Memorias de Flipe Martínez Soriano 1V
CARPA Y TITERES
En el “Barrio de Abajo”, así se dice en Zautla, se instalaba un circo, novedoso para los niños y para el pueblo, nos daba gusto conocer leones; tigres, changos, caballitos, acróbatas, trapecistas, bailarines, gimnasia, malabaristas, maromeros, payasitos y títeres a quienes llegué a imitar en el centro de la población, cuando la compañía se ausentaba.
Como titerero y payasito lo hice con gracia y aplausos, cantando: ¡Si el violinista te habla de amores, al violinista dile que no, que a violinazos tenga mujer!, bailaba y cantaba con un tambor, ¡tan, tan, tan! ¡Tata chepe es Capón!.¡Si el payasito te habla de amores, al payasito dile que sí, que por su gracia tenga mujer!..y luego ¡Tan, tan, tan! ¡Tata Chepe es Capón!..Con eso gané el apodo :de ¡Tata Chepe!, es Capón y por muchos años
También imité al cura y hacía “misas” que realizaba en un solar con un púlpito improvisado, lo referí en anteriores líneas. Mejor que estar en el seminario, donde la comida es simple y escasa. Extrañaba las tlalludas y el café y preferí el campo, arar la tierra, cortar-acarrear alfalfa y zacate; vender leña, elaborar el carbón con el abuelo en la montaña, sin importar tiempo, hambre, frío, lluvia y el sol. Acompañarlos a Oaxaca, desde las 11 de la noche hasta muy de mañana, sufriendo menosprecio y extorsión de la policía en la Garita de la ciudad de Oaxaca
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. Si el carbón se vendía pronto, sentíamos gusto porque luego íbamos al mercado a comparar chile, sal, azúcar, panela y regresar al monte, al mismo trabajo. Cuando se menudeaba en Independencia y Crespo, sofría el desprecio de: indio pata rajada, mugroso y yope. Sien embargo, repetíamos el trabajo con el abuelo, en cañadas del coatle y coyote, pero en la quema del carbón si mis manos se lesionaban se “curtían con una vara caliente y así aprendí como cubrir el horno con hoja seca de pino y tierra, después descubrirlo y sacando el carbón en chiquihuites y trasladarlo a la carreta
Trabajo pesado y nada comparable como ir al Novillero Ver., y a otros lugares donde lo trataron como esclavo Por eso, tres campesinos decidieron hacerse justicia, por su propia mano y lo lograron, pero ya no regresaron al campamento y huyeron por la selva tres meses para llegar a Zautla y mi abuelo, ante el temor de la persecución y aprehensión se remontó y bajaba al pueblo en días festivos: Todo Santos, Navidad y Año Nuevo, Semana Santa y en la Mayordomía del Dulce Nombre de Jesús. Pero mi abuela decía que sufrían las mujeres en la selva, porque los changos “querían” abusar de ellas?.
Por otro lado las gentes iban a peregrinaciones por caminos de tercería, veredas, cañadas y en raras ocasiones por ferrocarril para visitar a la virgen de la Soledad y a San Juanito. Durmiendo en el atrio de la iglesia, en el frío y pasando hambre, pero no importaba, “pues con la devoción hasta de comer se olvida”, para espera la bendición del arzobispo que poco caso nos hacía.
Después íbamos a los juegos mecánicas y al aeropuerto para observar los aviones.
Así transcurría el tiempo en el campo y en la escuela: competíamos en aritmética, geografía, pues los examines eran rigurosos Y no supe dónde quedaba el Bolsón de Mapimì, eso me costó regaño. En escritura se trataba de imitar al secretario municipal, Esteban Mendoza, conocido como el (político), por la magnífica forma de su letra cursiva y palmer en papel ministro.
Lo observamos en el municipio cuando pagaba a los maestros una miseria, que mejoraron al incorporarse al Estado y después en la Federación. En ese tiempo ya poco se hablaba el zapoteco, igual la vestimenta indígena a excepción de personas mayores y perderse el respeto a gentes mayores, no se saluda, ni se besa la mano a los padrinos durante la oración como era la costumbre.
En tanto los coyotes entraban a solares con facilidad, porque los terrenos estaban cercados con carrizo y las gallinas y guajolotes andaban sin problema y eran atrapados con facilidad. Por eso mi abuela y la tía Cenobia, vecina y amiga se enfrentaban a los coyotes quitándoselos igual a los tlacuaches que entonces abundaban y se devoraban a las indefensas aves de corral.
MI padre, siempre atento a que no faltara a la escuela, pero un día se dio cuenta que el nieto de don Goyo, hizo que me jalara la escuela con él y recibí buena tunda, igual cuando olvidé una vaca en el monte, tenía que cuidarme en no hacer travesuras, incluso, en la calle, que la policía no me aprendiera y enviarme a atizar el horno de cal.
INCENDIO DEL MONTE. Como andaba por todos lados, pude darme cuenta de una humareda, diferente de los hornos de carbón, señal de incendio, que no podía pasarse desapercibido por los tañidos de campanas, obstrucción de calles por la policía, los silbidos con “periquitos” de barro de Atzompa; el toque del cacho y caracol prehispánicos. “Porque los montes todo aguantan menos la mano criminal del hombre”.Por eso, los campesinos se lanzaban a sofocar el incendio con sus hachas y machetes, haciendo brechas cuidándose no ser atrapados por la lumbre.
PROBLEMAS AGRARIOS. Generalmente fueron por los límites de terrenos entre los pueblos, peleaban sus territorios, sea de agostadero, pastizales y montañoso Conflictos entre Mazaltepec y Zautla, peligrosas por registrarse muertes y personas de Zautla no podían ir al otro pueblo y viceversa, Me tocó observar pleitos verbales cuando animales de Mazaltepec a labrar morillos, cortar leña y hacer carbón. Eso repercutió en ambos pueblos, con notoria rivalidad, también en el deporte, notándose discriminación contra Mazaltepec, por la vestimenta indígena, hablar en zapoteco. Hoy se les dice maxucos en forma despectiva
Algo similar sucedió en l940, en Nazareno y Soledad, por posesión del ejido, al primer pueblo le correspondieron menos terrenos que al segundo y por eso hubo 4 muertos en Soledad. Los leñeros no podíamos transitar por esos lugares y tardó en resolverse. Problemas que fueron creados por el Dpto. Agrario al no respetar resoluciones federales y se convirtieron en asuntos políticos, manteniendo a los pueblos divididos, en la rivalidad, el egoísmo y la envidia, en lugar de verse como hermanos. Después los vaqueritos lo manifestábamos con guerritas peleándonos con ondas
CONFLICTOS EN ZAUTLA- (l938- l940) acontecieron por las elecciones presidenciales y muy graves, porque la gente se encontraba temerosa. En realidad fueron problemas políticos Yo no lo entendía, igual que mucha gente Sólo se rumoraba de un grupo de campesinos que reclamaban malas actitudes del presidente municipal, Susano Hernández Martínez, por cierto un tío cercano. Igual de sus incondicionales, que se decían “comunistas”.Así lo platicaban en fiestas de cumpleaños como la del Sr. Bartolo Neri, que vivía en La Barranca cerca del palacio municipal.
Y sucede que una noche andaba por esa Barranca con amiguitos y acudimos a la fiesta, la orquesta tocaba con alegría y la gente bailaba y algunos señores con copitas de mezcal en un ambiente bullanguero. Cuando de pronto, la alegría se torna inquieta por lo de los “comunistas”, momentos en que llega la policía y ordena reunirse en el Palacio municipal, voy a seguirlos porque discutían fuerte y el presidente municipal enojado expresó: “Vamos a ver si como roncan duermen” Luego hubo dispersaron en grupos y la policía al verme dijo, esto no es de “muchitos” ¡Vete a tu casa a dormir!.
No cumplí la orden y seguí a uno de los grupos el que más discutía el problema, se dirigieron a casa del Sr. Cándido Mendoza, el “curandero del pueblo” que tenía zanates, cuervos, culebras, un coyote para hacer “limpias” Y ahí siguieron hablando fuerte entre luces de velas, quinqués y “brujitas” de petróleo. Otra vez la policía me corrió y yo necio por enterarme me escondí pero mis dudas no las logré disiparlas por algún tiempo.
Y en una mañana fui a la alfalfa y no vi nada raro por mi barrio, ni en casa del tío Susano, hasta llegar a la escuela cuando mi vecina Lucía me, preguntó: ¿No viste nada por el río? Le dije No. Pues en el terreno de tía. María “La Loca”, de Juan Antonino, mataron al Sr. Juan “Riata” y ahora el pueblo está temeroso y saben que fue tío “Chiño” el viejo sacristán de la iglesia por altercados tenidos con su hijo que era el presidente. Un pretexto porque los acontecimientos se dieron por las elecciones presidenciales entre Manuel Ávila Camacho y Juan Andrew Almazán,. El primero fue apoyado por Lázaro Cárdenas, la CTM y la CNC y calumniado por conservadores y , tachándolo de “comunista”.
Zautla, se declaró Almazanista y en contra de los” comunistas”, porque se decía que esas personas, no “les gustaba trabajar”, y eran unos vagos y con mala conducta y no se les tenían confianza y porque “querían quitarles terrenos, animales y propiedades, también porque “son enemigos de Dios” y de los católicos”.
Las confrontaciones políticas entre esos grupos dieron origen a la represión masiva y selectiva. Pues en las madrugadas, cuando el canto de los gallos, el cacarear de las gallinas, el ladrido de perros entraban al pueblo los “guardias blancas” o” cuerudos” de Brena Torres y veces el Ejército Mexicano y los ruidos nos despertaba a Ricardo y a mí que dormíamos en la cocina con cerca de carrizos que permitía ver lo que afuera sucedía.
Pasos fuertes de las botas y culatas de las armas de los soldados, que tocaban y empujaban la vieja puerta de madera, pateaban y decían groserías, exigiendo a mi abuela la presencia de mi padre, que había salido con la autoridad municipal al monte a vigilar los linderos Eso hacía refugiarnos con los animales en la montaña por: “Loma Lobo”,”Las Salinas” “El Paredón”; el “El Patín”, “La Chilar”, el “Costeño, el Maduro, la Avispa y Corona de Lumbre”, el “Arenal, el Palenque, la Gallinera, la Cerrada”.
Cruenta represión que se desata, tanto que en una mañana tranquila, como que nadie esperaba injusticias, de ¡ pronto aparecieron “guardias blancas”, entonces la gente corrió a refugiarse en lomeríos, otras se escondieron como pudieron, sin embargo, oímos balaceras y groserías contra campesinos que trabajaban terrenos de la Cofradía del Dulce Nombre De Jesús, e hiriendo al Alcalde Pafnuncio Martínez. y aprehendiendo al Presidente. Municipal Néstor Rojas y a los señores Pedro Garcés, José Núñez … a quienes torturaron , atándolos de pies y manos, sujetándolos a la cola de los caballos y arrastrándolos se los llevaron a la cárcel de Etla, donde estuvieron varios años Eso generó odio y rencor.
Mi padre, fue perseguido y considerado enemigo de Susano Hernández y la represión fue mayor a mi familia, teníamos que huir al monte con los animales, para que no fueran robados y en una de las huidas con mi abuelo, escogimos rumbo “al Arenal, el Palenque, la Gallinera, el Lluluache y la Cerrada”, donde se cultivaba maíz, pero el sufrió un accidente, una rama de manzanal le lastimó el ojo derecho y como no fue atendido médicamente, lo perdió.
Mi padre, en esa noche, nos acompañó hasta el “Palenque”, llanura de pastizales, de ahí se regresó y cuando se acercaba a la Barranca, luces de potentes reflectores lo divisaron y no le fue posible esconderse en el pozo del Sr. Tomás Santos, fue aprehendido y encarcelado, lugar donde ya estaban tres campesinos, entre la cal, arena, madera y una escalera, que mi padre la utilizó para subirse a “explorar” el techo de la cárcel, que la notó frágil y permitió que se fugaran.
Al lograrlo cada quien tomó rumbos diferentes. Mi padre escogió la iglesia y campanario, donde pensó esconderse, pero, ante el peligro de ser reaprehendido, decidió caminar en laderas y solares pedregosos y con espinas, de ahí al arenal, a la montaña y descalzo hasta donde estábamos y lo encontré sentado en un surco sin huaraches, su ropa con cal, la camisa sucia y sin sombrero. Busqué a mi abuelo y juntos nos contó lo sucedido, una hazaña inolvidable.
En la tarde me mandaron al pueblo por comida, ingresé por el panteón, para no despertar sospechas. En principio sentí miedo, pero mi abuelo exclamó: “los muertos no asustan” y me acompañó el perrito blanco y legañosos”caldurio” Mi abuela ya esperaban a alguien para saber de mi padre y tenían ya preparado tortillas, fríjol molido con hoja de aguacate, chile pasilla en vinagre y queso. Y en el monte se completaba con calabaza al horno, guayabas, caña del monte y carne de armadillo.
De regreso al monte mi abuela me acompaña a la salida de la casa, viendo frente una “luminaria” en el patio del tío Susano, rodeada por los “comunistas”.Caminamos un poco hasta una zanga cerca de la tienda de don Goyo y árboles de mango y coquitos rojos. Mi abuela me despedía con la bendición, deseándome buen camino. Cuando en la oscuridad, aparece bajo un árbol de mango, el señor Patrocinio Espinosa, tío “Chiño”, con una gorra, su red con tortillas y su machete y dijo: no tengan miedo, vengo a cuidarlos, tía Cata. Pero era buscado por la policía del Estado y aprehenderlo, por eso dormía en la copa de zapotales y nogales.
En otra noche huimos rumbo a “Piedras Blancas”, Las Salinas, Loma “Lobo” y después de pasar el río y rombo a Mazaltepec, divisamos reflectores en el pueblo y ladrido de los perros. Entonces mi padre ¡exclamó! ¡Allá vienen! ¡Ellos son! ¡Los soldados y gentes de Susano, ¡Nos persiguen! ¡Apurémonos! Y nos internamos en la montaña. Yo llevaba un caballito blanco caminando entre pastizales, con el peligro de ser mordido por una serpiente y restablecida la calma, mi abuelo empezó a recolectar leña, calentar tortillas, hacer café. Y juntos empezamos a platicar para defendernos y buscar por pueblos vecinos a personas que pudieran comprar los animalitos.
Pero las pugnas políticas, parecían no tener fin, pues el 13 de junio, de 1939 a orillas del pueblo, fue asesinado Maximino Bautista, hombre de confianza de Susano y por Patrocinio Espinosa. Entonces, mi abuela y yo, vimos al muerto cuando regresábamos de Etla, fuimos a comprar algo y celebrar el primer aniversario de mi hermano Antonio El cadáver estaba entre un surco de la milpa. No sentimos miedo y otra vez la persecución política
La división entre familias aumentó y en la escuela era poca la asistencia, los maestros preocupados, aconsejando visitar a los padres de familia a convencerlos a que sus hijas no dejaran ir a la escuela. Tarea que Pedro Chávez y yo cumplimos, no así otros compañeros y dio buenos resultados. Porque esas visitas me dejaron la costumbre de meterme en casas como lo referí en líneas anteriores.
Con el triunfo de Manuel Ávila Camacho, disminuye la represión y “los comunistas” festejan el acto. Sin embargo, no gozaron del aprecio, al contrario fueron señaladas con desprecio y empezaron a emigrar a otros lugares del estado y de la república y algunas no regresaron y los que no pudieron salir del pueblo les aplicaron la ley del hielo.
Con el tiempo, parecía recobrarse la calma, entonces el Sr. Susano, aprovechó sus relaciones políticas tenidas en Etla-Oaxaca y trabajó como secretario de un juez, disponiendo de tiempo para ir al pueblo, sin dejar de pensar en la venganza. Y en lugar conocido como “La Fresnera”, encontró al Sr. Patrocinio y lo asesina, Pues la víctima arrepentido de sus actos se confesó con el sacerdote y con los consejos de este señor, decide vivir en el pueblo y siguió desempeñándose como sacristán sin pensar en la muerte.
Similar confianza asumió el señor Susano, vivir en la comunidad, cultivar sus terrenos, “pensando” que todo se “había olvidado” y en una noche cuando regaba su alfalfa, fue asesinado a fines de los años 50. “Cerrándose” esa etapa. Después vino la aparente calma y la “reconciliación” entre los grupos en pugna. Sin olvidarse los acontecimientos
En ese ámbito, CONTINUO CON MI VIDA ESCOLAR (l939-l943)-Los maestros Daniel Jiménez Bravo y Guadalupe Chiu Colmenares, con mayores bríos realizan trabajos: enseñanza y actividades culturales. Pero no dejo la recolección de leña con los hermanos Nicolás y Taurino Mendoza, de mi barrio y veces por Epigmenio López Bautista Pero una de tantas, mis burros tomaron rumbos diferentes y como era ya de noche, preocupado decidí regresar al pueblo, pensando en los regaños por ese descuido. Pero en el paraje “La Chilar”, encontré a mi padre que iba a buscarme, le dio gusto verme y dijo: los burros están en el municipio, ahí fueron depositados por Miguel y Agustín Chávez, al “encontrarlos” como perdidos en el monte.
Pero Lo de buen leñador, lo aprendí de personas ya referidas, también de mi padre. Entonces presumía y como buen campesino, muy contento llegaba del trabajo con la ropa sucia y rota porque me gustaba el decir de la gente: ese muchacho es trabajador. Con esa confianza empecé a imitar a personas mayores y cometer errores: fumar y tomar mezcal a “escondidas” que al enterarse mi padre me dio buenas tundas. Igual sucedió cuando olvidé una vaca en el campo y al recibir severo castigo, mi padre, dijo. “Hijo, te quiero mucho, pero es necesario corregirte”. ¡Porque árbol que crece torcido jamás su tronco endereza!.
¡Bueno! No todo fue malo, también hubo enseñanzas inolvidables como las del abuelo Feliciano, viejito carismático, chaparrito, blanco, de barba cerrada, pelo ensortijado, igual a dos de sus hermanos, no a tres que eran morenos y de cabellos negros. Pero uno de esos padeció viruela y al parece fue la causa de quedar ciego y vivió en la ciudad de Oaxaca, junto a la Iglesia de La Soledad, donde pedía ayuda con su compañera Ángela, también invidente. Sin embargo, sabían de los acontecimientos sociales suscitados en el tiempo.
Mi abuelo, me orientó sin el reloj y decía: ”al lucero de la mañana es como la luna, se le llama “flojo”, una señal de la aurora, como el canto de los gallos a las once de la noche y a las 5 de la mañana el rebuznar de los burros, señal que amanece. Y con los brazos extendidos que la sombra del cuerpo no se note al estar parado es medio día que nubes blanquecinas, grises y altas, señal de granizar, helar o temblar.
Eso hacia cuando bajaba del monte en Día de Muertos, en Navidad, Año Nuevo, y en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, en Semana Santa. En la de Muertos, mi abuela adornaba el altar con flores, caña de azúcar en forma de arco para colgarle frutas, ponía pan de “muerto”, chocolate, mole, dulce de calabaza, cacahuates, manzanitas en conserva para los “angelitos” y difuntos mayores.
Y el abuelo, como yo empezaba a dormirme me llamaba, ven “Gabinito” conmigo y lo decía cuando la abuela dormía profundamente, tiempo en que sigilosamente “asaltábamos el altar” y nos comíamos lo que había. Al otro día muy de mañana, la abuela al levantarse no encontraba nada y exclamaba ¡Qué bueno! que vinieron los “angelitos”, porque se comieron todo y se fueron con gusto a la ¡Gloria!
EMIGRACIÓN- Me enteré en la escuela, al platicar que la gente salía en busca de trabajo desde en l930- l940: dos personas causaron alta en la marina, dos en el ejército y una mujer joven a trabajar en el DF, como empleada doméstica (sirvienta) y algunos hombres jóvenes en jardinería. Después la emigración aumentó y cuando vacacionaban se les recibía en la estación del ferrocarril;. No así los que se iban a trabajar por Veracruz, que lo hacían por meses, igual cuando la construcción de la Carretera Panamericana rumbo a Tlacolula.
. Por ese rumbo iba Pedro Chávez, acompañando a su papá Ricardo que se desempeñaba como mensajero y “tlacualero” por llevar alimentos a los trabajadores, Quise ir con mi amigo, pero mi padre no lo permitió. En tanto, me gustaba platicar con los señor López Ortiz, sobre la miseria, represión y desempleo, que eso no cambia y esta igual como en el Porfiriato, que no desapareció con el Movimiento Social (1910-l9l7) y aún como se describe en el: México Bárbaro de Johon Tourne y en la Rebelión de los Colgados de Bruno Traven, sobre el Valle Nacional o el de La Miseria. Actualmente la emigración es a los Estados Unidos.