Reino Unido, cuna del romanticismo actual de San Valentín
Organización Editorial Mexicana
Las ciudades inglesas no suelen ser las elegidas como destinos románticos, entre los que reinan París, Roma o Venecia, pese a que Reino Unido es la cuna del romanticismo actual de San Valentín, no sólo en cuanto a rosas y regalitos, sino a las tarjetas.
Recibir una o dos de estas tarjetas es considerado un piropo para las inglesas; más de tres ya está mal visto. Sin embargo, la mayor parte de las tarjetas de San Valentín las reciben en el país de Isabel II perros, gatos, abuelos y niños, según datos del correro británico.
La tradición de escribir tarjetas se remonta al autor Geoffrey Chaucer, quien el 14 de febrero de 1383 fascinó al rey Ricardo II con su poema de amor «Parlamento de las aves», de 5.454 palabras. En una alegoría con las personas, habla de la época de apareamiento de los pájaros «en el día de San Valentín, cuando cada pájaro de cada especie que pueda imaginarse el hombre llega a ese lugar para buscar pareja».
Donde más romanticismo reina es al parecer en Kingston upon Hull, en el norte de Inglaterra, pues según estadísticas es el lugar donde los hombres se gastan más dinero en flores de todo Reino Unido. En cambio, la capital de Irlanda del Norte, Belfast, sobresale en los registros de la empresa Flying Flowers porque quienes llaman hacen varios pedidos a la vez, con las dudas que ello genera en cuanto a la fidelidad.
Pero no es una fecha de recibir sólo para las mujeres. Una encuesta de una cadena de supermercados señala que dos tercios de los hombres esperan obtener también un regalo.
Muchas parejas buscan una joya para San Valentín. Una comerciante de alhajas afirma que el negocio va bien este año «con mucha gente de otras partes de Europa, ya que la libra está tan débil».
Como ejemplos de posibles compras señala una pulsera con filigranas por unos 225 dólares, aunque aclara que «es para mujeres muy delgadas, las regordetas no pueden llevar algo así». O un marco de fotos de 1876 fabricado en Birmingham en plata con forma de corazón, por casi mil dólares.
En todo el país se multiplican las tiendas con carteles color rojo, rosa y dorado que ofrecen regalos de San Valentin, todo rodeado de mucha brillantina y plush. Una en el barrio alternativo de Spitalfields ofrece tarjetas antiguas, de 1900 a 1940, con formas recortadas o troqueladas.
La oferta es grande, y los negociantes temen que San Valentín no les traiga este año buenos ingresos debido a la crisis, pese a ser una celebración que en Reino Unido es muy importante. Sobre todo, esperan que los consumidores no crean aquello de que «el amor no se compra con dinero».