Hugo Gutierrez Vega y La FIL-Guadalajara

Honran a Hugo Gutiérrez Vega,

humanista completo, en la FIL  

Reconocieron la trayectoria del escritor en el foro de periodismo cultural del encuentro 

El homenaje transcurrió entre evocaciones de su infancia y otras anécdotas contenidas en Esbozos y miradas del Bazar de asombros 

Se anunció la creación de una cátedra con su nombre 

Juan Carlos G. Partida  

Ricardo Solís    

Hugo Gutiérrez Vega, el “güero de rancho” de los Altos de Jalisco, recordó que a él y a Manuel Rodríguez Lapuente “nos expulsaron del Partido Acción Nacional por comunistas”, ya que trascendió en el órgano político que ambos fueron a Cuba para conocer a Fidel Castro y que mantenían relaciones con movimientos de izquierda. 

El poeta incluye este episodio en su libro Esbozos y miradas del Bazar de asombros, compilación de más de 500 páginas de su columna dominical, la cual señala el autor, “tiene mucho que ver con mi etapa de la infancia”, en la zona alteña de su estado natal. 

Como parte del foro de periodismo cultural que se realizó en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL), el director de La Jornada Semanal, suplemento cultural de este diario, presentó el ejemplar la noche de este sábado en el espléndido escenario de la Casa Zuno, hoy archivo histórico de la Universidad de Guadalajara. Se trata de una antología de 132 colaboraciones, divididas en ocho secciones, que, a decir de la directora de la cátedra Cortázar, Dulce María Zúñiga, “perfilan un mapa intelectual” de Gutiérrez Vega, “pero también de sus afinidades”. 

La presentación fue la primera parte de un homenaje que el foro de periodismo cultural rinde a Gutiérrez Vega, y que culminó este domingo, día de clausura de la FIL. 

El que nace pa’ maceta… 

Gutiérrez Vega dijo que además de su etapa infantil, el libro incluye los viajes, el conocimiento de gente que siempre admiró; pero los recuerdos de los Altos son el hilo conductor a lo largo del recuento. 

Recordó que la suya era la clásica abuela alteña: siempre vestida de negro, con su medalla milagrosa, velo y “zapatos de medio tacón con agujetitas”. Una abuela que, cuando Hugo regresó de su primer viaje de estudio a Estados Unidos, joven engreído que retornaba a su tierra de origen, le dijo: “Mi’jito, el que nace pa’ maceta no sale del corredor.” “Y de alguna manera no he salido del corredor, sigo en el de Lagos de Moreno.” 

Aunque cuando nació –en 1934– ya había terminado la segunda cristiada, las heridas todavía estaban abiertas, lo que de alguna manera caló hondo en su infancia ante el ambiente de violencia e intolerancia que caracterizó esta etapa. 

“Aún había muchos alteños, como decía mi abuela, con el dedo inquieto”, dijo, y luego movió el índice como si jalara el gatillo de una pistola imaginaria. Señaló que recordaba a algún cristero sentado en una terraza en San Juan de los Lagos, frente a la parroquia, que con arma en mano disparaba de repente contra alguien que pasaba por ahí. “Cuando le preguntaban por qué los mataba, contestaba que por feos.” 

Otras anécdotas que contó se refirieron a la concesión de amnistía para los alzados: a uno se la negaron porque ni siquiera estaban enterados de que estuviera levantado en armas. También habló de la misoginia de entonces: “Mi mujer y mi caballo se murieron a un mismo tiempo; mi mujer Dios la perdone, mi caballo es lo que siento”. 

Entre otras evocaciones que mantuvieron atento al público en Casa Zuno, Hugo Gutiérrez también recordó a su tía Chole, amiga de su abuela, a quien le encantaba febrero, porque decía que era el mes perfecto por tener 28 días, ya que era el tiempo justo para que le alcanzara el gasto. 

Erudición sin soberbia 

Para terminar, el homenajeado leyó uno de los textos incluidos en su libro, titulado Pepe y el pésimo jinete, el cual dedicó a su esposa y a su cuñado, “hombre de caballos”, escrito que –dijo– de alguna manera servía para borrar su pésimo dominio de las suertes charras: la única vez que probó lo hizo con tan mala suerte que en lugar de lazar un caballo lazó a una tía gorda a la que tumbó al suelo. 

Además de Dulce María Zúñiga, acompañaron al invitado el rector del Centro Universitario de los Lagos de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Roberto Castelán Rueda; el director de Medios de la UdeG, Rogelio Campos, y Víktor Boga, moderador. 

Zúñiga calificó a Gutiérrez Vega de humanista completo, quien alterna en su escritura de manera elegante el lenguaje cotidiano con la erudición, “sin que se perciba soberbia”. 

De su lado, Castelán Rueda señaló que el libro muestra una radical insurgencia contra las formas en que se ha gobernado México, de manera diplomática, pero sin dar concesiones. “Hugo se encuera en cada renglón, tal cual es, sin importar nada. Lo leemos con cierta nostalgia de la inteligencia, porque en el libro la encontramos como ya no se halla en otros lugares.” 

Castelán también recordó los tiempos de Gutiérrez Vega como panista (“todos tenemos errores de juventud”); afirmó que su presencia en ese partido, como la de Rodríguez Lapuente, debería ser tan recurrente en las memorias de quienes pertenecen a ese partido como las de Efraín González Luna, debido al legado democrático que ambos personajes dieron al partido que hoy gobierna. 

Tras concluir el foro, donde el poeta también expuso sus puntos de vista sobre la cobertura por los medios de las actividades culturales, el coordinador Alejandro Sánchez Cortés anunció la creación de una cátedra que llevará el nombre del homenajeado, e iniciará actividades con un taller que el maestro impartirá en marzo del año entrante. 

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