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El examen, invento para justificar rechazo a estudiantes y profesores por falta de presupuesto
Pedro Echeverría V.
1. Con un enorme cinismo y demagogia ejemplar, la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Josefina Vázquez Mota, y la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, firmaron un convenio, según declararon, “para hacer más efectivas las bases del Examen Nacional para maestros de nuevo ingreso, que marca una revolución en la política educativa de México”. Hablaron de que ese acuerdo “se enmarca en la Alianza Nacional por la Calidad de la Educación, que firmó el 15 de mayo el gobierno federal con el gremio de los maestros, con lo cual se alcanza uno de los primeros retos y acuerdos”. Destacaron que “esta acción marca el antes y el después en la Agenda Educativa del país con el propósito de que los niños de México tengan a los mejores maestros”. Palabras y más palabras con las que pretenden engañar a los ilusos silenciando el verdadero significado: imponer exámenes porque no aplican el presupuesto suficiente para contratar los profesores necesarios, tal como sucede con los estudiantes.
2. Entiéndase bien y para siempre: las históricas bobadas de los funcionarios (como en este caso de Vázquez Mota y Gordillo) sirven sólo para entretener, desviar la atención o pretender engañar a quienes nos creen tontos. Si bien no se puede desmentir el enorme cinismo de la Gordillo que al hablar le sangró la lengua al decir que “basta de venta de plazas, recomendaciones y compadrazgos”, los famosos exámenes a los maestros son una verdadera trampa porque la corrupción en la SEP y en el SNTE es tan grande que seguirán favoreciendo a quien les dé la gana; y si para el examen se impone a una institución privada como el “ceneval” ( que durante décadas ha rechazado a millones de estudiantes) que recibe muchos cientos de millones de pesos haciendo trampas y negocios, pues estamos en lo mismo. Los exámenes nunca han medido nada parecido a cultura, conocimientos, servicio, bondad (puesto que se instrumentan para un fin determinado); tampoco podrán ser jamás imparciales o ajenos a un objetivo bien concreto. Todos se aplican para beneficiar a unos y joder al mayor número.
3. Hugo Aboites, investigador de la UAM, acaba de escribir: Más de 300 mil jóvenes conocen hoy los resultados del examen único para el ingreso al bachillerato. Casi 150 mil no serán admitidos en la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional o algún otro bachillerato de su preferencia. Serán coaccionados a ir a escuelas técnicas, miles no se inscribirán y decenas de miles más, de los que sí lo hagan, pronto abandonarán las aulas. A 5 mil más los organizadores de este examen excluyente les prohibirán inscribirse en alguna de las escuelas convocantes, a pesar de que cuentan con su certificado. El 17 de junio de este año representantes de organizaciones de derechos humanos, asociaciones académicas internacionales y estudiantiles, entregaron a la secretaria Josefina Vázquez Mota una propuesta fundada, con nueve acciones afirmativas, que mejorarían sustancialmente el respeto al derecho humano de los jóvenes en este procedimiento, que es más parecido a un operativo policíaco de control de multitudes que a una evaluación académica.
4. A principios de los años setenta, en el CCH/UNAM los profesores nos organizamos y luchamos juntos (haciendo mítines, plantones y manifestaciones) con varios miles de estudiantes rechazados y siempre logramos el ingreso de miles de éstos. También con ellos se organizaron en 1968 las Prepas Populares de Tacuba y Liverpool que, sin presupuesto y viviendo de boteos, además de las clases gratuitas de profesores que en diferentes períodos fuimos voluntarios, se convirtieron en semilleros de luchadores sociales. Por eso hoy los estudiantes deben reivindicar su derecho a la educación pública y gratuita luchando en las calles por su ingreso. No son rechazados por incapacidad académica sino porque los diferentes gobiernos desvían o se roban todo el presupuesto que debe ser destinado a educación. Lo mismo sucederá con los profesores: los rechazaran porque al Estado le importa un bledo la educación y prefiere dejar a miles y miles de niños y jóvenes sin profesor que destinar dinero necesarios para contratarlos.
5. En la educación pública el número de alumnos, de escuelas, de profesores y el presupuesto educativo no crecen anualmente en el mismo porcentaje que la población. Cada año millón 300 niños y jóvenes llegan a la edad de estudiar así como a la edad de trabajar; pero el gobierno apenas crea las condiciones, tanto en educación, vivienda, salud, empleo, para menos de la tercera parte o cuando más de la mitad del crecimiento poblacional. Cada año más de la mitad de la población estudiantil tiene que dejar de estudiar o buscar una escuela privada; cada año hay más necesidad de profesores que no se contratan; cada año más de medio millón de trabajadores tienen que ingresar al ambulantaje, ir de bracero a EEUU o dedicarse a eso que llaman “delincuencia”; cada año hay más gente sin vivienda y sin atención médica necesaria. Quienes se aprovechan se esa enorme irresponsabilidad gubernamental son los empresarios que, ante el enorme desempleo y hambre, contratan al trabajador que le de la gana, le imponen una serie de obligaciones y le pagan un salario miserable.
6. Ante la enorme oferta de brazos, de trabajo barato, ahora se imponen exámenes para escoger a los mejores, a los más sumisos que acepten todas las exigencias de patrones y sindicatos. Cuando ingresé al servicio educativo en 1960 era un simple “bachiller” o preparatoriano. Muchos que me antecedieron como profesores en los años 30 y 40 apenas habían estudiado cuatro o seis años de primaria y muchos de éstos fueron excelentes maestros rurales. La Normal de profesores (después de 6 años de primaria y 3 de secundaria) llegó a funcionar con planes de dos años, luego de tres años y más adelante de cuatro años. Posteriormente se impuso la licenciatura universitaria para poder ejercer en preescolar, primaria o educación especial. Para ser profesor en la escuela secundaria habría que estudiar en la Normal Superior o una maestría que otorga ella misma. Si bien los profesores ahora tienen que cursar 18 años o más, esa cantidad de años (como sucede en universidades y otras instituciones) no pueden ser garantía de mejores conocimientos o de mejores seres humanos. Pareciera que la escuela funciona como una guardería que sirve para esperar emplearse.
7. Me imagino un hogar de muchos niños que ante la carencia de comida, se aplique un examen para saber quien está preparado para comer, quien comerá hoy, quien mañana, quien durante una semana o quien irá a robarle al vecino. El problema en México no es de conocimientos sino que el maldito e irresponsable gobierno empresarial no destina lo necesario para crear empleos, para contratar maestros o plazas con el argumento de que no hay dinero. Obvio no hay dinero para educación, salud, empleo, vivienda, pero sí para los grandes desfalcos de Fox y su familia, para los enormes negocios petroleros de Mouriño, para los fabulosos salarios de funcionarios y para que despilfarren políticos en viajes y prestaciones. Pero les echan la culpa a los trabajadores de que no están capacitados, a los profesores de que no están preparados o a los estudiantes por no saber responder un examen. Pero ni los desempleados han podido rebelarse, ni los profesores parece que lo harán, ni los estudiantes y sus profesores han salido a las calles para exigir más plazas, más escuelas y más matrícula escolar.
8. Así que no hay que irse con la finta engañosa Los exámenes son una mierda, sólo miden lo que cada quien desea y sirven para seleccionar a los que el gobierno o el Estado necesita. Lo que sucede es que trasladan con ello la culpa. Los pinches empresarios para pagar sueldos miserables dicen que los obreros no están preparados para producir. La SEP impone el CENEVAL, empresa privada, para rechazar mediante exámenes a cientos de miles de estudiantes y éstos se autoculpan “por no haber estudiado”. Ante decenas de miles de profesores que han trabajado años dando clases y otros miles que piden plazas, ahora se les aplicará un examen para eliminar a muchos con el argumento de que no están preparados. Hay miles de escuelas en el país que tienen grupos de alumnos sin profesores, otra que son atendidas por profesores voluntarios sin plazas; pero también hay un manipuleo de la conciencia de los padres cuyos hijos no tienen maestros y no exigen, así como de maestros sin plaza que no salen a la calle. La pregunta es: ¿Seguirán viéndonos la cara de tontos que nos dejamos engañar por un discurso, una promesa y, en este caso, por un examen hecho por funcionarios y una institución privada igual de corrupta?
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