Poesía épica mexicana prehispánica

 dragon__americano_quetzalcoatl.jpgquetzalcoatl.jpgquetzalcoatl.jpgdioses_quetzalcoatl.jpgQuetzalcoatl_telleriano.jpg

Quetzacoatl y el espejo

Le hizo primero un atavío de pluma de Quetzal

que del hombro a la cintura la cruzaba

luego le hizo su máscara de turqueza

y tomó color rojo, con el cual le enrojeció los labios,

tomó color amarillo, con el cual le hizo sus cuadretes en la frente

luego le dibujó los dientes como si fueran de serpiente

y le hizo su peluca y su barba de plumas azules

y de plumas rojas de guacamaya y se las ajustó muy bien

achándolas hacia atrás

Y cuando estuvo hecho todo este aderezo luego le dió a Quetzacoatl el espejo

Cuando se vió y se miró hermoso, fue entonces cuando inmediatamente

salió Quetzalcoatl de su habitación donde estaba en recato y guarda.

-Hijo mío Quetzalcoatl, he venido a saludarte

y he venido hacer que veas tu propio cuerpo

Le respondió Quetzalcoatl: Afan tomaste oh abuelo

¿De dónde vienes?

Hijo mío tu siervo soy y vengo de la falda de la montaña

Entonces le dió el espejo y le dijo:

Hijo mío mírate, conócete

Y al momento se vió Quetzalcoatl, se llenó de pavor y dijo:

Si mis vasallos me vieran se echarían a correr

portque sus párpados estaban muy inflamados

hundidos los ojos en las cuencas

No tenía figura humana

«Nunca me verán mis siervos, aquí me he de estar y solo.