La figura de hewrnán Cortés despierta en los mexicanos reacciones extremas:
La exaltación o el rechazo absoluto.
Concentramos en su persona el conflicto de nuestro origen, y frente al choque que osasionó aquel anudamiento, unos toman el partido de considerar injusta, brutal y rapaz la acción de los conquistadores y como víctima a los llamados «indígenas», cuya cultura se exalta como un noble pasado.
Otros que comienzan por justificar el derecho de la conquista, la imaginan como una sucesión de hechos heróicos, cuyo protagosnista es hernán Cortés y piensan que gracias a su vistoria sobre pueblos mesoamericanos recibimos los bienes de la cultura occidental.
Además de sufrir deformaciones dogmáticas, el análisis de la pesonalidad de Hernán Cortés ha sido insuficiente y ha dejado vicios.
Estamos lejos de agotar su estudio, ya que aún queda mucho por averiguar, aclarar e interpretar.
Puesto que él fue uno de los actoresprincipales del drama de nuestros orígenes, en su personalidad, en sus acciones y en los hechos de su tiempo encuentran su raíz muchos razgos de nuestra vida política, la socieal y la cultural y algunos de nuestros vicios y virtudes.