Francisco Goitia (Zacatecas, 4 de octubre de 1882 – Xochimilco, México D.F., 26 de marzo de 1960) fue un artista sui generis dentro del panorama cultural mexicano ya que se mantuvo al margen de las costumbres sociales de su época y de la corriente pictórica oficial. Aunque perteneció a la llamada Escuela Mexicana de Pintura y Escultura —personificada por Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros, no participó en el movimiento muralista iniciado en 1922.Creador de algunas de las obras más características del arte mexicano , como Tata Jesucristo y Los Ahorcados.Cuando llega a la capital del país, ingresa a la Academia de San Carlos, ahí tuvo como maestros a José María Velasco, Julio Ruelas, Germán Gedovius y Saturnino Herrán, permaneció en la Academia Fabrés en 1903 uniéndose al grupo de reaccionarios del maestro español y de la Academia. Fue gran amigo de Tamayo, pero también tuvo relación con los pintores grandes de su época, conformando con ellos el gran movimiento del arte contemporáneo mexicano.
En la película Goitia, “un dios para sí mismo” de Diego López se mitifica en extremo al artista, presentándolo como un hombre atormentado, profundamente religioso, llegando al fanatismo, antisocial, al que no le gustan las mujeres, etc. Contrario a esto Goitia era un hombre profundamente humano, extremadamente sensible, que amaba a su pueblo, prueba de ello es su extraordinaria obra, que da cuenta de la miseria y desolación humana, representadas con una sensibilidad inusual. Goitia está situado entre los grandes precursores del movimiento del Arte Contemporáneo Mexicano, al lado de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Rufino Tamayo y Carlos Mérida., entre otros. Durante veinte años vive aislado del mundo dibujando y pintando, muere, dejándonos un autorretrato inconcluso que se había empezado en 1943.