Un nahuatlismo polémico: calzada
Carlos Montemayor
El Diccionario de
Agregó, empero, que la palabra catalana calçada tiene acepciones diferentes a la galorrománica: si bien mantiene la raíz calx, cal, no se aplica a caminos, sino a muros de piedra caliza que separan un campo de otro o a diques que contienen avenidas en barrancas o arroyos. En este orden, le parece que podría tratarse de una catalanización del mozárabe cal_ata, pues kar_ata se empleaba en Sagunto, en tiempos de Corominas, con el sentido de muros que separaban un campo de otro.
En este contexto, es natural que el DRAE registre en su edición del año 2001 las siguientes acepciones de calzada: “f. Camino pavimentado y ancho. 2. Parte de la calle comprendida entre dos aceras. 3. En las carreteras, parte central dispuesta para la circulación de vehículos.” El DRAE añade además la locución calzada romana como: “Cada una de las grandes vías construidas por los romanos en su Imperio.”
Ahora bien, en el español de México la palabra calzada permanece unida a la noción de una calle entre casas y no a un camino fuera de las ciudades ni a la parte central de las carreteras, como ocurre en la tradición española. Esto se debe a la convergencia con un vocablo de origen náhuatl. Este vocablo y sus derivados que se cruzan con calzada tienen una lógica más cercana a la visión del español actual de México. Caltzalan significa “entre las casas”, apunta Rémi Siméon en el último lugar de la entrada calli. Siméon registra también caltzalantli como, literalmente, “espacio entre las calles”, de calli, casa, y tzalantli, en medio. Molina registró caltzalantli como “la calle entre las casas” y en el siglo XVIII Clavijero lo apunta sólo como “calle”. Por otro lado, calçaloa es para Molina “hacer paredes de casas”; para Siméon es “levantar, construir los muros de una casa”, de calli, casa, y çaloa, unir, pegar, construir.