«Al filo del alma» por Julio Figueroa

Al filo del alma  

Julio Figueroa  

    

Es bonita la ciudad que no quiero. Sobre todo en un día gris, mojado, lluvioso. La estoy viendo ahora desde el camino al Cimatario. Las nubes aceradas en el horizonte parecen película del Indio Fernández con fotografía de Gabriel Figueroa y Monsiváis como único espectador. Es bonita la ciudad que no me gusta. Lo siento, no me seduce su magia rosada. Y sus clases políticas, intelectuales, periodistas y empresariales somos detestables. Palabra de palabrero ambulante. ¿Qué se puede hacer ante eso?  

     Agradece tus vicios. Lucha contra ellos. Vive con ellos. Disfrútalos sin culpa. Pero no abuses. Abre las ventanas. Limpia la mesa. Tiende la cama. Lava la ropa. Ve al mercado. Paga el agua. Cobra tu trabajo… Aire, más aire, mucho aire, deja al viento que se lleve todo. 

     Los vicios son vicios porque son inmoderados, ja ja ja, si no no serían vicios sino virtudes, ja ja ja. 

     Henry Miller:

     –Un hombre escribe para expulsar todo el veneno que ha acumulado a causa de su forma de vida falsa. Trata de recuperar su inocencia… y, sin embargo, lo único que consigue escribiendo es inocular el mundo con el virus de su desilusión. Ningún hombre pondría palabra por escrito, si tuviera el valor de vivir lo que cree. Su inspiración se desvía en el origen.   

     Thornton Wilder (cito de memoria):

     –Un artista sabe cómo debería vivirse la vida y está consciente de cuán mal lo está haciendo él, y alimenta su remordimiento creando obras de arte.  

     Tengo una canasta llena de historias que piden ser contadas. Es un motivo que me jala: las letras de un camino con corazón. Todo lo demás es irrelevante.   

     Al filo de nada, al filo de todo.  

     No hay café, no hay azúcar, no hay aceite… sin huevos (bueno, nomás dos chiquitos). Todas las cosas me desbordan. Vuelan a mi alrededor y me apabullan.  

     ¡Me fui de pinta todo un día! Qué rico, estoy vivo, soy un sobreviviente. Regreso a ver mis errores y a compartir las cosas… al filo del alma. 

     Las palabras verdaderas nos acercan al peligro pero también son las aspas que nos defienden. Si son verdaderas… Si estallan en el blanco.  

     “No se escribe en el vacío. / Somos el instrumento y la consecuencia / de lo que está pasando tras la ventana en la calle” (JEP).   

     Con la libertad y la sed del amor en que dos almas y dos cuerpos se funden en uno y trascienden la muerte por la comunión del instante. 

     El consejo de Whitman:

     –No dejes que la vida pase sin vivirla, S S.  

     ¿Quieres ser mi novia de luz?  

     “Tú justificas mi existencia: / si no te conozco, no he vivido; / si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.” (Luis Cernuda).  

     Lo más íntimo está en el fondo de todos y es lo más colectivo porque es común a todos. Es deber del palabrero desnudar las palabras. Quedar en cueros.   

     “Sólo la sed / el silencio / ningún encuentro” (Alejandra Pizarnik).  

     Eres una invención real.  

     Al filo del alma / sin envase.   

Qro. Qro. 12-IX-2008.

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