Carta Abierta 2004-2008 de Julio Figueroa

Carta Abierta 2004-2008: 

Queremos saber quién es el responsabledel crimen del casoBMWQuerétaro  

     

Ciudadanos amigos:  

     Cuatro años después del crimen y no sabemos nada. Cuatro años de impunidad. La justicia en Querétaro no es rápida, transparente ni expedita. Todo lo contrario. ¿Qué podemos hacer como ciudadanos? Lo poco que podemos hacer, pienso, hay que hacerlo: no olvidar, seguir exigiendo una respuesta a las autoridades, tener memoria. Sostener la indignación doliente y lúcida. El joven acribillado de 18 años no era nuestro hijo. ¿Vamos a esperar a que maten a un hijo nuestro para conmovernos?

     Va en seguida la Carta Abierta que circuló por Internet en mayo de 2005, y fue publicada en el A.M. de Querétaro (junio 2005) y como nota periodística en Reforma (28-mayo-2005). La carta está suscrita por 28 personas y en su gran mayoría la vuelven a suscribir en sus mismos términos (pude hacer contacto con más de veinte personas, pero no con todas): José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Hugo Gutiérrez Vega, Cristina Pacheco, Adolfo Castañón, Edmundo González Llaca, Dolores Pla, Salvador Rueda, Mónica Palma, Francisco Pérez Arce, Felipe Echenique, Beatriz Cano, Lourdes Prieto, Luis Humberto Ceballos, Juan Manuel Cueva Pelayo, Hernando Lozada, Camilo Romero, Cecilia Figueroa, Luis Alberto Arellano, Abelardo Rodríguez, Agustín Escobar y Julio Figueroa. 

     Hoy también la avalan los siguientes nombres: Álvaro Enrigue (escritor y colaborador de Letras Libres), Rogelio Villarreal (crítico cultural y editor de la revista Replicante), José Ramón López Rubí Calderón (analista político y director de la revista Estudios de Política y Sociedad y del suplemento Refectorio), José Félix Zavala (historiador y periodista), Bernardo Romero Vázquez (académico de la UAQ, ex candidato a la rectoría y ex presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos),  Flavio Lazos (economista), Diego Prieto (antropólogo), Luis Gabriel Osejo (periodista), Carlos Campos (periodista), Rafael Gutiérrez Chavero (analista político y colaborador de Diálogo Queretano, DQ), Juan Antonio Isla Estrada (analista cultural, DQ), Alfredo Rodríguez (ciudadano y periodista, DQ y Tribuna de Querétaro), Mario Rodríguez Estrada (maestro de maestros, DQ y Radio UAQ), Gonzalo Guajardo González (académico de la UAQ), María Guadalupe Hernández Lugo (mujer de conciencia y secretaria universitaria), María Eugenia Uribe Arroyo (felizmente maestra y abuela), Juan Adolfo Arellano Hernández (colaborador del Centro Fray Jacobo Daciano), Paula Muñoz (secretaria),  Anna Styczynska (antropóloga), Juan José Lara Ovando (académico de la UAQ), José Domingo Ledesma Gastelu (antropólogo), Jorge Coronel (periodista independiente, promotor cultural e integrante del Centro de Derechos Humanos Fray Jacobo Daciano, AC), Juan Curiel (teatrero y comerciante), Nicolás Villa (taquero), Silvia Hernández Rosas (empleada), Carlos Eugenio de la Isla (abogado), Héctor Bernal Hernández (vendedor y bloguero), Ana Onofre (diseñadora gráfica), Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (hombre de teatro), José Antonio Fosado García (videoasta), Julieta Ortiz Mondragón (estudiante de ciencias de la comunicación y amiga de Marco Antonio), Rodrigo Alonso del Valle Mendoza (estudiante de medicina y amigo de Marco Antonio), Laura Isabel Amador González (estudiante y amiga de Marco Antonio), Esmeralda Gaytán Díaz (estudiante y amiga de Marco Antonio), Irma Pérez Lugo (luchadora incansable por los derechos humanos, hoy miembro activa de «Encuentro por Querétaro», A. C.), Sergio Jerónimo Sánchez Sáenz (activista social, maestro y desempleado), Francisco García Muñoz (librero).           

     Finalmente, pero no en último lugar, solo y doliente con su esposa, esta petición también la hace el papá de Marco Antonio Hernández Galván, el señor José Luis Hernández Guerrero, quien sigue esperando el esclarecimiento del homicidio de su hijo.       

     Amigos ciudadanos:

     Todos sabemos que de un tiempo a esta parte el país ha sido cubierto por una enorme ola de sangre. ¿Hay que esperar a que nos corten la cabeza para entonces protestar? Las campanas doblan por México y todos los que suscribimos esta carta pública somos ciudadanos mexicanos. Y es responsabilidad del Estado y de los gobiernos estatales protegernos y darnos seguridad frente a los delincuentes y criminales. ¿No es así, señor presidente Felipe Calderón Hinojosa; señor gobernador Francisco Garrido Patrón? Respetuosamente pido audiencia con ambos funcionarios públicos (o con quien ellos designen) para que me informen de manera fundada y motivada sobre el estado de las investigaciones en torno al homicidio de Marco Antonio Hernández Galván.

     Si Federico Ruiz Lomelí no es el culpable, ¿quién es, señor procurador? Queremos saber.

     Protesto lo necesario.

     Atentamente,

     Julio Figueroa,

     responsable de esta publicación.  

     Qro. Qro., Centro Cultural Manuel Gómez Morín, lunes 17 de noviembre de 2008.  

Caso BMW:

Q u e r e m o s   s a b e r

Carta  Abierta 

A la opinión pública de México.

Al gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón.

Al presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos,

José Luis Soberanes, y al presidente de la Comisión Estatal

de Derechos Humanos-Querétaro, Pablo Enrique Gómez Vargas. 

A la ciudadanía abierta y atenta en la hora de la ley  

     La madrugada del sábado 27 de noviembre de 2004, en la ciudad de Querétaro, sucedió un crimen inexplicable. Inexplicable porque las autoridades correspondientes, en vez de esclarecerlo, lo oscurecieron por lo menos durante cien días, inexplicablemente.    

     Tras un insignificante incidente de transito, entre los integrantes de un Tsuru blanco modelo 1991, con cuatro jovencitos preparatorianos de dieciocho años, y los tripulantes de una moderna y potente camioneta BMW negra, al parecer también con cuatro ocupantes, más sus escoltas, el presunto conductor de esta última descendió y agredió a los primeros, golpeando con la cacha de una pistola 9 mm (de uso exclusivo del ejército) a uno de ellos, a Miguel Gerardo Rivera Alcántar, y baleando a un segundo que intentó defender a su amigo, a Marco Antonio Hernández Galván, quien resultó muerto.  

     El testigo y ofendido, Miguel Gerardo Rivera Alcántar, ha señalado ante el Ministerio Público y en los medios de comunicación (véase el a.m. de Querétaro del 7-III-2005) a Federico Ruiz Lomelí como el agresor de su persona y el asesino de su amigo Marco Antonio Hernández Galván. Pese a esa acusación grave y directa, a seis meses del suceso la Procuraduría lo ha “exonerado” (sin confrontarlo) y la averiguación previa no ha concluido (por lo cual todo es secrecía, supuestamente), no se ha consignado a ningún presunto responsable y los hechos parecen querer enturbiarse en vez de aclararse. ¿Por qué? Para empezar, fue necesario que pasaran cien días para que la noticia detonara en la prensa local y luego en la nacional (véase en el Reforma del 14-III-2005 el importante artículo de Juan Ciudadano: «Querétaro: justicia para juniors»). El escándalo parece preocupar más a las buenas conciencias que el asesinato de nuestra propia juventud.   

     Inocente o culpable, ¿quién es Federico Ruiz Lomelí? Sencillamente se trata de uno de los miembros de una de las familias más importantes de Querétaro en el ámbito económico, político, católico, académico, social, empresarial y, en una palabra, es el poder en el poder.   

     No sobra decir que tanto las víctimas y testigos del crimen, desde el día en que enterraron a su amigo, en la misa misma de cuerpo presente, así como los segundos abogados de las víctimas, pues los primeros renunciaron, han sido presionados e intimidados por fuerzas oscuras pero reales. Si Federico Ruiz Lomelí no es el culpable del crimen y de estas intimidaciones, ¿quién es el responsable, señor procurador Juan Martín Granados Torres? ¿Quién es ese Espíritu Maligno Queretano abstracto y concreto? Sin duda el agresor y homicida. ¿Quién?     

     Quienes suscriben esta carta abierta simplemente quieren saber qué sucedió esa fatal madrugada del 27 de noviembre y quién y por qué mató a un joven mexicano que le decían, por su enjundia en la vida y en el deporte, “El Kikín Queretano”. Queremos saber y queremos que se haga justicia (la poca y pobre justicia humana sobre la tierra) y se aplique la ley contra quien resulte responsable en el lamentable caso del presunto homicida de la BMW negra. Queremos saber porque la democracia es lo contrario a la oscuridad, y nuestros tiempos quieren ser y son democráticos, pese a todo. Democracia: cuidarnos y vigilarnos y aceptarnos unos a otros.          

     Suscriben esta carta: José Emilio Pacheco (poeta); Carlos Monsiváis (crítico cultural); Hugo Gutiérrez Vega (embajador cultural y director de La Jornada Semanal); Samuel Ruiz García (obispo emérito residente en Querétaro); Cristina Pacheco (periodista); Fernando García Ramírez (editor y subdirector de Letras Libres); Adolfo Castañón (poeta, ensayista y traductor); Sergio Aguayo Quezada (académico de El Colegio de México y articulista de Reforma); Salvador Rueda (historiador, Dirección de Estudios Históricos del INAH); Dolores Pla (ídem, DEH-INAH); Edmundo González Llaca (politólogo y periodista); Francisco Pérez Arce (economista, historiador y novelista, DEH-INAH); Guadalupe Zárate (historiadora, INAH-Qro.); Lourdes Prieto (médica cirujana, UNAM); Luis Humberto Ceballos (comerciante); Antonio Vilanova (escritor); Juan Manuel Cueva Pelayo (comerciante); Hernando Lozada (promotor cultural); Camilo Romero (taxista); Guadalupe Hurtado (periodista); Cecilia Figueroa (periodista); Felipe Echenique (historiador, DEH-INAH); Beatriz Cano (ídem); Mónica Palma (ídem); Abelardo Rodríguez Macías (teatrero); Luis Alberto Arellano (psicólogo y poeta); Agustín Escobar (tallador de palabras). Responsable: Julio Figueroa (palabrero, Tel. 56-17-63-17). 

México, DF, mayo de 2005.