Murales en CU, tesoros de México
En una superficie de 4 mil metros cuadrados se plasmó la cosmovisión de una cultura milenaria.
Foto: Raúl Castillo
El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
Fernando Ríos
En una superficie de cuatro mil metros cuadrados que permitió continuar la tradición centenaria de artistas mexicanos, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), brindó los muros de la Biblioteca Central, para plasmar desde los años 50’s, el desarrollo de la cultura mexicana, a través de una cosmovisión integral, convertida en ejemplo de integración arquitectónica, pintura y mural de matices nacionalistas.
Los relieves de Juan O’Gorman, ornamentan a base de piedra natural, la Biblioteca Central de la UNAM; otro de los artistas, David Alfaro Siqueiros trabajo en el edificio de la Rectoría y Diego Rivera en el Estadio Olímpico, con un mural inconcluso.
El tema predominante en la obra plástica, es la cultura, que enarbola la bandera de la misión universitaria, a través del devenir histórico, como espiritualidad, saber y forma de vida, desde la época prehispánica y mestiza, proyectada al futuro ligada a los descubrimientos científicos contemporáneos.
La integración artística de los murales poliangulares, muestra un diseño en función de distintos puntos de vista del espectador en movimiento.
El edificio, ejemplo de la corriente funcionalista, se encuentra recubierto con un mosaico de 10 colores de piedras naturales, traídas de diferentes canteras y minerales del país.
El conjunto arquitectónico se distribuye en un cuerpo horizontal en cuyas fachadas se alternan fajas de piedra volcánica, con espacios ocupados por vidrieras que terminan en grandes superficies de ónice traslúcido de color ámbar.
Superpuesto sobre de esta estructura, un gran cubo forma el cuerpo vertical muestra en la base una franja de vidrieras y muros bajos que forman el piso abierto, después se despliegan diez pisos, con las composiciones pictóricas que hacen de este edificio la construcción emblemática de C.U.
El lado norte de la Biblioteca Central, cuenta con la mayor cantidad de motivos ornamentales, como la monumental y estilizada fuente de Tláloc.
El mural presenta elementos en referencia al carácter lacustre de la antigua capital mexica, área que corresponde al actual Centro Histórico de la Ciudad de México, se encuentran también los jeroglíficos de las principales ciudades que bordeaban el lago de México: Coyoacán, Churubusco, Iztapalapa, Xochimilco, Azcapotzalco y Tacuba.
En la parte central se recrea la fundación de México Tenochtitlán, origen y esencia de la ciudad capital de los mexicas, en el que se encuentran presentes los tlatoanis de México-Tenochtitlán, acompañados de sus respectivos jeroglíficos.
Representados en códice nahuas, del lado izquierdo se encuentra el sol, Tonatiuh; el del lado derecho pertenece a la luna, las deidades y escenas que lo decoran representan al ámbito de lo negativo y tenebroso, la oscuridad y la muerte.
Junto al sol, aparece el dios benéfico Quetzalcóatl, la serpiente emplumada; por debajo del cuerpo de la serpiente se ven dos divinidades mesoamericanas: Tláloc, el «Dios de la lluvia»; Quetzalcóatl, en su forma humana. En la parte media se encuentra Tlazoltéotl, la «Diosa del parto», de la agricultura; a su derecha Ehécatl, «Dios del viento», entre otras deidades. Estos trabajos se terminaron en 1952.
En la pared del lado sur, se observa una visión del mundo europeo en conjunción con el indígena, y desarrolla el esquema del mundo colonial novohispano. En el mural se ubican del lado derecho las armas y frutos de la guerra; del lado opuesto, los frutos de la cultura más o menos constructora.
En este mural se subrayan dos aspectos de la conquista española, el civil y el religioso, destacando de uno y otro lado las figuras del conquistador Hernán Cortés y del primer arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga.
El muro oriente de la Biblioteca, muestra el átomo como e centro de la nueva cosmovisión, como el principio generador de la energía vital de los vegetales, las aves, los peces, los reptiles y el hombre, y de la energía potencial de los minerales.
La realidad histórica del mundo contemporáneo, con la estrella roja del socialismo y el libro abierto de la cultura, también es representada por O’Gorman.
La realidad mexicana, también es representada donde se encuentra colocado del lado izquierdo al mundo obrero, industrial, transformador, opuesto al mundo rural, tradicional, conservador.
La pared poniente, contiene el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México, creado en 1921; en este muro se hacen referencia a las actividades creativas y recreativas de esta casa de estudios, representada por una enorme fuente, de la sabiduría.
Algunos símbolos de este mural, hacen referencia al mundo contemporáneo y a la actividad cotidiana de los universitarios, el estudio y la recreación; la creación del conocimiento y el entretenimiento también creativo y propositivo.
La Torre de Rectoría muestra una obra de David Alfaro Siqueiros, «El pueblo a la universidad, la universidad al pueblo». Por una cultura nacional neohumanista de profundidad universal, en la que representa un grupo de universitarios en el que se logra un efecto de doble movimiento que va de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo.
La obra el derecho a la cultura se compone de un brazo con dos manos entrelazadas , una tercera en relieve sobresale y un lápiz apunta hacia un libro abierto en donde aparecen escritas algunas de las fechas más importantes de la historia mexicana.
Nuevo símbolo universitario, donde aparecen las figuras de un águila y un cóndor los cuales remiten al escudo de la universidad, estas aves simbolizan la unidad Latinoamericana.