Quién era Miguel Ángel Pérez
Cazales
y por qué lo asesinaron
Francesco Taboada
La Jornada
El pasado 31 de octubre, Miguel Pérez Cazales se dirigía a una reunión con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra para solidarizarse con los presos políticos de Atenco. No llegó a la cita pues fue secuestrado, torturado y asesinado ese mismo día. ¿El crimen de Miguel? Defender por la vía legal el área natural protegida del Texcal del proyecto de urbanización impulsado por el gobierno de Marco Adame. En la asamblea del Consejo de Pueblos se llegó a una conclusión: cuando la oligarquía empresarial y gubernamental no logran corromper a quienes luchan en la legalidad, proceden a la represión y al asesinato. Los más recientes ejemplos: el adolescente Aldo Zamora Gómez, asesinado en 2007 por defender el Corredor biológico del Chichinautzin, y Cristóbal Martínez, torturado por impedir la construcción del relleno sanitario en el área de protección forestal conocido como Loma de Mejía. Ambos casos siguen impunes a pesar de que diputados de los tres partidos y procuradores de dos estados se comprometieron a esclarecer estos crímenes.
De abuelos zapatistas, Miguel nace en Santa María Zactepec hace 50 años. Queda huérfano de madre siendo niño. Fue criado por su padre, el legendario líder indígena Inocencio Pérez, principal promotor de la creación del área natural protegida del Texcal que comparten las comunidades de Santa Catarina y Texalpa. Chencho Pérez era guardián de la tradición oral que considera al Texcal como la principal reserva de agua de la región. Los estudios científicos le dieron la razón. Fue asesinado el 27 de junio de 1992 “por órdenes del gobierno” como lo denunció su primogénito Miguel. A la muerte de su padre, Miguel hereda la lucha para preservar el Texcal. Finca su morada en Tetecolala, en la frontera entre los terrenos comunales de Santa Catarina y la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca, Civac. Su casa y las de varios compañeros son construidas como una estrategia para cerrarle el paso al gobierno y a los industriales que desde los años 50 pretenden extender Civac a los terrenos agrícolas del pueblo indígena. Funda junto con Saúl Roque y otros compañeros, el Consejo de Pueblos de Morelos y logran detener la construcción de un proyecto urbano sobre los manantiales Chihuahuita, el Salto y Santa Rosa que abastecen de agua a 13 comunidades. También es cofundador de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales. Dentro de las actividades político-culturales del Consejo se desempeña como promotor del idioma náhuatl y preside el rescate de ceremonias ancestrales que se estaban olvidando en algunos pueblos. Peleó también por la recuperación de la montura del general Zapata para que este objeto volviera a formar parte del patrimonio cultural del pueblo. En la película 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra, de la cual es protagonista, Miguel asegura que el levantamiento social en México está muy cerca, pues la contaminación del agua, la crisis alimentaria, producto de la venta de la tierra agrícola para proyectos de urbanización, están provocando el descontento general y la organización de los pueblos: Miguel creía que la lucha de liberación en México es parte de un proceso cíclico que responde a actos históricos determinantes como los levantamientos armados zapatistas de 1910 y de 1994 y la fundación del Consejo de Pueblos de Morelos. Se solidariza con el movimiento magisterial y apoya a los maestros durante la represión sucedida el 8 y 9 de octubre de 2008 en Xoxocotla. Ese mismo mes logra un acuerdo histórico entre las comunidades de Santa Catarina y Texalpa para delimitar el área protegida del Texcal y los límites entre ambas comunidades, terminando así con un conflicto que llevaba 66 años. Este acuerdo es firmado por las comunidades involucradas y organismos del gobierno federal. El gobierno estatal no participa, pues según el testimonio de Miguel a La Jornada Morelos “el gobierno estatal lo único que hizo fue meter odio entre los dos poblados para no arreglarnos, por eso, como pueblos originarios, tomamos la decisión de llegar a un acuerdo sin él.” Después de la firma, Miguel promueve recuperar 350 hectáreas del Texcal invadidas. Nuevamente el gobierno de Morelos le da la espalda. Miguel mencionó en la Asamblea del Consejo de Pueblos. “Es obvio que el gobierno está detrás de las invasiones, sino ya hubieran hecho algo para proteger la reserva. Pero no importa, por defenderla se sacrificó mi padre y por eso estamos peleando nosotros”.
Ahora el sacrificio lo ofrenda Miguel y parece que el gobierno actuará como siempre ha actuado, protegiendo a los torturadores, a los asesinos, a los invasores, a los constructores… protegiéndose a sí mismo. Pero como dijo Miguel, “la revolución que viene pondrá a cada quien en su lugar.” A él ya no le tocó vivirla, pero su nombre quedará en la memoria de los morelenses como un gran luchador social, como un indígena comprometido con su cultura, como un ambientalista ejemplar y como un mexicano honorable. El tercer Congreso de los Pueblos de Morelos, a celebrarse en Coajomulco, Morelos, los días 28 y 29 de noviembre, llevará su nombre.
* Francesco Taboada Tabone es autor de los largometrajes documentales 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra, Pancho Villa, La Revolución no ha terminado y Los últimos zapatistas.