Entrevista de internautas a Jorge Volpi

Los internautas preguntan

a Jorge Volpi   

 ¿que país sudamericano está en mejores condiciones de despegar (economicamente, socialmente, politicamentem …) de una vez? 

 ¿y por que?  

¿que es lo que está haciendo bien?.-  

 Aunque en general el panorama político de América Latina es desalentador, sí hay algunos cuantos casos de éxito. Brasil está a la cabeza. La política de largo plazo de los presidentes Cardoso y Lula ha contribuido enormemente a este éxito. Brasil será una de las grandes potencias del siglo XXI, aunque todavía acarrea enormes problemas de desigualdad. Chile o Uruguay son otros ejemplos de éxito. Y, en otro sentido, las administraciones locales de ciudades como Bogotá y Medellín, en Colombia. Así que, a pesar de todo, hay esperanzas… 

Será la realidad narcosangrienta de México la nueva temática del siglo xxi para los autores? 

 Sin duda, la violencia en general, y aquella ligada al narcotráfico, se han convertido en temas ampliamente abordados por escritores de países latinoamericanos como México y Colombia. Es natural que así sea. Pero en el panorama de la literatura latinoamericana actual, que es tan variado y plural, se trata sólo de una de las múltiples tendencias posibles. La característica esencial de la literatura latinoamericana actual, y también de la mexicana, es este fecundo caos, lleno de propuestas distintas.  

 Buenos días, un gusto saludarlo. ¿Es relevante hoy en día seguirse preguntando en Latinoamérica sobre nuestra identidad, alargando infinitamente un debate que nos frena y nos coloca en un limbo donde no se ve ninguna salida, cuando conocemos lo que en relidad somos, un Babel de culturas, de razas y de lenguas, y que lo único que necesitamos es comenzar a caminar, para hacer nuestro propio camino? Argenis Valera-Trujillo, Venezuela. argeval@gmail.com 

 Me parece muy atinado su comentario. En efecto, la discusión sobre la identidad latinoamericana, y aún más sobre la de cada país, ha sido un tema fecundo pero que al mismo tiempo ha lastrado el debate de ideas en nuestra región. Vale la pena cuestionarse qué significa ser latinoamericano hoy, pero sólo en la medida en que contribuya a un debate crítico sobre nuestro presente y nuestro futuro. América Latina es una región donde el peso del pasado sigue siendo enorme, donde hay una gran nostalgia hacia época supuestamente mejores, o bien un ansia de revisarlo todo y reinventarnos cada vez. Sería mucho más productivo aceptar nuestras contradicciones pasadas y avanzar hacia la construcción de sociedades más democráticas y más justas.  

 ¿Hay alguna posibilidad de que en México tenga éxito un acuerdo de la izquierda para gobernar? Temo que México nunca había estado sumido en tantos problemas tan complejos. 

 En estos momentos esa posibilidad parece remota. La izquierda estuvo a punto de ganar las elecciones hace apenas tres años (o las ganó, según algunos críticos). Y parece terible cómo la deriva radical de López Obrador, y las incesantes pugnas internas, muestren actualmente una izquierda mexicana tan poco confiable y tan alejada del país. De haber seguido López Obrador una política de oposición institucional, ahora tendría un escenario inmejorable para la siguiente elección, en medio de la crisis económica y política en la que vivimos. Pero al abjurar de toda institucionalidad, ha arruinado, quién sabe por cuanto tiempo, las posibilidades de un gobierno de izquierda en México. Resulta difícil imaginar siquiera a una izquierda mexicana unida para el 2012.  

 Señor Volpi: Octavio Paz también decía que la raíz de los males de América Latina fue adoptar después de la independencia la república sin los hábitos republicanos, lo cual es similar a la democracia imaginaria. La coincidencia en el diagnóstico no se extiende a igual coincidencia en la solución de los problemas entre los líderes del continente. ¿Será posible pues erradicar la desigualdad sin menoscabar la institucionalidad o sin caer en esquemas fallidos del pasado o la confrontación con E.U.? 

 Yo confío en que sí. La democracia es un sistema frágil que puede destruirse desde dentro, por ejemplo con medidas autoritarias que supuestamente buscan paliar la desigualdad, pero por fortuna también es un sistema que puede regenerarse desde dentro. Creo que una política responsabel debería afianzar las instituciones democráticas y a la vez provocar una transformación económica que permita limitar la gigantesca desigualdad que hay en nuestra zona. No puede pensarse que el combate a la pobreza y a la desigualdad sea sinónimo de políticas populistas: hay que creer en una democracia con vocación social.   

 ¿Cúal es la imagen que se tiene de los españoles en Sudamérica hoy?¿Y de los nacionalismos catalán, vasco, gallego…? 

 La imagen de España en América Latina actualmente creo que es básicamente positiva. Por supuesto que quedan resabios del odio pasado, con esa voluntad de culpar a España de nuestros males presentes, pero en general se ve a España como un modelo de éxito en los últimos años. En cambio, los nacionalismos españoles no se entienden desde acá. Que sociedades tan prósperas como la vasca o la catalana estén tan obsesionadas con la identidad es algo muy alejado de la vida política latinoamericana, dominada por problemas sociales mucho más graves que los epañoles.   

 Buenos días, un gusto saludarlo ¿Cuál será la evolución más probable de la revolución cubana en su opinión? ¿Cuál el legado en america Latina? 

 El futuro de Cuba sigue siendo un enigma. Uno imaginaría que, dado el estado de salud de Fidel Castro, él y su hermano se han asegurado de las medidas que permitan la continuidad del régimen, pero se trata de un sistema tan personalista que la muerte de Fidel puede desatar fuerzas desconocidas. Desde luego, a esta ecuación hay que añadir a los exiliados, particularmente de Miami. Lo deseable sería por supuesto una transición pacífica y moderada hacia la democracia, y acaso los jóvenes cubanos de uno y otro lado logren ponerse de acuerdo para ello. En cuanto al legado de la Revolución cubana, habrá que esperar unos años para hacer una evolución más serena. Que una revolución que despertó tantas esperanzas haya terminado petrificada en una dictadura es muy desalentador. Pero al mismo tiempo habrá que rescatar su ímpetu original, su voluntad de oponerse a la tiranía y su deseo de crear un regimen capaz de combatir efectivamente la pobreza. No basta con señalar su fracaso, sino inspirarse en él para crear un sistema democrático con un fuerte contenido social 

Cree que algun dia los mexicanos superaran su trauma colonial, y empezaran a reconocerse en el espejo como lo que realmente son? Cuando habra un presidente indigena? 

 El mayor trauma colonial ha sido, en efecto, desconocer o ignorar a amplios sectores de la población que forman los muchos Méxicos que conviven actualmente en nuestro país. A pesar del alzamiento zapatista, los indígenas por ejemplo han vuelto a desaparecer de nuestro discurso público. En cuanto a presidentes indígenas, ya hemos tenido: Benito Juárez, más de un siglo antes que Evo Morales en Bolivia. El problema es que, pese a ello, la cuestión no ha quedado zanjada en nuestro país.   

 ¿Cuál es su predicción de las relaciones entre América Latina y España en un futuro?

¿y Europa? 

 

España sabe perfectamente que una de sus ventajas comparativas en Europa es su relación privilegiada con América Latina, así que supongo que continuará tratando de ampliar sus intereses en la región. Desde el otro lado, los distintos países de América Latina también podrían aprovechar esta circunstancia para tener una mayor cercanía con la Unión Europea, pero eso dependerá mucho de la política interna de cada país. En términos culturales, en cambio, el intercambio debería ensancharse. Suena muy bien decir que somos 400 millones de hablantes de español, pero se trata de una retórica hueca si no se multiplican las iniciativas entre ambas partes. Gracias a su industria editorial, por ejemplo, España está presente en todo el continente americano, pero en cambio la presencia latinoamericana en España es mucho menor, y se reduce más bien a la presencia de las nuevas comunidades de inmigrantes latinoamericanos presentes hoy en la península.   

 Felicitaciones por el premio. ¿Es Chile un modelo a tener en cuenta (no digo imitar) para el resto de los países de América Latina? 

 Chile es un modelo de éxito económico en los últimos años, pero obedece también a circunstancias muy particulares: una dictadura terrible que sin embargo ejerción una política económica más o menos responsable. Además, se trata de un país relativamente pequeño, comparado con México, por ejemplo. De modo que no se puede simplemente copiar lo ocurrido allí, sino en observar cuidadosamente sus tiunfos a la hora de aplicarlos en otros países. Eso sí, actualmente Chile tiene quizás al mejor presidente (la mejor presidenta) en activo en la región, y eso sí habría que imitarlo: un líder responsable, sin ansias de protagonismo, sin vocación mesiánica, capaz de enfrentarse directamente a los problemas y de tratar de resolverlos con una verdadera vocación de servicio público.  

 En la entrevista pulbicada hoy en este periódico afirma, «Existe la democracia, en América Latina se elige a los dirigentes, pero no existe una real representación de los intereses ciudadanos…» . Qué pueden hacer entonces los ciudadanos para que sus intereses sean efectivamente representados y no se caer en la acostumbrada decepción y desencanto? Y evitar el caso donde todos nos quejamos pero poco se hace (e.g. en México). 

 Se trata de uno de los problemas más graves de la región, y en ello México es un triste ejemplo. Nuestros legisladores no se sienten auténticos representantes de quienes los eligen, sino que son piezas al servicio de los intereses (muchas veces mezquinos) de los partidos que los postularon. El nivel de representación en nuestro país deja mucho que desear. Sería imprescindible que los ciudadanos participáramos más para presionar a los partidos y a diputados, asambleístas y senadores a fin de construir un mínimo acuerdo nacional que nos arranque de la actual parálisis. Necesitamos una vigilancia mucho mayor de la actuación de partidos y «representantes populares». En este sentido, la iniciativa de permitir la reelección parlamentaria (pero sólo ésta, jamás la presidencial) es una avance: permite evaular el trabajo que han realizado los legisladores de una manera más clara por parte de sus electores.   

 ¿De verdad cree que el acuerdo militar de Colombia con Estados unidos corresponde a un intento de controlar el accionar de la izquierda politica en America Latina? 

 Desde el lado de Uribe, sí: está empeñado en tener una relación privilegiada con Estados Unidos que lo distancie lo más posible de Hugo Chávez y compañía, a fin de conservar el respaldo político del que goza actualmente. Estados Unidos, en cambio, no parece que pueda controlar a la izquierda latinoamericana, y ni siquiera a Chávez, por medio de este acuerdo. Es más una provocación preventiva. Pero, en mi opinión, la decisión de Uribe es producto de un error de perspectiva: Colombia cuenta ya con un ejército imponente, capaz de controlar por sí mismo cualquier agresión externa, de modo que la presencia estadounidense sólo se convierte en un factor de desestabilización para toda América del Sur, y su posible integración, como lo ha visto Brasil.  

 ¿No necesita Hispanoamérica un movimiento regenerador como el que en la España del siglo XIX se desarrolló con el Krausismo? 

 América Latina necesita una mayor participación ciudadana que, en el marco de nuestras nuevas democracias, pueda transformar las instituciones y prácticas políticas desde adentro, vigilando más certertamente a sus gobernantes y exigiéndoles una política social que ayude a aliviar la inequidad que prevalece en la región. Pero es cierto: necesitamos una nueva forma de participación, una reevaluación de la política como instrumento de transformación desde el interior de nuestras todavía frágiles democracias.   

 Soy español, pero estudio en el Distrito Federal desde hace unos meses, donde se puede mascar la tensión en todos los niveles socioeconómicos que he tratado hasta el momento. En este poco tiempo, cada vez estoy más convencido de que el verdadero cáncer de México no es el narcotráfico ni el poder ejercido por los cárteles, sino la oligarquía oficial que domina el país, del que Calderón no sería más que un pelele que traga con los tomatazos. ¿Qué piensa al respecto? Discúlpeme la frontalidad castellana, y enhorabuena por Mentiras contagiosas, lo último suyo que he leído. 

 Coincido en que, en efefcto, el mayor problema de México, como lo he dicho en la entrevista con EL PAIS, es la desigualdad, no la violencia ni el narcotráfico. Por supuesto que hay que combatir a los delincuentes, pero es aún más importante transformar las estructuras económicas del país, acabar con los monopolios y las prácticas sindicales viciadas, aumentar los niveles de representación, consolidar un auténtico estado de derecho. La historia de México, como la de toda América Latina, es una sucesión de oligarquías que siempre han buscado controlar o frenar a los movimientos éfectivamente populares. Pero tampoco podemos desdeñar los avcences de la democracia: se trata quizás de una democracia limitada, con tintes oligárquicos, pero con instituciones que pueden funcionar desde dentro para crear un sistema más equitativo y más libre.  

 ¿El Sr. Correa es un presidente del pueblo, para el pueblo? 

 La expresión «un presidente del pueblo» es siempre problemática. Lo importante es que los líderes políticos sean verdaderamente responsables de sus decisiones y que actúen con verdadera vocación de servicio público. Correa es, sin duda, un presidente con vocación social y se distancia en muchos sentidos de Hugo Chávez, pero también lo caracteriza una vena autoritaria que lo ha hecho acumular un enorme poder en la nueva legislación y que le permite perpetuarse en el poder como muchos de sus colegas, y eso es siempre muy preocupante para la democracia en América Latina, que no cuenta con instituciones sólidas que limiten las propensiones caudillistas de sus políticos.  

 Mensaje de despedida 

Muchas gracias a todos por sus preguntas. Para quienes quieran seguir con el tema, no puedo sino recomendar una vez más la lectura contrastada y simultánea de dos libros: el clásico «Las venas abiertas der América Latina», de Eduardo Galeano, y «El continente Olvidado» (Forgotten Continent) de Michael Reid, dos visiones contrastantes pero igualmente apasionadas de nuestra región, para que cada quién forme su criterio. Gracias de nuevo y un saludo desde la Feria del Libro de Guadalajara

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