Cuando Querétaro
Cambió para siempre
José Félix Zavala
La construcción de la modernidad en Querétaro, tal como la conocemos ahora, se inicia cuando las grandes casonas, en aras de la modernidad, fueron divididas en dos partes, algunos dicen que hasta muertos hubo.
Los buldózer, ignorantes de su destructividad, se abrieron camino entre las casas del centro de la ciudad, para dejar el paso a su majestad el automóvil y así surgieron las avenidas Corregidora y Ezequiel Montes.
El río Querétaro se fue, dejando el paso a
Las entonces lejanas poblaciones de
Los terrenos cultivables de la hacienda de
La modernidad llega y comienza a despegar con tan solo la industria textil, hecha una realidad con las fábricas de Hércules, San José de
En el año de 1943 están ya instaladas las industrias conocidas como: la harinera El Fénix, casimires
Los obreros propiamente dichos, hicieron su aparición, con estas industrias en la antigua ciudad agrícola y ganadera de Querétaro, donde los hacendados y los rancheros eran sus tradicionales habitantes.
Comenzó la era de la comunicación intra citadina por automóvil, nacieron los puentes, los “tréboles”, los pasos a desnivel, los puentes peatonales, la aeropista, el aeropuerto internacional, la central de autobuses, muchos otros servicios más y desde este momento, el hombre de a pie, pasó a segundo plano y la ciudad a ser víctima de sí misma.
Los vecinos recién llegados se instalaron, primero en las cercanías del Cerro de las Campanas, después por el rumbo del panteón, en la llamada colonia Cimatario, los menos acomodados se fueron para Lomas, que comienza con una invasión de esos terrenos y de ahí ya nadie contuvo el crecimiento de Querétaro.
La ciudad se extendió por todas partes, nacieron las “colonias proletarias”, desplazaron a los indios de sus asientos tradicionales y los hijos de los recién llegados, fundaron su nueva identidad, el Urbanismo, lo urbano, lo citadino, asentó sus reales en Querétaro.
Así surgieron los “rumbos” o “las colonias” como: Santa Bárbara, Zapata, Satélite, Bolaños, Menchaca,
El llamado Estadio Municipal, se orilló, dejando paso al estadio mundialista conocido como “El Corregidora”, el teatro de
Los cines domingueros, El Alameda, el Reforma y el Plaza, fueron sustituidos por los multicinemas, adaptados ya con bar., boleteros electrónicos y más curiosidades de la modernidad.
Los cafés y las neverías tradicionales, dieron paso a los de “cadena” y así nacieron los Samborn´s, los Vip´s, los Wing´s, los Mc Donald´s, los Burger King´s, Toks y otros más. Los hoteles familiares, incluido El Gran Hotel, desaparecieron, ahora “la gente” se hospeda en los “Fiesta Americana” y los “Hollyday Inn”. De esta manera cambian los modos de pensar, platicar y amar, de los paisanos.
Las escuelas tradicionales,
De unas cuantas factorías, de las que los queretanos nos sentíamos orgullosos, brotaron cientos, comenzando por
La ciudad obrera, deja de lado a la ciudad agrícola y a la cuenca lechera, a la comunidad semi urbana de los años sesenta, los campesinos son eliminados de de la faz de Querétaro, mientras brotan los barrios proletarios.
Los chavos banda, los rokeros, los punk, los cholos, colorean la ciudad y en “Las Plazas comerciales” y “las disco”, los hijos de los clase medieros avecindados de reciente ayuntamiento, irrumpen por todos lados y a toda velocidad.
La gente de “medio pelo” hace sus cotos: en las zonas residenciales, otrora- antiguos campos de cultivo -, son los de:
Es la ciudad que la obligan a contener, en poco tiempo, a cientos y miles de vecinos, venidos de todos de los cuatro puntos cardinales del país y se vuelve necesario y obligatorio que todos quepamos en un jarrito.
Las estaciones de radio, antes solo la doce cincuenta y
Son los hijos de los fuereños vueltos queretanos, en busca de una identidad y de una tierra, convirtiendo en urbano al Querétaro rural, dormido desde el paso de Iturbide en la casona de
Los ricos cambian sus costumbres, sus residencias y sus diversiones, abandonan las calles de Hidalgo, Madero y Arteaga, por las zonas residenciales del Cimatario y Jurica. Aparecen las colonias criollas y los clubes privados, en Juriquilla, Jurica, el Campestre, el Britania, los GYM y las zonas residenciales.
Comienzan los fraccionamientos en Carretas, Loma Dorada, Colinas del Bosque, San Javier, San Ángel, y muchos más.
Las familias adineradas y de abolengo de la ciudad, más los empresarios avecindados, tienen sus restaurantes exclusivos, sus bares, sus templos, sus galerías, sus escuelas, todo para los que cambiaron los escapularios por las cuentas bancarias, las indulgencias por la libre empresa. Se gesta el Querétaro nuevo, el “polo de desarrollo regional”. Es el año 2000.
La sociedad religiosa de los siglos XVlll, XlX y principios del XX, que se mantuvo en el rito por más de trescientos años, abandona su antigua religiosidad, para volver por sus fueros a ser la ciudad pujante, la tercera ciudad de
Aquí se vuelven a avecindar los españoles con la discrecionalidad que se les permite, en sus mueblerías, hoteles y panaderías, comienza a surgir la ciudad promotora del cambio en este país.
El pensamiento de los nuevos moradores esta dividido, entre los que buscan en las filosofías orientales su realización, entre las múltiples agrupaciones de corte protestante, que le fueron extrañas a esta tierra durante siglos, entre los nuevos y fuertes movimientos católicos y entre los consumidores que tienen su fe en el nuevo dios, las tarjetas de crédito.
Se levantan templos y capillas católicas, lo mismo que de corte protestante o americano, en todas las colonias y fraccionamientos, sobre abundan aún en los pequeños asentamientos por muy pequeños que sean.
Estableciendo una analogía con las grandes órdenes religiosas que se establecieron en gran número, durante el apogeo de la ciudad, en el siglo XVlll. La mayor parte de las organizaciones religiosas existentes en el país, tienen “casa” en Querétaro.
Hay dentro de los muros de la ciudad, por aquello de no me olvides, un intérprete de la vida de Querétaro, llamado Manuel Septién y Septién, nacido de una de las familias más antiguas de la ciudad, hombre brújula, hombre cultura, consultor indispensable, el historiador local por antonomasia.
Un viejo diccionario de 1908, dice sobre Querétaro: “Se cuenta con tres hoteles, varias sociedades, cafés, fondas, neverías y baños públicos y en gran número establecimientos industriales y de comercio. Para el alumbrado público, se cuentan 365 farolas, hay once escuelas de niños y siete mixtas.”
“Las obras más notables de las que debe enorgullecerse Querétaro son; El Acueducto, que provee de agua a la población y a las fábricas de Hércules y