La Sierra Gorda y La Minería Prehispánica

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INDAGAN ORIGEN PREHISPÁNICO

DE LA MINERÍA 

En la Sierra Gorda   

*** Muestras óseas obtenidas de 30 individuos hallados en la Zona Arqueológica de

     Toluquilla, serán sometidas a análisis de antropología física 

*** Esto como parte de un proyecto interinstitucional inédito en su tipo, que involucra al

     Centro INAH Querétaro, la UNAM, el IPN y el Instituto Geológico de Hungría  

Un proyecto inédito de carácter interinstitucional, que involucra al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), es el que se desarrolla en la Zona Arqueológica de Toluquilla, Querétaro, donde mediante estudios de antropología física que se aplican a 30 esqueletos de la época prehispánica, se corroborará si la población que ahí se asentó estuvo dedicada a la minería. 

Esta iniciativa en la que convergen el Centro INAH Querétaro e instancias académicas en esa entidad como los centros de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (Cicata) del IPN y el de Geociencias de la UNAM, campus Juriquilla; además del Instituto Geológico de Hungría, pretende demostrar la importancia de la explotación de las minas en la región sur de la Sierra Gorda.  

            De manera particular, los sitios arqueológicos de Toluquilla y de Ranas, ubicados en esta zona serrana, han sido vinculados al desarrollo de la minería en tiempos precolombinos y a la obtención del cinabrio, mineral rojo y pesado compuesto de mercurio (que se extrae de él, y de azufre) que fue muy solicitado en Mesoamérica para el efecto de ritos funerarios.  

            Elizabeth Mejía, directora del Proyecto Arqueológico Toluquilla (“Cerro  del Jorobado” en náhuatl), precisó que las muestras óseas a examinarse proceden de individuos que abarcan distintos rangos de edad, desde adultos hasta nonatos, tanto de sexo femenino como masculino, hallados en entierros a lo largo de las excavaciones en ese lugar.  

            El objetivo es detectar la bioacumulación (presencia de sustancias tóxicas en el organismo) de mercurio en dichas muestras, lo que podría referir que los pobladores de Toluquilla tuvieron una exposición constante a este mineral, no sólo para su obtención, sino inclusive para su procesamiento (molienda y envasado), fase del proceso en que pudieron estar involucradas las mujeres.  

“La pregunta central a responder es si en Toluquilla hubo o no mineros; una más, si la gente que fue enterrada en el sitio tuvo contacto con la minería por tiempos controlados y esto ocasionó efectos en su salud, los cuales —de acuerdo con la toxicología del mercurio— pueden ir desde abortos, caída prematura de los dientes, hasta anemia, sin que esto signifique en sí la presencia de una o varias enfermedades específicas”.     La arqueóloga Mejía, adscrita al Centro INAH Querétaro, anotó que los exámenes antropofísicos se realizarán en las muestras de 50 individuos, sin embargo, en primera instancia sólo aplicarán en las de 30. Cabe citar que en Toluquilla han sido ubicados los restos 190 personas, lo que permite hacer análisis amplios en cuanto a rangos de población.  

            Entre el 200-300 a.C. y el comienzo de nuestra era, se originó la explotación de cinabrio o granate en la zona sur de la Sierra Gorda, de forma que la organización del trabajo se especializó para dedicar una parte de su tiempo a la minería. “Esto no fue un mero accidente, ya que depende del conocimiento de la región para localizar los lugares de extracción del mineral.” 

            “Su explotación requirió que hubiera quién necesitara el cinabrio y una organización bien establecida para formar especialistas. Ello hizo de la minería un factor importante en el desarrollo regional, ya que pudo realizar el intercambio de ese producto con otras regiones de Mesoamérica, acciones evidentes en Toluquilla por los materiales foráneos originales hallados en las excavaciones”, explicó la especialista.  

            Por el método de datación de carbono 14, la ocupación de Toluquilla se ha propuesto entre el 300 a.C. y el 1450 d.C. 

            De acuerdo con el arqueólogo Alberto Herrera, director del Proyecto Arqueológico Ranas, existen siete bocaminas antiguas asociadas a la elevación donde se encuentra Toluquilla, las cuales si se juntan con las vinculadas al cerro donde está Ranas, promedian la veintena.  

            “A nivel regional, hemos ubicado 40 asentamientos (todos de menor tamaño) conectados a estas dos ciudades: Ranas y Toluquilla, pero también con 80 lugares de producción de mercurio. Estos recorridos sistemáticos revelaron una zona con un número poblacional importante, aunque disperso, y que explotó uno de los más grandes yacimientos de este mineral en lo que hoy es México”.   

            Por otra parte, el proyecto interinstitucional es de largo alcance, toda vez que está relacionado con la presencia de metales pesados derivada de actividades mineras, lo mismo prehispánicas que modernas, y su impacto en la salud pública y medio ambiente (suelo, agua, aire y cultivo) en la región de San Joaquín, Querétaro.  

El doctor Gilberto Hernández Silva, del Centro de Geociencias de la UNAM, Campus Juriquilla,  es uno de los responsables en determinar estos aspectos.