Templo de Jesús María, joya arquitectónica
Este templo fue edificado bajo el patronato del Rey Felipe II.
Foto: Raúl Castillo
El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
El claustro y templo de Jesús María, cuya edificación se remonta al 15 de marzo de 1597, cuando el Virrey Conde de Monterrey colocó la primera piedra de este inmueble histórico, es todavía una joya arquitectónica, que guarda parte de la historia de época de la Colonia..
Localizado en pleno Centro Histórico, en las calles de Jesús María y Corregidora, se dedicó a templo el 7 de febrero de 1621, siendo Virrey el Márquez de Guadalcazar y su historia ha sido un tanto azarosa por distintos factores.
De acuerdo con el historiador Carlos de Singuenza y Góngora, el costo de la iglesia ascendió a 109 mil 745 pesos de aquella época, que ahora es remozada por las autoridades capitalinas conjuntamente con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Este templo fue edificado bajo el patronato del Rey Felipe II para las Monjas Concepcionistas, quienes eran las jóvenes hijas de los conquistadores españoles que habían venido a la pobreza. Se cuenta que el monarca aceptó subvencionar este proyecto con 20 mil ducados, debido a que entre las religiosas estaba una hija suya de nombre Micaela de los Angeles.
También colaboraron el presbítero Gregorio de Peaguera, así como el Virrey Martín Enriquez, para alojar a estas muchachas que carecían de dote. Incluso, en el convento estuvo Sor Juana Inés de la Cruz.
La obra estuvo a cargo inicialmente del arquitecto Pedro Briceño, quien fue sustituido al morir por Alonso Martín López. De hecho, la construcción original albergó varios miles de metros, que en 1874 fueron fraccionados a particulares por la Beneficiencia Pública del Distrito Federal.
El pintor mexicano Luis Suárez diseñó un maravilloso retablo en el que se representaba la vida de la Virgen María. Sin embargo, el descuido y la falta de mantenimiento se encargaron de perder esta magna obra. Por su parte, la portada y ornato interior fueron creación del arquitecto neoclásico Antonio González Villegas.
Una descripción de esos tiempos define el inmueble como un templo que consta de una sola nave cerrada, con una bóveda de cañón. El domo es proporcionado desde una planta octagonal. En la parte frontal hay dos portadas dóricas con un frontón circular; siendo su estilo barroco con tendencias clásicas.
La torre está rematada por una cúpula de mosaicos. En la parte central de una vieja verja de madera se encuentran un pintura de la Virgen de Guadalupe. Ya en el siglo XX, Daniel del Valle pintó la bóveda, las pechinas y el timpano.
Actualmente se puede admirar un altar modesto y a un lado, en el lugar donde se hallaba la Virgen del Corazón de María, con una túnica blanca y manto azul estrellado, está la escultura de tamaño natural de Nuestra Señora de la Merced, madre y patrona del popular barrio del mismo nombre.
Justo abajo del coro, un Cristo no crucificado observa a los feligreses acompañado de la Virgen morena. A pocos metros, la flamante imagen de San Juan Diego. En las alturas se pueden admirar 17 vitrales.