San Judas Tadeo, Patrono de la «banda»
Devotos de «San Juditas» se dan cita hoy, como cada día 28 de mes, a rendirle tributo en la iglesia de San Hipólito.
Foto: El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
Manuel Carvallo
Fe y fanatismo, devoción y comercio, rezos y blasfemias, bendiciones y mentadas, feligreses y mercaderes se entremezclan todos desde muy temprana hora entre miles y miles de fieles que acuden a rendirle tributo los días 28 de mes al santo más venerado en México: San Judas Tadeo.
La cita donde se congrega la mayoría de los devotos de «San Juditas» (como le llaman coloquialmente), a quien lo mismo veneran, que respetan y temen (porque dicen que cuando se enoja, hay que tener cuidado), es en el templo donde realmente es el Santo Patrono, la iglesia de San Hipólito y San Casiano, dos mártires de los tiempos de la conquista.
El recinto católico data de 1581 y fue edificado sobre los cimientos de la antigua «Ermita de los Mártires», en la colonia Guerrero, zona que cada día 28 debe ser acordonada debido a la gran cantidad de devotos que asisten a ella, en su mayoría «chavos banda», afectando gravemente la circulación vehicular de las avenidas Reforma, Hidalgo y otras.
Es verdaderamente admirable la devoción que los «chavos banda» tienen por su santo patrono, «San Juditas», como ellos le dicen, a pesar de que muchos (no todos) acuden aún con la «mona» en las manos impregnada de activo o thiner, los cuales se quedan fuera por órdenes del administrador del templo.
«La banda será muy malandra, pero aquí vienen a respetar a todos desde ‘San Juditas’, los comerciantes también, a los policías, a la demás banda, aquí nadie viene a pasarse de listo porque antes de que lo castigue el jefe (San Judas Tadeo), nosotros mismos le damos su ‘estate quieto'», comentó Juan Carlos, un chavo que asegura tiene viniendo más de 10 años cada mes desde Ecatepec.
A juicio de uno de los cuidacoches de dicho sitio, que afirma que esos días «son los buenos», acude más gente a San Hipólito y San Casiano, «Porque ahí de veras está la ‘banda malandra’ procedente de los barrios más bravos como: Tepito, la Guerrero, Garibaldi, la Magdalena Mixhuca, Pantitlán, y hasta de otros estados de la República».
Su devoción es tan grande, que quien no carga con sus santitos, se viste como el mismo Santo Patrono, llegan solos, en pareja, en banda, ya sea en camión, en micro, en metro o en automóvil, pero no faltan a las misas de cada día 28.
La celebración de todos los días 28, no es porque sea la fecha de su nacimiento, sino de su sacrificio, ya que se sabe que San Judas Tadeo (cuyo nombre significa: «Alabado sea Dios y valiente para proclamar su fe») y el apóstol San Simón fueron presos y martirizados en Persia, donde predicaron el cristianismo y fue el 28 de octubre, ya en los años sesentas de nuestra era, cuando les dieron muerte, aunque no se establece con precisión en qué año fueron sacrificados.
Según las Sagradas Escrituras, San Judas Tadeo es mucho muy milagroso e intercesor directo con Nuestro Señor Jesucristo, dado que es su primo hermano, pues era hijo de Alfeo Cleofás, hermano del Señor San José, y de Miriam Antera, hermana de San Joaquín, padre de la Virgen María.
De tal suerte, se dice que es él quien puede interceder directamente ante Jesucristo para cualquier petición, aunque también se advierte que si se le promete algo lo mejor es cumplirle, «porque tiene fama de castigador cuando no se le cumple».
Se dice, entre los mismos devotos, que es protector de ladrones y suripantas, aunque, a juicio de clérigos, no hay ninguna base para afirmar tal aseveración, sin embargo es común que los días que se le festeja, los dos templos donde se le venera son visitados por personajes de toda laya, pues incluso ahí se ha visto a gobernadores como Fidel Herrera Beltrán, políticos y periodistas de todos los medios.
Uno de los mitos que circula entre la gente, aunque para los sacerdotes no es cierto ni tiene validez alguna, es el hecho de que para que realmente sea milagroso y cumpla con todo lo que se le pida, se deben de tener en la casa tres «San Juditas»: uno regalado, otro comprado y el tercero robado, versión desmentida por los mismos capellanes de los templos.
El día de su festejo es normal observar a hombres, mujeres, niños y niñas y hasta bebés, ataviados con la túnica de San Judas Tadeo. Rostros patibularios de verdaderos lacras, chavos banda, pero eso sí, muy devotos, también lucen el hábito de San Judas Tadeo.
Obreros, amas de casa, uno que otro figurín trajeado y de corbata y miles de personajes, todos cargando a «San Juditas», bien de bulto o cuando menos, su imagen en llaveros, estampas o en diminutas figuras dentro de cápsulas de plástico, acuden de todas partes de la República a rendirle tributo a su santo patrono.
En la interminable romería que comienza desde las siete de la mañana y concluye hasta entrada la noche, tiempo en el que hay misas cada hora, los devotos, en el caso de los amigos de lo ajeno, van a pedir que les vaya bien en su «trabajo», es decir que los ayude a delinquir o bien a dar gracias porque luego de su ilícito, no los atraparon.
Y al igual que en el tiempo en que Jesús fustigó y corrió a los mercaderes que inundaron el templo, decenas de comerciantes de todo, abarrotan las dos iglesias, principalmente la de Hidalgo, con decenas de puestos de artículos religiosos y no menos de 150 más de comida, antojitos, dulces, artesanías, fayuca, piratería y flores.
En las inmediaciones de dicha iglesia, se observan a tripulantes de patrullas y unidades de emergencia médica, ya que es común que se requiera su intervención por algún insolado, caído o accidentado o bien por alguien que trata de aprovechar las aglomeraciones para obtener alguna ganancia, aunque no sea legal.
Los días 28, son los que mayor número de juramentos se registran, aunque todos los días los hay por parte de muchísima gente que promete no ingerir licor, consumir drogas o cometer actos indebidos, prefieren hacerlo a San Judas Tadeo.
Se dice también que es Santo Patrono de los buenos y los malos, en el entendido que los buenos muchas veces resultan más malos que los malos, como es el caso de los agentes judiciales que se adjudicaron su protección, bajo el argumento de que a ellos también les dicen «judas», derivado del término «judicial» que hizo que lo tomaran como su protector.
Así, entre buenos y malos, comerciantes, ladrones, hetairas, devotos, feligreses y limosneros, lo cierto es que «San Juditas» o San Judas Tadeo, como usted lo prefiera, es el santo más venerado en México y sobre todo por «la banda malandra».