La Microhistoria
Continuación
El quehacer macrohistórico como esta saturado de emoción debe expresarse, de forma natural, grata, artística, atrayente, no árida, ni fría como si fuera expresión ajena a nosotros.
Sirve antes que nada para señalar las lagunas en los territorios de las otras ciencias sociales.
Se nos ha dado ideología en vez de ciencia, por lo que es necesaria la microhistoria que evita ser víctima de los impostores.
Sirve la rectificar y desmentir, nutre y cura. Cuida de caer en la excesiva confianza a que conduce la ciencia, sin dejar de proporcionar conocimiento científico.
“Es tiempo de volver los ojos hacia nuestros cronistas e historiadores locales…”.
Lucien Febre dijo: “Nunca he conocido y aún no conozco, más que un medio para comprender bien, para situar bien la historia grande. Este medio consiste en poseer a fondo, en todo su desarrollo, la historia de una región”.
Ha llegado el momento de asimilar las minucias de los micro historiadores en la construcción de la gran historia.
“La visión macroscópica mejorará gracias a la ayuda que le prestan las monografías locales”.
“Lo que es verdad para Tzintzuntzan parece serlo también para las comunidades campesinas de otras partes del mundo”
Los antropólogos estructuralistas, así como los antropólogos de la pelea pasada, los que se disputan el campo bajo las opuestas banderas del evolucionismo y del difusionismo, coinciden en el interés de la corriente de investigación macrohistórica.
El trabajo de conjunto debe apoyarse en el mayor número de monografías regionales. La historia de una hacienda, de un pueblo, de una ciudad puede ser ejemplar para muchos casos semejantes.
La relación de
La microhistoria es útil en el sentido más noble y al mismo tiempo en el más concreto.
La investigación básica de las ciencias y las técnicas sociales es la microhistoria, ama de llaves de la demografía, la antropología, las ciencias políticas, etc.
En pocos lugares como en México, las disciplinas del pasado interesan a muchos. Los libros micro históricos tienen ya una abundante clientela en la comunidad de los científicos sociales, solo superada por el público común, en donde tiene un gran atractivo.
La matria o la patria chica es dueña de un espacio corto y un tiempo largo, el común de los pueblos en México comienza en el siglo XVl durante la congregación de indios y la fundación española.
La lucha de clases suele ser mínima y la de familia máxima. Las relaciones con la matria tienden a ser amorosas, con las comunidades vecinas de lucha y con la ciudad próxima de ocios y negocios.
En lo cultural, cada matria maneja los prejuicios que rigen desde la mesa hasta el altar, pasando por un código de honor, una cosmovisión, un andadito y una manera de hacer el arte.
La microhistoria procura hacer el fiel retrato de un pueblo desde su fundación hasta nuestros días, toma muy en serio la geografía, los modos de producción y los frutos de su microcosmos.
Se asoma ala vida de un pequeño mundo a través de sus reliquias y testimonios, ve, escucha y lee, con sentido crítico y no disfraza el habla corriente con los términos de moda.
La microhistoria es la sabiduría que no solo sirve a los sabios que se la dan de serlo, sino que ayuda a la liberación de las microsociedades y ha venido a ser una servidora de las ciencias sistemáticas de la sociedad.
La práctica de la microhistoria justifica suficientemente una ocupación académica y conquista fama en su contorno.