Cronistas lo somos todos.
El Consejo de
Hace mucho tiempo propuse a la sociedad y a las autoridades la necesidad de crear una crónica compartida entre quienes pueden aportar a nuestra comunidad, el conteo de nuestro acontecer diario, en todas y cada una de las ramas del quehacer humano y dejar por siempre la crónica oficial sea, religiosa, gobiernista o ideológica, permitiendo que se organice la sociedad para que la libertad y las formas de ver lo que sucede, dando luces distintas, según el pensar de cada uno, a todos los habitantes de Querétaro.
Hemos permanecido desde hace muchos años con un cronista oficial y en los noticieros televisivos, radiofónicos e impresos haciendo la historia reciente a través de los periodistas vueltos cronistas y hemos dejado de lado a los especialistas como antropólogos, arqueólogos, historiadores, empresarios, comerciantes, etc. Que nos narren desde su mirada el acontecer que solo vemos a través de pocos ojos que tienen acceso a los medios de comunicación.
¿De donde venimos?
De un pueblo prehispánico de cultura única y madre
¿Quienes somos?
Un pueblo ubicado en la garganta de un territorio convulso desde hace tres mil años
¿A dónde vamos?
Querétaro ha sido juguete del destino debido a su situación geográfica y a su lucha siempre por sobresalir ante los demás pueblos.
¿Cuál es el oficio del cronista?
Rescatar la historia reciente en forma ética.
¿Cuál es la tarea de un consejo de la crónica?
Proporcionar espacios y elementos diversos, para la transformación de la crónica y de la libertad de la misma.
Estas preguntas y esta afirmación que anteceden a esta colaboración, nos permiten no extraviarnos y deben ser contestadas, por cada uno de los habitantes de esta ciudad, como me he permitido contestarme a mi mismo, para lograr por fin una crónica libre y no oficialista.
Se que es obligatorio escuchar música
Pero la eludo con frecuencia.
Se que es bueno ver pintura
Pero no voy jamás a las exposiciones
Ni al estreno teatral ni al cine-club
Esta transformación nos permitirá conocer el acontecer diario de nuestra ciudad, en la voz de cada uno de quien deseen contribuir con sus conocimientos a los diversos actos sociales que se realizan en nuestra comunidad, de muy diversa índole que requiere por lo tanto de miradas expertas y de lecturas diferentes.
Debemos recuperar la vieja tradición de
Hablo desde una cátedra
Colaboro en revistas de mi especialidad
Y un día a la semana colaboro en un periódico
La crónica no puede ni debe ser realizada por una sola persona, ni por un grupo de personas de mirar común sino por un cuerpo colegiado, donde se logre una crónica diversificada, como diversificada es la vida de nuestra ciudad y de nuestra sociedad.
Una sociedad que busca espacios y elementos diversos para contribuir al quehacer común, nos lleva ciertamente a la creación de una crónica de nuestra comunidad, con la característica de ser comprometida y no dependiente.
Tener un Consejo de
La oscuridad engendra la violencia
Y la violencia pide la oscuridad
Para cuajar en crimen
El cronista como cargo oficial debe de dejar de existir, la tarea le compete a un cuerpo colegiado representativo de la comunidad. Propiamente no existe más que de manera oficial, las contribuciones de la ciudadanía en los medios de comunicación están sustituyendo al Consejo de
Los cronistas que conocemos y conocimos en Querétaro son ya de una larga tradición, comenzando por los frailes venidos en la conquista española y últimamente en J. Guadalupe Ramírez Álvarez y Eduardo Loarca Castillo, cuyas personalidades los hicieron únicos. La crónica oficial debe dejar de existir para transformarse en un todo. Todos somos cronistas, porque todos somos testigos diarios del acontecer de nuestra comunidad, cada quien en lugar y circunstancia diferente.
Con reposo de hamaca
Tu cintura camina
Y llevas a sentarse entre las otras
Una ignorante dignidad de isla
Los cronistas no debemos someternos a un deber aburrido, cantar las alabanzas del cesar o vivir de la nostalgia sin sentido y sin análisis, no debemos hacer crónica oficial, sino la crónica comprometida, dando la visión de la realidad y el testimonio de lo que sucede diariamente con miradas diferentes.
No debemos olvidar nuestra realidad concreta y dejarnos llevar por la globalización, perdiendo de vista nuestra identidad, ya que nuestra identidad es la que nos incorpora a la globalidad de la comunidad humana
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