La vorágine de los libros
“La literatura nos hace erguir y proyectar una inmensa sombra”
El escritor António Lobo Antunes fue reconocido en la apertura de
El autor portugués recibió el premio Lenguas Romances del encuentro
Refirió su necesidad de “hablar por quienes no tienen voz y a quienes les han quitado el alma”
Ericka Montaño Garfias
“Una de las cosas más hermosas de la literatura es que nos hace erguir en las patas traseras y proyectar una inmensa sombra. Es lo que da dignidad y sentido a nuestras vidas: hablar por los que no tienen voz, por los que aún no la han encontrado, hablar por los pies de los muertos que se alejan y que así seguirán vivos.”
Con esas palabras, el escritor portugués António Lobo Antunes finalizó su discurso al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances durante la ceremonia de inauguración de
Una ceremonia no exenta de polémica, ya que el público silbó al gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, y al presidente municipal de Zapopan, Juan Sánchez Aldana, ambos panistas; además, una mujer le gritó “¡burra!” a la secretaria Vázquez Mota, quien al declarar inaugurada la feria se refirió a los programas de cultura: la promulgación de
La situación no fue más allá, y los funcionarios mexicanos y extranjeros resaltaron la importancia del libro como generador de cultura, así como la fortaleza de los lazos culturales entre México e Italia, país invitado.
Trabajar desde atrás
Minutos antes de las palabras de la funcionaria, Lobo Antunes recordó a quienes les debe lo que es hoy como escritor: el esquizofrénico que le dijo al doctor “el mundo ha sido hecho por detrás”; con esa frase “me di cuenta de que era la mejor lección para escribir, mi mejor lección de literatura: tienes que trabajar desde atrás para que no se vea el reverso del escenario”.
De su estancia en África se quedó con la noción del tiempo que tienen los africanos, porque para ellos no hay presente, pasado ni futuro, sino un enorme presente. “Pensé que si puedo aprovechar esa noción del tiempo para mi trabajo me ayudará a solucionar uno de los temas más complicados, y para mí, el problema esencial de la escritura, es el del tiempo.”
Una mujer que le dijo: “quien no tiene dinero no tiene alma”, le hizo darse cuenta de la necesidad de “hablar por quienes no tienen voz y a quienes les han quitado el alma”.
Pero sobre todo, recordó a José Francisco, un niñito de cuatro años, quien murió de cáncer cuando Lobo Antunes trabajaba en un hospital pediátrico. Al fallecer, un hombre lo envolvió en una sábana y lo cargó: “Yo estaba a la entrada de la enfermería y lo vi. Vi uno de sus pies balanceándose. Comprendí que toda mi vida he escrito para ese pie, y que todos los que escriben lo hacen para el pie de un niño muerto”.
Robert Weil, editor del escritor portugués en Estados Unidos, resaltó las similitudes entre la obra de Lobo Antunes y Juan Rulfo, tanto en la forma y temas de su escritura como en su historia de vida.
La escritora estadunidense Susan Sontag escribió que la narrativa surrealista de Rulfo en Pedro Páramo “intercala constantemente la primera y tercera personas, el presente y el pasado. Sontag pudo haberse referido de esa misma manera a la obra de Lobo Antunes, habilidoso malabarista de voces dispares –pobres y ricas, jóvenes y viejas, benevolentes o déspotas– que habría hecho sonreír a Rulfo”.
Por la noche se realizó la mesa Amigos de António Lobo Antunes, en el salón Juan Rulfo.