Quere-tha-ro

                                    Queré-tha-ro

  

                                             La ciudad

 

                                             del juego de

 pelota        

Las mas de 1500 canchas de juego de pelota

halladas hasta hoy demuestran que, además de ser una práctica deportiva milenaria, tuvo un papel ritual, político y posiblemente económico que lo sitúa en la esfera del poder y de la historia mesoamericana.”                                                                                                                                                                                                    Erik Taladoire 

“Tiene una faición y hechura del cercado do los indios juegan a la pelota” dice  la Descripción Geográfica de Hernando de Vargas al referirse a Querétaro 

“El juego de pelota se llamaba Tlaxtli o tlachtli que eran dos paredes, que había entre la una y la otra veinte o treinta pies y serían a lo largo hasta cuarenta o cincuenta pies; estaban muy encaladas las paredes y el suelo y tendrían de alto como estado y medio del juego de pelota estaba una raya que hacía el propósito del juego, y en el medio de las paredes, en la mitad del trecho del juego, estaban dos piedras como muelas de molino agujeradas por medio, frontera la una de la otra y tenían sendos agujeros tan anchos que podía caber una pelota por cada uno de ellos”. 

“Y el que metía la pelota por allí ganaba el juego, no jugaban con las manos sino con las nalgas herían la pelota; traían para jugar unos guantes en las manos y una cincha de cuero en las nalgas, para herir la pelota.”                                 

                                                                                                                                                                                                                  

                                                             Bernardino de Sahagún.

Muchos de los habitantes de esta hermosa

ciudad de Santiago de Querétaro no hemos

profundizado suficientemente en la doble

identidad de este nombre, uno es el patrocinio de

Santiago Matamoros, el otro es el de Querétaro,

que en español es El Gran Juego de Pelota, o

Tlachco, Nandamaxei, y Queréndaro, en nahuatl,

otomí o tarasco respectivamente. 

Querétaro ha sido un valle propicio para la

prosperidad desde la época que han llamado

preclásica.  Querétaro ha mantenido desde

siempre una población permanente, nos lo señala

la presencia de la cultura de Chupícuaro en la

Negreta y San Bartolo o en el barrio de la Cruz en

San Juan Del Río y las ruinas en Ranas y

Toluquilla, de canchas de juego de pelota y la

explotación minera en la Sierra Gorda, con mas

de 200 tiros de bocaminas encontrados.

Prosperidad que ha durado hasta la fecha para

propios y extraños 

“Durante el período clásico, la

cultura mesoamericana se extendió

más hacia el norte. En los siglos V,

Vl, y Vll, hubo un importante

asentamiento urbano en el Valle de

Querétaro donde ahora se encuentra

El Pueblito. Allí hay un basamento

troncopiramidal escalonado, de

dimensiones impresionantes…” dice

David Wright. 

Con este  error involuntario consistente en olvidar

el valor cultural del nombre original de esta

comunidad que es y ha sido Querétaro, error

dado principalmente por desconocimiento e

ignorancia de nuestros valores, a pesar de que lo

nombramos en forma familiar y cotidiana, no nos

recuerda a la gran cultura mesoamericana y sus

formas de pensamiento, ni nuestra pertenencia a

esta raza y civilización. 

La alegoría de la vida,  el ritmo de los astros,  la

luz y la obscuridad, La Dualidad, conceptos

filosóficos todos, unidos al rito y deporte del

juego de pelota, que junto con la forma

particularísima y exacta de contar el tiempo, el

uso y domesticación del maíz, son centro mismo

de una cultura original y valiosa para la humanidad

como es la mesoamericana 

El juego de pelota, – nombre que de

sobra sabemos lleva nuestra ciudad -,

como rito o como deporte entre los

antepasados de esta región, dio pie, a

la construcción de innumerables

canchas para el  llamado Tlachtli, en

gran parte de norte y Centro América.

Se conocen hasta ahora mas de 2000

canchas del juego de pelota en

territorio americano. “Hacia 1540 aproximadamente, llegó al asentamiento

otomí de Andamaxei el encomendero de

Acámbaro, Hernando Pérez de Bocanegra.

Entonces los tarascos que venían con él

pusieron el nombre de Querétaro “lugar en

donde se juega a la pelota”, al lugar

traduciendo el topónimo otomí a su lengua.”

Sigue diciendo D. Wright en su obra “Querétaro

en el siglo XVl” La domesticación del maíz, la cuenta de los días o Calendario Mesoamericano,

y el Juego de pelota, forman la trilogía de esta

civilización primigenia y genuina de América, por

lo que llamar así a nuestra población es síntoma

de arraigo y orgullo para un pueblo aportador a la

humanidad. Es importante recordar, por otra parte, lugares tan queridos para nosotros como 

son  La Cañada o El Pueblito, poblaciones

aledañas a la ciudad de Querétaro, que juntas le

han dado su nombre, por sus aportaciones como

poblaciones prehispánicas y de frontera entre los

pueblos mesoamericanos y los de la Gran

Chichimeca.  La Cañada tiene la forma natural de un juego de pelota  y el Pueblito tiene en su

entorno un gran teocalli o pirámide hecha a mano

y de argamasa además de una cancha de “juego

de pelota”,  y dicen los que saben que en el lugar

que ocupa la capilla de indios llamada del Espíritu

Santo, en la ciudad de Querétaro, existió una

cancha para juego de pelota que fue destruida en

tiempos de la Colonia. De estos  tres lugares mencionados, se infiere que ya habían sido

habitados por nuestra civilización mesoamericana

en forma inmemorial, es el valle de Querétaro o

Nandamaxei, Tlachco o Queréndaro, de donde le

viene el nombre a la ciudad.  Los chichimecas, por tanto, logran dejar ante la imposición de un nuevo

patronazgo, como fue el de Santiago

Matamoros, a  la fundación española

de esta ciudad, el nombre antiguo de

este valle, conocido por sus vecinos

como  Nandamaxei, Tlachco o

Queréndaro. El nombre español de

Santiago pasó a ser para los invasores

solo simbolismo y forma de

colonización, como sucedió con otros

nombres mesoamericanos de

poblaciones que sufrieron una

refundación como la nuestra.    “La población de Querétaro en el siglo XVl fue

predominantemente otomí, con pocos

nahuas y tarascos y algunos chichimecas y

una pequeña minoría española”.  Todos debemos conocer y reconocer, para orgullo local,

en uno de los barrios de la Cañada, en el llamado

Agua Fría, ubicado en la cabecera “del natural

juego de pelota” que allí se forma, una

comunidad indígena precolombina, lo mismo

debemos ver en “la Cruz Alta de Arenal” en el

mismo barrio, la posibilidad de existencia de un 

Cuesillo que fuera derrumbado por los españoles

durante la refundación, para levantar un

humilladero o cruz de camino, cosa común en

esos días. Visitar otros lugares en esta población de la Cañada son también importantes para la

documentación de la vida mesoamericana en la

zona y la comprensión de su resistencia indígena

a partir de la invasión. Como ejemplo puede ser la llamada “Iglesia Chiquita”, primer templo al nuevo

Dios, levantado por los otomíes del lugar a la

llegada de los españoles, con “su entierro” y sus

tres fechas de remodelación, 1529,1709, 1804. o

La Cruz de Conín”, que marca el lugar mas alto

de La Cañada, o “la Cruz atrial” de la Iglesia

Chiquita, y el monumento llamado “Pan de

dulce”.  “Los chichimecas reaccionaron con

violencia a partir de 1550, ante la

invasión masiva de sus tierras

ancestrales.

La guerra chichimeca duró unas

cuatro décadas”.   Con esas observaciones y visitas certificaremos nuestro orgulloso origen de pueblo prehispánico y

de habitación inmemorial de estas tierras y él por

qué de los asaltacaminos o la guerra de los

cincuenta años o chichimeca o el mote de

salvajes, a los moradores de estas tierras,

cuando fueron invadidas por extraños. Es también importante para todo habitante de Querétaro ver

de cerca las zonas arqueológicas de la Negreta o

del Cerrito, en El Pueblito, para reconocer en

ellas el “cruce de caminos” que ha sido Querétaro

desde mucho tiempo antes de la invasión

española y la presencia de las culturas

Teotihuacana y Tolteca en esta nuestra

morada. Allí mismo se puede  constatar la frontera entre Aztecas y Tarascos, como lo fue

nuestra región desde la época de Moctezuma

Ilhuicamina o el culto inmemorial hasta la fecha,

de la Tenanchita, la madre de los dioses,

reafirmado desde 1632. La puesta en la base de la pirámide del Cerrito, de una imagen de la

Virgen María, en la advocación de la Inmaculada

concepción, como contra parte española de la

divinidad indígena. Es también básico saber que las fiestas en febrero,  traen a la memoria la fiesta

del Tascame o del Pan Blanco o de febrero, de

memoria también milenaria y precolombina y de

tanto arraigo hasta la fecha en el Pueblito y que

es la fiesta indígena a la Virgen en su doble

culto.  “ La cultura prehispánica en Querétaro sigue siendo la gran desconocida de nuestro tiempo”

dice el historiador Manuel Septién, pero este

desconocimiento no es por falta de evidencias

claras y precisas, sino de ignorancia o miedo a

reconocernos en un pueblo que ha sido humillado

por 469 años en nuestra ciudad y que es

necesario volver a valorarlo. Otro motivo de orgullo y motivo de reconocimiento y estudio

debe ser el que los animales híbridos como los

caracoles, los moluscos en general o los sapos,

los animales que se transforman, como son las

mariposas y los animales que señalan el valor

como son los  jaguares y las flores como la ninfa

que se abre al amanecer y se cierra por las

tardes, representan desde siempre la dualidad,

concepto mesoamericano, que se ha unido al  rito

y al deporte llamado “ juego de pelota”. Cuyo

nombre lleva nuestra ciudad Características mesoamericanas todas ellas  de este pueblo

queretano que encontraron los españoles en la

busca de la plata, encontrada en Zacatecas,

Guanajuato y San Luis Potosí..

“El juego de pelota”, el juego que es parte de la cultura queretana a través

de los siglos y sus 469 años de

mestizaje e invasión, es un patrocinio

al que no debemos renunciar y al que

debemos de adentrarnos en su

significado y ejecución todos los

habitantes actuales de esta

ciudad. 

“Iniciado como un sencillo asentamiento en la Cañada, Querétaro se convirtió en un próspero pueblo agrícola

con una traza urbana reticular y un convento

franciscano con cierta monumentalidad”.  “Este hermoso país visto desde la loma, causa tanto agrado a los ojos, que faltan colores a la retórica para pintar con

propiedad lo que tan hermosa ciudad encierra dentro de tan

florido círculo para el recreo”, dice de Querétaro el jesuita

Francisco Navarrete en