“AQUELLOS TIEMPOS»
Mario Rodríguez Estrada.
UNA TARDE – NOCHE DE FARRA EN SAN MIGUEL DE ALLENDE.-
El pasado jueves 9 de julio del 2009, abordé mi nave de seis cilindros y raudamente, a la insólita velocidad de 80 kilómetros por hora…(no da mas)…me apersoné en la colonial ciudad de San Miguel de Allende, Gto., a fin de responder a la honrosa invitación que me hiciera el galano autor del libro “Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Memorias Prohibidas, como llegué muy temprano dejé mi azul nave…(ya se me está despintando)…en uno de los muchos estacionamientos de la villa y que representan una saludable entrada de divisas para sus propietarios, ya que abundamos los turista y visitantes…recorrí la Plaza principal, llena casi siempre de gringos y gringas de todas las edades, que amablemente nos sonríen , como disculpándose de la invasión a nuestro país…¡claro que de ésta…no de la de 1847!…que de aquella no hablan ni mencionan nada, solo comentan, si acaso, que lo caido, caido…el sol a las cinco de la tarde estaba en su pleno apogeo, por lo que hube de buscar transitar por lo mas sombreado de sus calles y añosos arbolitos…arremangándome muy bien mi gorrita del PT…que me fue obsequiada en la pasada contienda electoral, y que me enviara ex profeso AMLO…así, casi al borde del infarto llegué al oasis de los neveros, y apenas pude articular que se me obsequiase un vuelve a la vida de limón…repuesto un poco, ya pude investigar donde diablos quedaba el Centro Cultural “El Nigromante”…por fortuna se encontraba a pocos pasos…como aún era temprano, volví por mi nave y ya bajo su sombra recorrí las callecitas cargadas de historia, con placas adosadas a granel indicando quien había sido su antiguo poseedor, habitante o natalicio de los grandes hombres y mujeres de la Villa…me llegué hasta la antigua fábrica de la “Aurora”, ahora convertida en espléndido centro Artístico- Artesanal…buscando a mi pequeña y querida hija, que hasta allá encontró trabajo…no la encontré…pues tuvo que cambiar de domicilio… y un mucho contrito volví al Centro…abandoné de nuevo mi ahora candente nave en manos de serviciales “valets” que buscaron un lugar ad hoc para ella y de una vez me dirigí al referido Centro Cultural, me metí a su biblioteca y ahí compré el libro que había ido a buscar, las umbrosas calzadas del edificio, antiguo convento de monjas, me permitieron encontrar un acogedor lugar, con mi botella de agua a la mano, saqué mi periódico ”La Jornada” y terminándolo, empecé la lectura del libro, en hora y media casi le dí fin a la primera mitad, a las siete en punto, subí al segundo piso y busqué la sala donde se llevaría a cabo el evento…auditorio “Miguel Malo” …el cual resultó muy bueno, pues es de amplia y espléndida acústica y con un aforo para casi 300 personas, por largos diez minutos no se apareció una sola alma y saqué mis apuntes para verificar hora y lugar, cuando de pronto, y casi de improviso, llegaron las decenas de invitados e interesados, llenando el lugar en dos de sus terceras partes…apareció el “atildado” jovencito y sus invitados…(el agradable jovencito es el autor del libro)…varias personalidades de San Miguel le acompañaron, y dirigieron elogiosas palabras al autor y al libro, quien mas destacó, aunque todos lo hicieron muy bien, fue el maestro Alfonso Bullé Goyri, al cual tuve el gusto de saludar finalizado el evento…habló también, y muy sabrosamente Don Emilio Arellano, el autor, y nos tuvo al borde de la risa con las deliciosas anécdotas de la vida de Don Ignacio…al termino, solicité la palabra y permiso para leer el artículo que había elaborado en mi blog, me aplaudieron muy cortésmente y al finalizar todos le entramos a los saludos, abrazos, felicitaciones y hasta nos pusimos de gorrita café pues los canapés estaban deliciosos, los que no pude disfrutar mucho, pues preferí, mejor, platicar con cuanta gente quiso palabrear conmigo, y recibiendo el obsequio del libro de manos de Don Emilio… le solicité, que al que ya había comprado, lo dedicara por favor a Don Félix Zavala…a lo que accedió muy gentilmente…platicamos algunos segundos, pues las gentes lo asediaban…prometiéndonos alguna vez volvernos a encontrar, para platicar mas ampliamente de la vida y obra de Don Ignacio…sobre todo de sus años de estancia en Querétaro y en San Miguel…emborrachado de emoción y de toneles de historia…me alejé de tan bella ciudad y reunión a eso de las diez de la noche…regresando a mi amada Queretarín de las flores…transitando por una peligrosa y muy angosta carretera…¡lástima!, porque esta bellísima y turística ciudad es digna de una mejor y superior vía…ojala las autoridades de ambos estados mejoren sus condiciones…se la merecen ambas, históricas, y bellos relicarios de nuestra amada patria…lo comenta para ustedes…su amigo de “Aquellos tiempos”…Mario RE.