Tepoztlán, pueblo mágico
El lugar se ha modernizado en la parte central, pero aún existen callejuelas y callejones con las características de los pueblos coloniales.
Foto: Emilio Gandarilla Avilés
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Organización Editorial Mexicana
Por los Rincones de México
Emilio Gandarilla Avilés
Tepoztlán, del Estado de Morelos, se localiza en las faldas de las montañas, en la estribación de la serranía del Ajusco, las cuales han sido erosionadas por la lluvia y los vientos, dándoles un extraño aspecto, lo que ha permitido que los naturales las designen como «montañas sagradas».
El nombre de Tepoztlán es una palabra náhuatl que significa: «lugar en el que abunda el cobre»; la presencia de este metal se manifiesta mediante diferentes fenómenos que se observan en los cerros que rodean al pueblo, estos cerros son: «El Tepozteco», donde se encuentra la pirámide dedicada al dios Tepozcaltl; «Tlahualtepec» («cerro que alumbra»); «Tlacaltepec» («cerro de la sombra del hombre»); «Chalchutepec» («cerro de las piedras preciosas»); «Yohultepec» («cerro vigilante de las noches»).
Seguramente por la presencia del cobre en las montañas, existe una gran radiación magnética en el ámbito de esta población. Según la versión de los habitantes del lugar, muy seguido se ven naves extrañas (OVNI’s) que se posan en las altas cumbres; todos estos comentarios y los fenómenos electromagnéticos que se observan, han sido aprovechados para establecer consultorios y clínicas que manejan el esoterismo, donde se atiende a personas con problemas físicos y mentales.
Los fundadores de Tepoztlán fueron los tlahuicas, cuando llegaron al Valle de Cuernavaca. Tepozcatl fue su héroe máximo, cuando murió le dieron la categoría de dios; le hicieron su templo en la montaña de su nombre y le otorgaron la paternidad del pulque.
Los misioneros dominicos construyeron en el centro del pueblo en 1565 un gran convento y una iglesia que ahora es parroquia, estos edificios tienen un estilo sobrio, semejan una fortaleza por sus almenas en techos y en las bardas que rodean el inmueble.
En el interior del templo el techo es de cañón corrido, con interesantes enervaduras góticas en el presbiterio; dentro de este edificio hay en la actualidad un museo que muestra parte de la historia de la población.
Es indudable que Tepoztlán tiene una gran influencia de atracción sobre las personas que lo visitan porque regresan, para convertirse en asiduos visitantes de este sitio.
Los domingos se saturan las calles de turistas, a tal grado que se suspende el tránsito vehicular por las calles céntricas, en las que se instalan muchos puestos donde se puede comprar mercancía hecha en México y en el extranjero.
El visitante tiene muchas opciones para divertirse visitando el convento y la iglesia, recorriendo los museos, subiendo al sitio de la pirámide, comprando artesanías o comiendo antojitos acompañados de enormes micheladas que son la especialidad de esta población morelense.
Se llega a este lugar mágico tomando la Supercarretera a Cuernavaca, después de la curva llamada de La Pera, se encuentra la desviación para Tepoztlán.