intención de obtener mayor representación en el mismo que los Estados del Imperio y sobre todo mayor que el área alemana.
Como es bien sabido, la sede del Concilio se trasladó en marzo de
deseo de los legados pontificios (Cervini, Pole, Del Monte), y
En
Sin embargo,
Mientras tanto, Julio III entre 1552 y 1554 pensaba publicar y aplicar una parte de los decretos de la reforma, hasta el punto que ya se habían discutido cuestiones relevantes: modalidades de celebración del Concilio, símbolo niceno-constantinopolitano, formación del clero, predicación, justificación, gracia, doctrina de los sacramentos de
El sucesor de Julio III, Marcello Cervini, que se llamó Marcelo II (9 de abril – 1 de mayo de 1555) vivió demasiado poco para poder ocuparse de la reanudación del Concilio; tampoco Pablo IV (23 de mayo de 1555 – 18 de agosto de 1559) tuvo la ocasión o la voluntad de reanudar el concilio y parece ser que pensaba resolver el problema de la reforma mediante una comisión que se debía reunir en Roma.
Sólo Pío IV (26 de diciembre de 1559 – 9 de diciembre de 1565) logró convocar de nuevo el concilio en Trento mediante la bula Ad Ecclesiae regimen del 29 de noviembre de 1560 para el que se conocerá como su tercer y último periodo 1561 – 1563. Estaban invitados al Concilio en calidad de legados los cardinales Ercole Gonzaga, Giacomo Puteo (que, sin embargo, a causa de su enfermedad no llegó a cumplir el encargo) y poco más tarde Gerolamo Seripando, Stanislao Hosio, Ludovico Simonetta y finalmente Marco Sittich von Hohenems.
En la práctica las sesiones conciliares se reanudaron en diciembre de 1562 y se prolongaron, por motivos varios, hasta el 3 de diciembre de 1563, día en el que se promulgaron los decretos sobre el purgatorio, las indulgencias y el culto a los santos. La aplicación de las decisiones del Concilio comenzó con la confirmación de todos los decretos, sin excepción, realizada por Pío IV mediante la bula Benedictus Deus del 26 de enero de 1564.
Es bien conocido el grado de influencia de los decretos conciliares tridentinos sobre la vida y la estructura de
El fondo Concilio Tridentino del Archivo Secreto Vaticano (ya Armadi LXII, LXIII) está compuesto por 156 unidades (casi todas constituidas por volúmenes), muy estudiadas y en su gran mayoría publicadas en la célebre edición de Görres Gesellschaft (Concilium Tridentinum, Diariorum, Actorum, Epistularum, Tractatuum nova collectio, Freiburg i.