Obra de Daniel Ponce, desde la época prehispánica hasta finales del siglo XX
El mural realizado por Daniel Ponce Montuy, entre 1984 y 1986, es un verdadero paseo por la historia de México.
Foto: José Luis Rubio
El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
Arlette Gutiérrez
El edificio administrativo del Gobierno del DF guarda una de las joyas más recientes del muralismo mexicano. Se trata de una obra del tabasqueño Daniel Ponce Montuy, quien entre 1984 y 1986 trazó un verdadero paseo por la historia de México, desde la época prehispánica hasta finales del siglo XX.
El mural enmarca el escudo del DF, ya que está dividido en dos partes y se ubica a los extremos de la escalinata principal del edificio ubicado en Plaza de la Constitución, «La rebelión de los pueblos sojuzgados» en el extremo izquierdo del edificio y «A pesar de todo», ubicado del lado derecho.
La primera parte de la historia, «La rebelión de los pueblos sojuzgados» comienza con motivos prehispánicos y la Coatlicue, la diosa azteca de la vida y la muerte, para después ilustrar la llegada de Hernán Cortés y la violenta conquista de los españoles, donde se puede leer «muerto pero no vencido».
Se pueden observar imágenes de la sumisión y explotación que vivieron los indígenas durante la Colonia, la alianza del clero y la monarquía, el tribunal de la Inquisición y todo termina con la presencia de Hidalgo y Morelos, personajes destacados de la lucha de Independencia.
La segunda parte del mural, titulada «A pesar de todo», muestra al México independiente totalmente convulsionado. La lucha contra la intervención norteamericana, la presencia de Maximiliano y Carlota, la llegada del ferrocarril y la dictadura de Porfirio Díaz, quien se muestra acompañado por la imagen de «La Catrina», de José Guadalupe Posadas.
Hacia el centro de este segundo mural aparece el rostro de Benito Juárez en un bloque de piedra, para después seguir con las batallas de la Revolución, protagonizadas por soldados, adelitas, indios y campesinos, con sus ropas tradicionales, acompañados por Emiliano Zapata, Francisco I. Madero y Venustiano Carranza.
Posteriormente, comienzan a aparecer imágenes del México moderno: la llegada de la industria, las luchas sociales y un episodio que marcó la vida del país, el sismo ocurrido en 1985.
Con un trazo vigoroso y lleno de colorido, Montuy supo plasmar, a la usanza de los grandes muralistas, todo el simbolismo prehispánico y la denuncia social, y todo termina con la esperanza de un futuro mejor manifestada en la gestación de un bebé.