La virgen de Guadalupe también reparte sus dones en Querétaro
Escultura con incrustaciones de piedras preciosas.
Diario de Querétaro
Margarita Ladrón
Estamos en una época de todas las crisis reconoce el padre Juan Manuel Pérez Romero, rector del Santuario de la Congregación de Clérigos Diocesanos de Nuestra Señora de Guadalupe, queretano y guadalupano desde niño, quien celebró ayer el santo de la virgen de Guadalupe ante más de 17 mil personas que se congregaron bajo los pies de la patrona de México. Pero en esta época de crisis espiritual y económica, hay que invitar a los fieles, sostiene. «La gente ya no sólo viene a cumplir la tradición y ritual» de la fe guadalupana «sino que viene a llenar su alma de fuerza». Juan Manuel Pérez confía en que a través de la presencia de la virgen en el Santuario, las penas del alma se alivian «lo que nos interesa es que abran su corazón y su mente para que el pobre pueblo de México pueda enfrentar esta difícil situación, por eso tenemos interés de que la gente venga y salga de aquí llena espiritualmente; es importante tener este Santuario en Querétaro, porque aquí hay una corriente, un manantial de gracias que fluye».
Pero en los últimos tiempos la gente ha dejado de ir al templo de la Congregación, consagrado en 1886 y que fuera construido por el bachiller Lucas Guerrero bajo el patrocinio de diferentes sacerdotes, obispos y arzobispos de origen noble, encabezados por don Juan Caballero y Osio, y el trazo y diseño del arquitecto José de Rayas Delgado. El padre Juan Manuel cuenta que él iba desde niño a rezarle a la virgen. Pero actualmente, con el crecimiento queretano la gente se ha ido alejando del Centro, por lo son menos queretanos los que visitan a la virgen.
«Por ser un Santuario, los fieles deben venir por lo menos una vez al mes a ver a la virgen» explica el padre Pérez Romero «cuando yo era niño había rosario solemne, sacerdotes confesando, adoración del santísimo sacramento, un culto muy grande, todos los queretanos venían aquí y no solo eso, los jóvenes venían, las parejas de novios rezaban aquí el rosario, siempre estaba lleno».
El culto a la virgen de Guadalupe se extendió gracias a los sacerdotes congregantes que venían a ofrecer misas desde toda la Nueva España, desde Guatemala y el norte, a veces desde España venían obispos o arzobispos. La gente acudía a las misa solemnes y se fomentó el guadalupanismo; cuando se terminó el templo y durante la época de máximo esplendor, su estilo barroco churrigueresco le granjeó fama de ser el más hermoso, con su órgano y sus retablos de oro. Tras las guerras del siglo XIX se perdieron sus retablos y ahora es de estilo neoclásico, aunque conserva muchas joyas de arte sacro virreinal.
El Colegio Civil que en los años 50 del siglo XX se convirtió en la Universidad de Querétaro, llenaba de jóvenes las cercanías del Santuario de la Congregación, que acudían a cantar y a rezarle a la virgen; pero con el crecimiento de la ciudad, todo cambió. «Cuando se fue la UAQ de aquí, la juventud dejó de venir» afirma el padre Juan Manuel «paralelamente muchos queretanos se fueron a vivir a la periferia, se salieron del centro y dejaron de venir porque no hay estacionamientos, yo mismo no tengo estacionamiento, debo dejar mi carro en la Alameda, y eso ha reducido muchísimo el flujo de gente».
Con la migración de queretanos hacia las periferias, también ha llegado gente de otros estados. Si bien el Centro Histórico se ha terciarizado en los últimos quince años, al padre Juan Manuel le interesa atraer a los nuevos queretanos. «Hemos hecho campañas y queremos que la gente venga a ver las reliquias que tenemos del ayate de san Juan Diego» se refiere a dos fibras de ixtle del ayate de san Juan Diego donde está plasmada la virgen; y desde hace tres meses, en el altar mayor se colocó la bandera de México que estuvo a los pies de la virgen en la Basílica de Guadalupe, gracias a que allá fue reemplazada por una más nueva. El tamaño de la bandera hace lucir más a la reproducción de la imagen guadalupana, realizada por Miguel Cabrera en el siglo XVIII.
El padre cuenta la anécdota como prueba de que la virgen responde «Le había pedido a la virgen una señal para celebrar este doce; como aquí se reciben las mismas gracias que en la Basílica de Guadalupe, busqué una bandera porque la que teníamos era muy pequeña, pregunté en la Basílica en dónde compraban sus banderas, y los encargados me dijeron que no la compráramos, porque ellos iban a cambiar la que está a los pies de la virgen, que estuvo años ahí. Y es la que está en el altar ahora aquí, es un signo de la virgen porque así como allá reparte dones, aquí también. Es un don muy grande».
MUSEO GUADALUPANO
Querétaro nació a la fe en el cerro del Sangremal cuando, según el mito fundacional, se apareció el apóstol Santiago con la cruz de fuego en 1531; y en el siglo XVII cuando se trajo la imagen de la virgen de Guadalupe inició el culto a la hoy patrona de México.
Durante los siglos siguientes se congregaron sacerdotes a fomentar la fe; en el llamado Salón de los Congregantes se ubican hasta el día de hoy, una colección de óleos de diferentes firmas que retratan a dichos sacerdotes, desde Juan Caballero y Osio hasta Florencio Rosas, quien inició hace más de cien años la peregrinación a pie desde Querétaro al Tepeyac.
Se cuenta con un exvoto mandado a hacer por Ignacio Frías, en el que se describe cómo, un aciago día en que él resbaló y cayó por una ventana (que da a la calle Guillermo Prieto), mientras descendía por los aires invocó a la virgen de Guadalupe y ella hizo que Frías resultara intacto de la caída de tres pisos. Otros tesoros son una escultura de la virgen con incrustaciones de piedras preciosas en su manto;
El cristo de marfil y el retablo dorado de la sacristía. Pero lo más importante son los testimonios de fe a través de muchos exvotos y con todo ello, el padre Juan Manuel quiere hacer un museo dedicado a la virgen.
Estando en el Santuario de la virgen de Soriano, en el municipio de Colón, el padre realizó un museo con todos los exvotos de la virgen de los Dolores. Él describe la experiencia como maravillosa, aunque la sensación es diferente allá porque «se siente el dolor de la virgen». Y en el Santuario de la Congregación «se siente su amor ilimitado que quiere dar a todos sus hijos, por eso tenemos tanto interés de que la gente venga porque la virgen está ofreciendo su amor y necesita quién lo reciba. Cuando una mamá abre su corazón y sus hijos no reciben su amor, ella se sienta mal, por eso la virgen necesita que le gente venga».
El museo guadalupano será testimonio de fe y de cómo la virgen reparte sus dones en Querétaro. «Si Dios nos da bien y salud, vamos a hacer el museo guadalupano, ya están los museógrafos Felipe Oropeza y Miguel Ferro haciendo el discurso museográfico, ya vinieron a ver los lugares. Vamos a traer una colección de figuras que narran desde las apariciones de la virgen de Guadalupe, la iluminación de México hasta la canonización de Juan Diego, esta colección cuesta más de un millón de pesos y la tendremos aquí por comodato.
Abriremos el Salón de los Congregantes con la colección única de pintura de sacerdotes que compite con la colección de virreyes que hay en el Museo Nacional del Virreinato» sostiene el padre.
Buscará financiamiento de particulares «y financiamiento para la restauración de los cuadros, por parte de especialistas del INAH, a nivel estatal o federal, porque queremos que el museo esté listo para septiembre del año próximo» finalizó el padre.