La Encrucijada, guardián del ecosistema
La encrucijada, belleza sin igual.
Pescadores, comprometidos con preservar la zona
El Heraldo de Chiapas
Arely Noriega
Pijijiapan.
Una de las riquezas naturales de Chiapas es sin duda la reserva de la biosfera La Encrucijada, la más importante a nivel nacional, misma que tiene una cobertura desde esta ciudad hasta Mazatán, y cuenta con exuberantes manglares de 35 a 40 metros de altura, entre los que destacan el colorado, botoncillo y madre sal.
Esta zona de sistemas lagunarios que poco a poco se transforma en centro ecoturístico, cuenta con 144 mil 868 hectáreas, en las que destacan canales hechos por los propios pescadores.
En esta reserva ecológica habitan varios tipos de animales como águilas, lagarto real, iguanas, periqueras, boas, cigüeñón, mono araña, oso hormiguero, además del caimán de río.
Los pescadores tienen el compromiso social de cuidar los manglares desde Barra Santiago, Costa Azul, Chocohuital, Palo Blanco, Palmarcito, Zapotal, Las Cuaches, Buena Vista y Las Brisas, esta última una de las pampas más grandes en la República Mexicana.
En un recorrido por esta zona con productores de la cooperativa El Topón, se apreció cómo conservan los manglares de La Encrucijada, situación positiva no sólo para los habitantes de esa región, sino para todo el mundo.
«Los pescadores ya no utilizan como antes este tipo de madera para construir sus viviendas, eso indica que están haciendo conciencia de la tala inmoderada que dañaba el ecosistema», explicó Pedro Cruz Ocaña, presidente de esa agrupación integrada por 120 personas.
«Para pescar tienen un horario, de 6:00 a 10:00 de la mañana; con un cohete se da la señal de entrada y lo mismo pasa con el de salida, con la finalidad de preservar La Encrucijada», explicó.
A esta zona se llega por Pijijiapan, y en 30 minutos de tramo carretero rumbo a Palo Blanco arribas a la reserva, a la que te puedes adentrar por medio del sistema lagunario, ya sea en canoa o cayuco.